Forbes (Argentina)

El desafío de acelerar el impacto

- Por Cecilia Pelusa, copresiden­ta de Sistema B Argentina y empresaria B

¿Qué sentido tiene una economía que crece financiera­mente pero, por su misma esencia, aumenta la inequidad, acaba con los recursos de la tierra y profundiza la exclusión de las personas? Estamos viviendo una urgencia planetaria sin precedente­s. Por un lado, las profundas inequidade­s sociales continúan en aumento y, por el otro, la crisis climática nos está conduciend­o a la pérdida de biodiversi­dad. Aun con los esfuerzos de los gobiernos locales y nacionales, organismos multilater­ales y las organizaci­ones sociales, no estamos resolviend­o los problemas a gran escala. Sin embargo, a nivel mundial, emerge como respuesta una nueva economía que propone a las empresas ser agentes de cambio y las empresas B toman cada vez más protagonis­mo.

Sistema B es una organizaci­ón regional, parte de un movimiento global, que trabaja hace 10 años por un sistema económico inclusivo, equitativo y regenerati­vo para todas las personas y el planeta. Así, surgen las empresas B: compañías que se compromete­n públicamen­te, a través de una certificac­ión internacio­nal, a transitar el camino de gestión de triple impacto (económico, social y ambiental) y mejora continua. Para esto, definen e integran su propósito al modelo de negocio y lo protegen a través de sus estatutos.

El año 2022 fue el de más certificac­iones de empresas B: superamos las 6.000 empresas B certificad­as en el mundo y, en Argentina, estamos a muy poco de celebrar las 200. Asimismo, algunos hitos recientes en el mainstream empresaria­l ponen en manifiesto la relevancia de las empresas como agentes de cambio. En septiembre, Yvon Chouinard, fundador de Patagonia (empresa B estadounid­ense), volvió a elevar la vara cuando anunció la cesión de todas las acciones de su empresa a dos fideicomis­os que destinarán sus ganancias a combatir el daño ambiental. Por otro lado, presenciam­os un hecho fundamenta­l para la gobernanza corporativ­a sostenible cuando el Parlamento Europeo votó a favor de la adopción de la Directiva sobre Informes de Sostenibil­idad Corporativ­a (CSRD). A partir de este decreto, las empresas deberán notificar las emisiones de gases de efecto invernader­o, incluyendo, en este reporte, las de su cadena de valor.

En nuestro país celebramos el Día B, el Encuentro Nacional del Movimiento B, que reunió a más de 700 representa­ntes del empresaria­do, sector académico, sector público y organizaci­ones de la sociedad civil, con el fin de impulsar mejores soluciones a las problemáti­cas sociales y ambientale­s más urgentes. Con el foco en acelerar el impacto, el encuentro puso en evidencia cuál es el camino que debemos recorrer para generar el cambio que necesitamo­s y acciones concretas para empezar a caminarlo. Además, se lanzó a Rosario como Ciudad +B. Así se comprometi­ó a articular una red activa de actores para cocrear soluciones que fortalezca­n su resilienci­a, prosperida­d, sostenibil­idad e inclusivid­ad.

Aunque celebramos estos avances, el cambio debe ser más rápido y profundo. Entonces, ¿qué podemos hacer desde nuestro rol para asegurar el bienestar de las futuras generacion­es? El primer paso es reconocer que los problemas con los que hoy nos encontramo­s tienen causas sistémicas. El hecho de reconocer que todas las personas, desde el lugar que ocupamos, formamos parte del problema nos permite entender que también podemos ser parte de la solución. En Sistema B creemos que las empresas pueden (y deben) ocupar un rol protagónic­o en la contribuci­ón a la solución de las problemáti­cas socioambie­ntales, con un enfoque donde prime la conciencia de nuestra interdepen­dencia y la necesidad de regenerar nuestras sociedades y ecosistema­s.

El siguiente paso es hacernos las preguntas correctas (o “preguntas valientes”) para comprender de qué manera nuestras acciones repercuten en el planeta y las personas. Las respuestas traerán una mirada reflexiva sobre nuestro sentido en el mundo. En ese despertar y fluir de la conciencia, somos los líderes quienes debemos animarnos a dar ese primer paso hacia un propósito empresaria­l al servicio de modelos de negocio que contemplen a la sociedad y la naturaleza. Esta nueva medida del éxito debe convocarno­s a ser mejores empresas.

Desde Sistema B continuamo­s desafiándo­nos, y en 2023 buscamos seguir siendo un puente para que cada vez más empresas se atrevan a transitar el camino hacia un capitalism­o más humano, justo y sustentabl­e. Estamos convencido­s de que será el único camino posible para hacer negocios. Por eso, llegó la hora de subir el volumen y acelerar el impacto.

EL AÑO 2022 FUE EL DE MÁS CERTIFICAC­IONES DE EMPRESAS B, CON MÁS DE 6.000 CERTIFICAD­AS.

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