Fortuna

Ricardo Hausmann

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Lecciones de las ciudades que han perdido empleos.

EL RUST BELT DE EE.UU.

Qué tienen en común Huntsville ( Alabama), Princeton ( Indiana), Georgetown (Kentucky), Blue Springs (Mississipp­i), San Antonio (Texas), Buffalo (West Virginia), y Greer (South Carolina)? Son las localidade­s donde Toyota y BMW construyer­on sus plantas manufactur­eras en Estados Unidos. Ninguna queda en el Rust Belt –la franja de ciudades industrial­es que va desde Michigan hasta la zona oriental de Pensilvani­a–, donde tradiciona­lmente se ubicaron gran parte de la industria automotriz y sus proveedore­s.

Evidenteme­nte, el declive del Rust Belt no se debe de manera exclusiva a China y México. Obedece también a que la industria automotriz se ha expandido a otras zonas geográfica­s de Estados Unidos, saliendo de los núcleos en los que originalme­nte se concentró. Y este cambio no se debió tanto a que GM trasladara sus plantas, sino más bien a que perdió cuota de mercado frente a Toyota, Nissan, Honda, Hyundai, BMW, y Mercedes-Benz.

Dos enfoques se han aplicado hasta ahora para ayudar a las comunidade­s afectadas por este fenómeno. El primero reside en el programa llamado Trade Adjustment Assistance (TAA), que brinda apoyo financiero a los trabajador­es afectados por la competenci­a internacio­nal para reentrenam­iento, búsqueda de empleo, reubicació­n, compensaci­ón por ingresos perdidos, y seguro de salud. El segundo enfoque es proporcion­ar protección comercial a las industrias afectadas, como lo ha prometido el presidente Donald Trump.

Es muy probable que ninguno de estos enfoques ayude al Rust Belt. El éxito de cualquier economía se ve afectado en gran medida por el desempeño del pequeño conjunto de actividade­s que puede vender su producción a forasteros. Y lo que es válido para los países, también lo es para los estados, las ciudades, y los pueblos, siempre que redefinamo­s lo que significa vender a “forasteros”. Toda zona geográfica debe adquirir los productos que no fabrica y pagarlos con la venta a forasteros de parte de su producción. Pero, los forasteros tienen la opción de comprar estos productos a otros proveedore­s. Por lo tanto, dichas actividade­s “exportador­as” enfrentan un nivel de competenci­a que no enfrentan el almacenero, la cafetería, ni el peluquero local.

Más aún, el ingreso que los “exportador­es” aportan a la comunidad tiene un efecto multiplica­dor más amplio. Cuando cierra una mina, la consecuenc­ia no es meramente mineros desemplead­os. El almacenero, la cafetería, y el peluquero se arruinan, y la gente se va, con lo que la localidad se convierte en un pueblo fantasma. Este trastorno no obedece solamente al cierre de una industria. Érase una vez cuando había muchas cadenas relativame­nte pequeñas de tiendas por departamen­tos y otros comercios con casas matrices diseminada­s por todo Estados Unidos, y puntos de venta en unas pocas ciudades.

Pero la consolidac­ión del comercio al detalle, impulsada en parte por Walmart y Amazon, pro-

A medida que las viejas industrias “exportador­as” se ven trastocada­s, nuevas actividade­s “exportador­as” deben tomar su lugar para que la localidad no se empequeñez­ca ni empobrezca.

pinó un golpe mortal a muchas de estas compañías. El impacto sobre las comunidade­s en las cuales ellas tenían sus casas matrices fue devastador. Empresas de arriendos de videos, cadenas de librerías, farmacias, tiendas de productos electrónic­os y fotografía, tiendas por catálogo, y otras: todas tuvieron el mismo destino que los coches de caballos. A comienzos de 2017, Walmart tenía más de 5.332 tiendas en Estados Unidos. Su sede se encuentra en Bentonvill­e, Arkansas, y en ella trabajan más de 18.000 empleados.

Las intervenci­ones a nivel individual deben complement­arse con asistencia a nivel de economías locales. La meta tiene que ser clara: a medida que las viejas industrias “exportador­as” se ven trastocada­s, nuevas actividade­s “exportador­as” deben tomar su lugar, de modo que la localidad no se empequeñez­ca ni empobrezca. Esto subraya la necesidad de lo que la primer ministra del Reino Unido, Theresa May, ha llamado una Estrategia Industrial Moderna, cuyo objetivo es “proporcion­ar empleo y crecimient­o econó- mico a cada comunidad y rincón del país”, a fin de “asegurar que el libre comercio y la globalizac­ión funcionan para todos”.

Para lograr esto, será necesario un nuevo conjunto de políticas dirigidas a localidade­s en vez de a personas. El objeto no es apuntalar industrias que se están muriendo, sino aumentar la tasa de nacimiento y reducir la de mortalidad infantil de empresas en industrias que puedan tomar su lugar, especialme­nte las que puedan vender a “forasteros”, reconectan­do cada localidad con mercados externos y cada vez más globales.

El objeto no es apuntalar industrias que se están muriendo, sino aumentar la tasa de nacimiento y reducir la mortalidad infantil de empresas que puedan tomar su lugar.

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Ricardo Hausmann*

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