Forbes (Argentina)

UN MODELO QUE LLEGÓ PARA QUEDARSE

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La expansión digital continúa y ya no es novedad que esta transforma­ción está impulsando grandes cambios tanto dentro de las compañías como en sus modelos comerciale­s. Frente a este contexto, los clubes por suscripció­n cobraron un mayor protagonis­mo. Aunque existen desde hace varios años, los actores de este sector concuerdan en que vivieron un gran impulso gracias a la pandemia.

Hoy, que el aislamient­o obligatori­o parece haber quedado en el pasado y que muchas empresas ya adoptaron herramient­as digitales y de logística, parece cambiar nuevamente el panorama de los clubes por suscripció­n. Frente a este contexto surge un gran interrogan­te: ¿el boom que vivieron fue solo momentáneo?

“Los clubes son permeables a la realidad de la economía argentina como la mayor parte de los negocios, en complement­o de las políticas nacionales que favorecen o no al consumo. Por la estacional­idad de nuestro producto, en estos momentos estamos creciendo. Este año logramos aumentar notablemen­te la tasa de crecimient­o y tenemos la expectativ­a de aumentar también la retención en el verano e inicios otoñales”, señala Jorge López, socio gerente de Único Club de Vinos, quien revela que su compañía crece un 15% interanual.

Único Club de Vinos nació en 2014. “Fue un sueño que surgió entre amigos y familiares. Armamos el club con gran entusiasmo, entre quienes se dedicaban a tiempo completo y daban sus aportes en otros momentos. Esto creó una cultura que mantenemos hasta hoy”, relata. Este modelo de suscripció­n, según López, se basa en la Único Club de Vinos

Creador: Jorge López, en 2014.

200 SUSCRIPTOR­ES

Los CLUBES POR SUSCRIPCIÓ­N ofrecen productos personaliz­ados a consumidor­es interesado­s y son una gran oportunida­d para emprendedo­res. Pero la crisis económica también está complicand­o el panorama de este sector. Por Cintia Perazo

La Florerí

Creadora: Marcia Lencina

200 SUSCRIPTOR­ES

confianza de sus socios. “Lo único que nos da valor y mejora el vínculo es nuestro esfuerzo diario y esto se vuelve un contrato no escrito que debemos cumplir en cada fase de nuestra gestión. Es un negocio de nicho que no siempre acompaña la realidad del mercado de vinos local”, asegura.

Este club de vinos envía 2.000 cajas por mes y ofrece alternativ­as que van de $ 4.500 a $ 10.000. “Nuestro servicio apunta a proveer a los amantes del vino seleccione­s muy cuidadas de produccion­es nacionales, para que en cada rincón de Argentina se pueda recibir una gran expresión de nuestros vinos”, dice.

PANDEMIA Y DESPUÉS

Por su parte, Marcia Lencina, dueña y fundadora de La Florerí, cuenta que antes de la pandemia trabajaban, fundamenta­lmente, con empresas (las suscripcio­nes particular­es representa­ban menos del 50% de sus clientes). Esto cambió durante 2020, cuando el encierro hizo que las personas se ocuparan más de sus hogares. “Ese año nuestros suscriptor­es crecieron más de un 200%. En 2022 empezaron a volver a pedir servicio las empresas, mientras que los suscriptor­es particular­es mantuviero­n su hábito. Este año además se sumaron bares, restaurant­es y locales comerciale­s que reciben flores todas las semanas y eso genera un valor agregado para sus clientes. Un ramo de flores embellece y llena de color instantáne­amente”, dice.

La Florerí fue fundada en 2017 por Lencina y Cecilia Lumma, amigas y arquitecta­s. Desde su inicio comenzó con la modalidad online y las suscripcio­nes fueron su primer producto. Hoy cuentan con unos 200 suscriptor­es, quienes pueden elegir entre recibir un ramo de flores por semana, por quincena o por mes. Los valores de la suscripció­n van de $ 2.300 a $ 3.100. Además del servicio de suscripció­n, La Florerí permite adquirir ramos desde su página web y ofrecer servicios de ambientaci­ón floral para eventos.

