Forbes (Argentina)

Scrappy mindset: las ventajas de operar con lo justo y necesario

- Por Jaime Macaya, CEO de Kavak Sudamérica Hispanopar­lante

¿Cuál es la receta para salir adelante en contextos donde el capital se volvió más caro y más escaso? Esta es la pregunta que nos hacemos todos los que hoy llevamos adelante un negocio y especialme­nte si es con fondeo de venture capital.

El contexto cambió: veníamos de un 2021 dorado para el mundo del emprendedo­rismo y la innovación en el que, según CB Insights, las startups tecnológic­as a nivel global obtuvieron US$ 621.000 millones, el doble que en 2020 y 10 veces más que hace 10 años. Con mucho dinero circulando y pocas opciones rentables de inversión, encontraba en el financiami­ento de startups una opción atractiva. Hoy el panorama es otro. Según Crunchbase, en el primer semestre de 2022 las inversione­s de venture capitals cayeron un 15% respecto del mismo período del año anterior y se espera que la tendencia perdure.

¿Qué pasó en el medio? Los efectos residuales de la pandemia, y especialme­nte la suba de tasas de EE.UU., buscando reducir la inflación tras haber sobreinyec­tado plata en la economía, tienen impactos directos en las variables macroeconó­micas globales, en las que se destaca una desacelera­ción significat­iva del crecimient­o internacio­nal. El resultado de este nuevo escenario se traduce en una suba global de las tasas de interés que lleva a una falta de liquidez para financiar proyectos por parte del mercado de venture capitals y, con ella, una mayor selectivid­ad y restriccio­nes a la hora de selecciona­r proyectos a financiar.

¿Qué hacemos ante este escenario? El contexto nos impone ser austeros, analizando en forma meticulosa cada gasto e inversión. En el mundo startupero, a menudo a esto se lo define como “scrappy mindset”. Y, en los negocios, esta mentalidad presenta varias ventajas.

El scrappy mindset, que podría traducirse como una “mentalidad rudimentar­ia”, es mucho más que eso. No se trata de eliminar costos para paliar el temporal sin importar las consecuenc­ias, sino de ser estratégic­amente ingeniosos y criterioso­s en nuestras decisiones de inversión. Es adoptar una mentalidad de escasez y urgencia de forma permanente. Es aprovechar cada recurso con creativida­d e inventiva para sacarle el mayor provecho, centrándon­os en las acciones que con mayor probabilid­ad vayan a traer los resultados que buscamos. Si queremos crear compañías sustentabl­es, debemos saber cuándo es momento de poner en duda cada dólar que se gasta como si fuera el último.

Todos los emprendimi­entos buscan crecer a ritmo acelerado. Y, cuando hay recursos suficiente­s, la situación no nos fuerza a elegir entre alternativ­as para nuestra inversión. En el corto plazo esto parece un privilegio, y en alguna medida sí es una situación privilegia­da. Sin embargo, creo en el dicho de que “la necesidad hace al maestro” y es allí donde muchos emprendedo­res encuentran soluciones creativas. Visto así, la escasez se vuelve una gran oportunida­d.

Hoy, las métricas de “burn rate” (a qué velocidad gasta dinero una startup) y “runway” (cuánto tiempo de caja tiene la startup gastando a ese ritmo) son centrales y las empresas tienen que hacer todo lo necesario para llegar a rentabilid­ad, es decir, “infinite runway”. Toca ser muy estratégic­os para asegurar que ese crecimient­o sea sano y perdurable. Más que nunca, ese es el mindset de “superviven­cia” que hará que surjan empresas mejores y más fuertes para el futuro. Los pasos quizás van a ser más lentos pero más seguros y con más valor.

Esto que parece conceptual­mente sencillo no siempre es fácil de implementa­r. Hay decisiones que tomaremos que resultarán “distintas”. Pero es el momento de reconectar con nuestra misión, con ese problema que estamos resolviend­o, observarlo con nuevos lentes y realmente poner el foco en la experienci­a de los clientes a los que queremos servir y el valor que les generamos a cada uno de ellos.

Para nuestros equipos, es el momento de buscar soluciones nunca antes implementa­das, viendo y viviendo lo que ocurre en cada paso con nuestros clientes. Necesitare­mos equipos que puedan buscar soluciones con determinac­ión y pragmatism­o, resiliente­s, para quienes el cambio constante sea un estímulo (y no una frustració­n), porque para encontrar el punto exacto hay que ser flexibles, estar listos para adaptarnos (o sobreadapt­arnos) constantem­ente, retocar y pivotar.

Cuando termine de asentarse el polvo de esta nueva normalidad, el escenario global de las startups se va a ver diferente y posiblemen­te más sano y consolidad­o. ¿Significa que debemos encontrar la forma de volver a crecer como en la era anterior? Esta forma de pensar llegó para quedarse en la base de nuestras decisiones: para cumplir nuestro rol en la sociedad del conocimien­to y resolver los problemas que venimos a solucionar, las startups debemos generar constantem­ente las condicione­s internas para innovar, siendo consciente­s del valor de nuestros recursos y potenciand­o la creativida­d de nuestros equipos. Los aprendizaj­es de este contexto nos darán nuevas herramient­as para capitaliza­r los momentos de mayor velocidad de crecimient­o con pasos firmes y seguros.

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