El sueño de canalizar datos en la nube
Que otros se preocupen por lo que significa. FIVETRAN está probando que se puede hacer una fortuna si uno canaliza datos de distintos lugares.
UUn hermoso día de verano, en agosto de 2021, George Fraser intentaba relajarse en la cabaña familiar junto al lago en medio de los bosques de Wisconsin. Pero el CEO y cofundador de Fivetran estaba preocupado por su trabajo y por la compañía que le había llevado nueve años construir con su amigo de la infancia Taylor Brown, cuya familia también pasaba las vacaciones en la misma zona.
Los dos tuvieron una gran idea: ayudar a las empresas a reunir datos de fuentes dispares –menciones de Twitter, transacciones con tarjetas de crédito– y luego cobrarles por canalizarlos a una compañía de análisis de datos, como Snowflake o Databricks, que, idealmente, les dirían qué significaban. Fraser y Brown habían pasado por Y Combinator. Habían recaudado US$ 160 millones. Habían estado incontables horas trabajando en los detalles técnicos. Pero todavía no habían logrado crear un pro
Relación de larga data
Las familias de los cofundadores, George Fraser (izquierda) y Taylor Brown, han sido amigas por cuatro generaciones. “Para su casamiento, mis bisabuelos les regalaron a sus bisabuelos este tope de puerta con forma de rana —cuenta Brown—. Es un regalo raro, pero ahora la tenemos como mascota de la compañía”.
ducto diseñado para grandes compañías. “Nuestra necesidad fue resolver el problema grande –dice Fraser–. Estábamos considerando un viaje plurianual”.
Uno de los miembros del directorio de Fivetran era Bob Muglia, que había sido CEO de Snowflake. Muglia sabía sobre acciones. “Steve Ballmer me dio una paliza”, recuerda. Eso fue cuando perdió clientes empresariales contra Oracle mientras era presidente de Microsoft (en 2011, Satya Nadella, actual CEO de Microsoft, reemplazó a Muglia). Bob se pasó cinco años construyendo Snowflake, pero se quedó afuera solo un año y medio antes de que la compañía tuviera uno de los IPO más importantes en la historia de Silicon Valley. Entonces, le advirtió a Fraser que se le estaba agotando el tiempo. “Arremetí contra ellos –cuenta Muglia–. Les dije: ‘Maldición. No tienen un producto’”.
Sentado detrás de un escritorio que perteneció a su bisabuelo, quien había sido presidente de Chicago Title & Trust en la década de 1930, Fraser se topó con una solución para sus problemas que era decididamente de la vieja escuela. Compraría su camino a la viabilidad. HVR, un competidor con sede en San Francisco, justo al otro lado de la bahía de las oficinas centrales de Fivetran en Oakland, había llegado antes que ellos a acuerdos empresariales. Un pajarito le había contado que estaba disponible para comprar por US$ 700 millones… pero solo si podía hacer una oferta antes del fin de semana. El acuerdo les daría ingresos y un producto que podrían perfeccionar. El problema era que Fivetran, valuada en no mucho más de US$ 1.200 millones, no contaba con el efectivo. Pero Fraser tenía muchos admiradores en Silicon Valley… y una enorme reserva de persistencia de fuerza bruta.
“Después de muchos años en la dirección equivocada, la mayoría de las personas cerrarían la empresa y se irían”, dice Geoff Ralston, presidente de Y Combinator, que, cariñosamente, considera a Fivetran como una de las últimas “cucarachas” de las más de 3.800 startups que pasaron por allí. “Lo que hacía que estos tipos fueran diferentes es que nunca creyeron que estaban en un callejón sin salida”.
Un sábado, Fraser se conectó con cinco compañías de inversión de primer nivel, incluyendo a Iconiq Capital y a D1 Capital Partners, y les dijo que necesitaba US$ 565 millones para financiar el negocio. Acordaron enviar el dinero dentro de las 72 horas. “Fue como sacar un conejo de la galera. El negocio se adelantó dos años”, dice. La transacción hizo que la valuación de Fivetran subiera a US$ 5.600 millones, pero el verdadero premio fueron los casi US$ 30 millones de ingresos que tenía HVR, provenientes de compañías con importantes presupuestos, lo que le dio a Fivetran una base más sólida que sus pares. Muchas de ellas, incluyendo a su competidora Airbyte (valuada en US$ 1.500 millones en 2021, pese a que obtuvo menos de US$ 1 millón en ingresos), dicen que están viendo de qué manera conservar el efectivo. “No tenemos ese problema porque nuestros múltiplos no son tan locos y los ingresos crecieron mucho”, dice Fraser.
La compañía, que ocupa el lugar número 27 en el ranking Cloud 100, prevé ingresos por US$ 189 millones este año fiscal (que termina en enero), más del doble que en 2021. Hoy cuenta entre sus clientes a Jetblue, Forever 21 y la cadena de pollo a la parrilla Nando’s. Forbes calcula que cada uno de los cofundadores es dueño de un 10%, lo que significa un valor neto de US$ 500 millones por cabeza (aplicamos un 10% de descuento para las compañías privadas). Martin Casado, uno de los socios en Andreessen Horowitz, que fue uno de los principales inversores en las tres últimas rondas de Fivetran, pregona que su liderazgo en el mercado de canalización de datos es “irrefutable”.
¿El argumento de venta principal? Resulta fácil de usar. “Es la cosa más ridículamente simple de instalar”, dice Muglia. Pero esa simplicidad oculta una enorme complejidad. Originalmente, el producto canalizaba datos una vez por día, a medianoche. Fraser cumplía con el ritual de quedarse despierto para monitorear los canales. Si algo se rompía, Fraser se pasaba horas arreglándolo como si fuera un plomero. “Es muy raro encontrar a alguien tan inteligente como George trabajando en un problema tan trivial”, dice Casado, el inversor (entre sus otros logros, Fraser tiene un doctorado en Neurobiología de la Universidad de Pittsburgh).
Mientras que los fondos de financiación de Fivetran –sigue teniendo US$ 200 millones en cash a su disposición– pueden parecer suficientes para que sobreviva un invierno de capitales de riesgo, Fraser dice que planea otra ronda en los dos próximos años. Decidió que Fivetran cotice en bolsa. El fracaso no está dentro de sus planes; en parte, por las presiones pueblerinas de la comunidad de cabañas de Wisconsin. “Uno escucha a qué se está dedicando la gente y hay una fábrica de rumores –dice Fraser–. La consecuencia de lanzar esta compañía fue que esta gente lo sabía. Ahora tenemos que hacerla funcionar o nunca vamos a vivir en paz”.
REFLEXIÓN FINAL
“ES MUY TRISTE QUE EN LA ACTUALIDAD HAYA TAN POCA INFORMACIÓN INÚTIL”. —Oscar Wilde