CRYPTOGRANJAS

En 2022 la industria cripto sufrió los sucesos más extraordinarios jamás pensados y que no tienen punto de comparación con hechos de otros años. Si bien el mundo cripto siempre se caracterizó por ser volátil, nunca tuvo tanta volatilidad como en 2022 y vivió la peor crisis de su historia, porque por primera vez fueron los bitcoiners quienes defraudaron a sus propios seguidores.

Así y todo, el bitcoin no baja la barrera de los US$ 17.000. Esto es impensado, cuando hace menos de 30 meses, en 2020 en plena pandemia, llegó a cotizar a menos de US$ 4.000. Es decir, a pesar de tantos sucesos negativos, la comunidad bitcoin no paró de crecer. Aunque parezca mentira, su base dura de “believers” (personas que creen ciegamente en esta tecnología) creció de forma constante y pareja. En 2023 pueden pasar dos cosas. La primera es que sigan apareciendo lobos vestidos de cordero, es decir, que sigan quebrando empresas grandes, referentes de la industria, que por mala praxis terminen reventando y generando pánico, miedo y pérdidas importantes a sus usuarios. Si eso sigue sucediendo, el valor del bitcoin va a seguir bajando.

Ahora bien, si eso no sucede, si no hay nuevos sobresaltos fuertes en la industria, el bitcoin va a retomar su camino alcista. Por eso nosotros seguimos trabajando con una fe ciega, porque tenemos la certeza de que el bitcoin llegó para quedarse, y es solo para aquellos que entiendan que es una tecnología que apunta al largo plazo. Si uno busca una rentabilidad inmediata, entonces se equivocó de instrumento, porque el bitcoin siempre dio ganancias en el largo plazo.