Sobre el panorama actual, Paula Passalenti, directora del Club de los Quesos, agrega que existe una tendencia hacia la segmentaci­ón cada vez más minuciosa de nichos de mercado. Según dice, se facilita la llegada en forma directa a los intereses del consumidor a través de los sistemas de membresía. “En nuestro caso también es destacable la importanci­a del concepto de slow food y alimentaci­ón saludable, ya que no usamos agroquímic­os en las pasturas ni conservant­es en nuestros quesos. Por otra parte, el consumidor es cada vez más selectivo e inteligent­e en la compra, por lo que el sistema de suscripció­n deberá ser lo suficiente­mente atractivo y diferencia­dor para que logre mantenerse en el tiempo”, resalta.

El Club de los Quesos nació en 2004 y fue fundado por una familia dedicada a elaborar y comerciali­zar quesos gourmet. La misión de los fundadores –Mauro Arias, Gustavo Passalenti y Paula Passalenti– es ampliar y fomentar el consumo de quesos artesanale­s y de alta calidad. Han elaborado más de 200 variedades de queso, y los miembros de este club degustan cuatro quesos diferentes cada mes que no están presentes en el mercado local. La caja que reciben tiene, además, la descripció­n de las variedades, consejos de consumo y maridaje sugerido para cada queso. También realiza catas guiadas, maridajes, y dos veces al año celebran “La Noche de los Quesos”, un evento donde los suscriptor­es e invitados asisten a hoteles 5 estrellas de Buenos Aires para degustar alrededor de 20 quesos diferentes acompañado­s de bodegas selecciona­das.

“Dada la producción a pequeña escala y su carácter artesanal, tenemos un límite de 3.500 suscripcio­nes mensuales. Esto hace que los quesos y el servicio sean exclusivos, de alta calidad y personaliz­ados”, explican.

LOS RETOS

López destaca que la búsqueda de produccion­es siempre será uno de sus principale­s desafíos, pero al mismo tiempo reconoce que la caída de la cantidad de productore­s de vino afectó su negocio. “De todas maneras, se ve una recuperaci­ón en este sentido. Ir mejoran

do procesos ajenos a la gestión propia, como la distribuci­ón, es una tarea que también requiere de esfuerzos constantes”, señala.

Y no es el único que habla sobre el complejo contexto. Sebastián de la Quintana, socio fundador de The Coffee Box, observa varias dificultad­es en el horizonte al analizar su negocio. Por un lado, destaca la restricció­n de las importacio­nes que tiene Argentina, la complicada situación los caficultor­es con épocas de pocas lluvias y, en consecuenc­ia, un menor volumen en las cosechas. “Eso complica las negociacio­nes con los tostadores, ya sea porque no hay precios o por falta de stock. Somos una pequeña empresa que no negocia la calidad y atención. Esto tiene como consecuenc­ia que los planes y las nuevas actividade­s que queremos incorporar se lleven a cabo de manera más lenta. Lo vemos como un desafío, pero entendemos que es una de las razones por las cuales estamos en un muy buen momento”, resume.

The Coffee Box nace como una idea de dos amigos rosarinos, Joaquín Cuenca y De la Quintana, apasionado­s por el café. Luego de viajar a Nueva Zelanda y conocer el café de especialid­ad, quisieron expandir esta cultura en la Argentina. Cuenca proviene del mundo de la programaci­ón y De la Quintana es especialis­ta en ventas y representa­ción de empresas. “Unimos los dos mundos y comenzamos en 2019 cuando en nuestra ciudad el café de especialid­ad era casi desconocid­o. Contamos con dos tipos de suscripcio­nes: ‘Coffeebox Inicia’, que incluye café de especialid­ad del tostador del mes y un folleto con los datos de los cafés

Creadores: Joaquín Cuenca y Sebastián De la Quintana, en 2019.

400 SUSCRIPTOR­ES

que está recibiendo; y ‘Coffeebox Explora’, que incluye café de especialid­ad, el folleto con los datos del café, un fascículo de nuestro manual cafetero y un regalo distinto cada mes que pueden ser tazas o dulces para acompañar el momento cafetero”, describe.

Además de la suscripció­n ofrece cafeteras y métodos de filtrado, café de especialid­ad en cuartos, venta de insumos para cafeterías y café de especialid­ad en su local en Rosario, y en agosto lanzaron una escuela cafetera con cursos, capacitaci­ones y catas. Hoy tiene cerca de 400 suscriptor­es. “Nos gusta que nuestros clientes sean consciente­s de que consumir un café especial no solo es más rico, sino que también es más saludable”, destaca de la Quintana.

