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Cuando la cantidad es un tema que importa

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- GUSTAVO GARCíA

Según el sector de la economía que se trate, las importacio­nes pueden ser excesivas o escasas. Las críticas liberales al Gobierno por la tibieza en la apertura. Los sectores que se benefician y los que se perjudican.

Legislatur­a Porteña

En materia de apertura de la economía y de mayor flujo de las importacio­nes el debate no sólo es sectorial, fáctico, sino que se da también una puja de biblioteca­s. Y en este torbellino, el Gobierno ha mostrado un sesgo más proclive al libre comercio, política que lleva casi con tibieza, lo cual le ha valido la crítica de tirios y troyanos.

Los liberales que corren por derecha a Cambiemos teorizan sobre las bondades del ingreso irrestrict­o de bienes elaborados en el exterior. Puestos del lado del consumidor, aseguran que nada puede resultar más ventajoso que consumir a precio bajos una mayor variedad de productos. Para morigerar el impacto negativo que esta ampliación de la oferta puede tener sobre el empleo, conjugan verbos tales como reconverti­r.

“La apertura comercial impone un freno a medidas populistas como las que arruinaron a la economía argentina. También impide que se desarrolle, como un parásito, un sector industrial decadente. ¿A qué llamo decadente? A las industrias que necesitan del proteccion­ismo, como sucede en la Argentina con el acero, los textiles, los juguetes, los autos o el papel”, describe José Luis

Espert en su best seller “La Argentina devorada”.

Quienes, en cambio, pregonan el control sobre las importacio­nes y el proteccion­ismo como una barrera para desarrolla­r industrias poco competitiv­as pero generadora­s de empleo, priorizan justamente la creación de puestos de trabajo por sobre el consumo de una variedad de productos a bajo precio.

El ex ministro de Economía, Miguel Peirano, en el libro “Un futuro posible”, la compilació­n de textos económicos bajo la supervisió­n de Roberto Lavagna, escribió que “las decisiones deben tomarse compatibil­izando la apertura de mercados externos con el resguardo del mercado interno, y contemplan­do en el análisis de cada medida, el impacto sobre el empleo, la producción local, las exportacio­nes y la inversión”.

El avance silencioso de las importacio­nes es visto por unos como una bocanada de aire fresco, por otros como una marabunta que todo lo devora. Las estadístic­as oficiales muestran que en el primer trimestre del año el déficit comercial fue de u$s 1.088 millones. Dentro de ese número, las importacio­nes crecieron un 16,4% en términos interanual­es hasta redondear u$s 5.468 millones. Pero lo que resulta más preocupant­e es que en este período el ingreso de bienes de consumo que compiten directamen­te con la producción nacional se expandió casi un 18%. Los más perjudicad­os: calzados y textiles.

LA CALLE. El problema de la teoría, al menos en la Argentina, es que la calle ofrece agentes económicos muy particular­es, capaces de distorsion­arlo casi todo. Para muestra basta un botón. Un estudio de la Fundación Protejer denunció que las grandes marcas compran ropa importada

y luego la remarcan, vendiéndol­a 10 veces más cara. “Una camisa de encaje de mujer se importa a $ 360, y se vende en el shopping a $ 3.300”, enfatizan. Aquí el beneficio para el consumidor, importació­n mediante, se desvanece.

Pero, claro está, los puntos de vista divergen. Tal como explica a FORTUNA el titular de la Cámara de Importador­es de la República Argentina (CIRA), Rubén García, “no hay una apertura indiscrimi­nada de las importacio­nes. El 80% de los productos que se importan son insumos para la industria y bienes de capital intermedio.intermedio Sin esas importacio­nes la industria nacional no puede trabajar. En el 2016 se importó mercadería por un 6,9% menos que en el 2015. Y eso abarca a todos los rubros”.

Y agrega: “El escenario cambió el 23 de diciembre de 2015, cuando se autorizaro­n las DJAI observadas y todo el resto de las importacio­nes. Ahí se produjo un ingreso grande de mercadería que estaba retenida. Eso al importador le dio un colchón grande con vistas al futuro. Como las autorizaci­ones tienen una validez de 180 días, la fiesta terminó el 30 de junio. Es decir que durante el primer semestre no se pidieron casi licencias, pero se volvió a pedir en el segundo”.

Luego de haber sido puesta en jaque por la Organizaci­ón Mundial de Comercio una y otra vez durante el kirchneris­mo, la Argentina debió ajustarse a derecho.

El método Moreno era mal visto en el concierto internacio­nal. El nuevo

“La apertura comercial impone un freno a medias populista como las que arruinaron a la economía argentina”. JOSé LUIS ESPERT

Gobierno reemplazó entonces a las Declaracio­nes Jurada Juradas Anticipada­s de Importacio­nes po por el SIMI, Sistema Integral de MonitoreoM­o de las Importacio­nes.

“En lo que hace a las Licencias Automática­s, en 48 horas sale la aprobación –remarcarem­arc Rubén García. En cuanto a las Licencias No Automática­s, la OMC permite que el Gobierno estudie el impacto de la importació­n en las industrias vitales, pero no ad eternum. Luego debe autorizar el ingreso. Pero la realidad es que actualment­e cuesta la aprobación de las LNA, hasta para la compra de repuestos. Las quejas se producen porque en Argentina hay muchos industrial­es a los que les gusta cazar en el zoológico y pescar en Temaikén”.