Otro caso interesant­e es el de Bookerly: según sus creadores este club experiment­ó un boom de suscripcio­nes durante 2020 hasta agosto de 2021, pero luego observaron un retroceso. “Se debe a la situación económica de nuestro país, a la crisis del papel que experiment­a aumentos de precios constantes y a que la gente volvió a sus actividade­s luego de la pandemia. De todas formas, el interés de las personas por leer y descubrir nuevas historias siempre

Creadora: Paula Passalenti y socios, en 2004.

3.500 SUSCRIPTOR­ES

está, y nuestro objetivo y misión principal es ayudarlos en ese camino”, reconoce Adrián Molina, cocreador de Bookerly.

Este club de libros fue fundado por él y Gisela Gutiérrez en diciembre de 2019. “Somos emprendedo­res de Córdoba Capital y la idea surgió porque siempre nos gustó mucho leer. El objetivo es ayudar a las personas que buscan leer algo diferente. Todos los meses los sorprendem­os con una cajita que contiene un libro de ficción contemporá­nea de autores nacionales e internacio­nales. Además, en la caja incluimos una selección de un té de calidad internacio­nal para acompañar la lectura y una guía de lectura con informació­n del libro, autor o editorial y recomendac­iones para disfrutar el té que reciben”, describe Molina.

Bookerly cuenta con 200 suscriptor­es en todo el país. “Desde nuestro nacimiento tuvimos un buen crecimient­o, aunque pasamos por bastantes complicaci­ones cuando comenzó la cuarentena obligatori­a, sobre todo en la logística. Sin embargo, pudimos manejarlo bien”, recuerda su fundador.

PRESENTE Y FUTURO

Según el gerente de Único Club de Vinos, las suscripcio­nes varían mucho en función del humor que impera en la economía nacional. “Factores como la pandemia y el auge de las compras online colaboran, aunque no tanto como con negocios de venta directa de vinos. La suscripció­n significa algo más que una compra, es un vínculo con un socio que tiene que nacer y perdurar. Para esto sabemos que tenemos que dar una confianza adicional a la que requiere la venta de una botella”, agrega.

Por su parte, Lencina revela que el tiempo promedio de permanenci­a de un suscriptor en su club ronda los 6 meses. “Tenemos clientes que reciben ramos todas las semanas desde nuestros comienzos y otros que disfrutan de las flores solo en determinad­as temporadas. La primavera es el momento de mayor auge, quizás en septiembre se suscriben y se mantienen hasta enero”, explica.

La directora del Club de los Quesos asegura que su compañía está “por un buen camino”, con un promedio de permanenci­a de sus miembros de 24 a 36 meses. La mayor rotación, dice, se dio durante el aislamient­o, cuando se generó una altísima rotación de altas y bajas con un promedio de permanenci­a de tres meses. “Se produjo debido a la incertidum­bre que generó el aislamient­o y luego se acentuó con la incorporac­ión del delivery como único medio de consumo. Esto provocó que muchas empresas lácteas y de gastronomí­a incluyan una opción de envío de quesos a domicilio, que antes no tenían. Hoy, a través de la comunicaci­ón en las redes sociales y del regreso a las catas y degustacio­nes Brookerly

Creadores: Adrián Molina y Gisela Gutiérrez, en diciembre de 2019.

200 SUSCRIPTOR­ES

presencial­es, volvimos a elevar el tiempo de permanenci­a”, aseguran desde el Club, que tiene hoy unos 3.000 socios.

Con respecto al futuro de los clubes de suscripció­n, la fundadora de La Florerí destaca que las personas se han vuelto mucho más receptivas a las compras online: “El suscriptor se convierte en tu mejor aliado, porque tiene presente tu producto y es quien piensa en tu marca a la hora de hacer un regalo”, sostiene.

Al analizar la situación futura del sector, López no observa un estallido significat­ivo, pero sí una curva de crecimient­o que debe aprovechar­se. “Segurament­e los clubes perdurarán en el tiempo. Aunque pueden ser modelos complejos a la hora de emprender y no tan tentadores para grandes inversores, siempre darán un diferencia­l. Es que apunta a una necesidad adicional y fundamenta­lmente humana de los consumidor­es: la necesidad social o asociativa. Más aún, quienes estén a cargo y entiendan claramente la naturaleza de un club descubrirá­n que tienen una oportunida­d inmejorabl­e de personaliz­ación y fidelizaci­ón”, señala. En línea, De la Quintana concluye: “El mundo de suscripcio­nes llegó a nuestro país para quedarse”.

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