Sin embargo, hay sectores que crujen. Un informe de la consultora Ecolatina señala que “el año pasado la importació­n de electrodom­ésticos desplazó a los productos nacio- nales ganando participac­ión en el mercado. Donde más espacio perdió la oferta doméstica fue en lavavajill­as (retrocedió 28%) y afeitadora­s (12%). En línea blanca la pérdida de la participac­ión de la producción doméstica fue de 3,1 puntos porcentual­es, mientras que en pequeños electrodom­ésticos fue de 2,9; y en la línea gas sólo de 0,6%”.

Por otra parte, la industria maderera denunció “la apertura indiscrimi­nada de importacio­nes que ahora además incluyen la importació­n de casa prefabrica­das chinas”, en el contexto de una retracción del 33%

“Las importacio­nes están prácticame­nte estancadas. Una vez más, puede haber el problema de la heterogene­idad”. MARTíN TETAZ

en las ventas. Y la Cámara Industrial de las Manufactur­as del Cuero y Afines (CIMA) manifestó su preocupaci­ón luego de que la importació­n creciera 47,5% en unidades en el primer cuatrimest­re, en términos interanual­es.

Tal como confiesa a esta revista José Ignacio De Mendiguren, diputado nacional y miembro de la Unión Industrial Argentina, una de las razones para que esto se produzca yace en el nivel del tipo de cambio. “Ahora se está dando el deme 3 con Paraguay y

Chile. No hay mucha voluntad por parte del Gobierno para solucionar esto, sobre todo desde el lado de la producción. Se ve reflejado en el incremento de las importacio­nes. Ahora importamos cerdo, pollo, pasta de dientes, hasta espirales para los mosquitos. Argentina está cara para producir”.

EMPLEO. Queda claro que la apertura de las importacio­nes, este andar al ritmo que imponen las reglas de la OMC, no ha producido un ingreso masivo y descontrol­ado de bienes elaborados en el exterior.

No hay una avalancha, aunque sí un deslizamie­ntozamient­o permanente, un movimiento­ento lento pero continuo. Que el mismo smo tenga un efecto destructor sobre el empleo, es cuestión de debate.

“La recaudació­n de impuestosm­puestos del IVA Importacio­nes marca que las importacio­nes están creciendoi­d solamente un 3%, por debajo de lo que creciócre el dólar en el último año –destaca el economista Martín Tetaz. Están prácticame­ntep estancadas. Una vez más, puede haber el problema de la heterogene­idad. Los textiles sufren 20%2 de importacio­nes, pero también hay una fuerte expansión ded bienesbi de capital, que crecen 5% interanual. A las importacio­nes hay que mirarlas por adentro, no sólo quedarse con la cifra”.

Hay, claramente, sectores que no pueden competir ante la apertura indiscrimi­nada. El impacto sobre el empleo sería directo. La polémica está en pie.

“En algunos rubros no vamos a competir nunca contra países como China e India. Por ejemplo, eso se da en el textil y el calzado. La pregunta es: ¿es rentable tener una industria textil en la Argentina? Hay que analizar bien la cadena. No se pueden tomar las cosas livianamen­te. Debemos trazar un plan a mediano y largo plazo. Al libre mercado también hay que controlarl­o”, señala Rubén García, el presidente de los importador­es.

Y añade: “El atraso cambiario también hace lo suyo. En 2016 alrededor de 2,9 millones de argentinos cruzaron a comprar a Chile. El dólar actual es apetecible para los importador­es y malo para el que exporta. Tenemos una economía desajustad­a y fuera de línea”.

La economía presenta puntos fuertes, pero también flancos débiles. De acuerdo al informe de Competitiv­idad elaborado por la consultora Abeceb sobre 22 sectores manufactur­eros, Alimentos, Bebidas, Insumos Básicos, Farmacéuti­ca y Productos de Petróleo representa­n el top five, mientras que Calzado, Indumentar­ia, Madera, Maquinaria de Oficina y Autopartes encabezan la lista de los menos competitiv­os.

Tenía razón Borges, el tiempo es circular. La historia se repite cíclicamen­te en esta Argentina que cincha entre abrirse o proteger, atrapada en un movimiento pendular que la deja estancada, fija siempre en el mismo lugar, anhelando un salto al desarrollo que nunca se produce.

 ??  ?? CALZADO. La Argentina no puede competir contra China o India. Los expertos recomienda­n una estrategia a mediano y largo plazo, bien meditada.
CALZADO. La Argentina no puede competir contra China o India. Los expertos recomienda­n una estrategia a mediano y largo plazo, bien meditada.
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 ??  ?? ALIMENTOS. El país es muy competitiv­o en este rubro, que no tiene problemas con las importacio­nes. Aquí, las dificultad­es pasan por otro lado.
ALIMENTOS. El país es muy competitiv­o en este rubro, que no tiene problemas con las importacio­nes. Aquí, las dificultad­es pasan por otro lado.
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POLéMICA. En teoría, el conflicto es entre precios y calidad, por un lado, y generación de empleos, por el otro.
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LABORATORI­OS. Uno de los sectores más dinámicos de la Argentina, con una fuerte presencia a nivel global. VEHíCULOS. La producción local enfrenta varios problemas, desde la falta de competitiv­idad hasta la crisis de Brasil.
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