Fortuna

BICICLETA E INFLACIóN

- POR CEFERINO REATO

La nota de tapa es casi de servicios: cómo subirse a la bicicleta f i nanciera alimentada por el Banco Central, en el cual el gobierno del presidente Mauricio Macri ha depositado el combate central contra la inflación.

Es cierto que el tipo de cambio es flotante, pero la banda en la que se mueve está muy influida por el manejo de la tasa de interés, si bien eventos imprevisto­s, como la crisis en Brasil, pueden empujar al dólar hacia arriba.

Hasta los comicios de octubre se prevé que el gobierno seguirá así porque su objetivo número uno en materia económica es bajar la inflación con esos instrument­os.

Una cierta estabilida­d en los precios sería una buena carta de cara a los comicios de octubre. Para eso, el gobierno postergó aumentos en las tarifas del transporte y de otros servicios. También podría demorar el final del fútbol gratis, previsto para julio.

El precio a pagar es alto. Por un lado, el crecimient­o este año será mínimo; a algunos sectores (el campo; la construcci­ón, en especial por la obra pública, y los bancos) les irá mejor que a otros. Es que la tasa de interés, junto con la presión impositiva, no invita a las inversione­s productiva­s en otros sectores.

Por el otro, el consumo sigue en un pozo, según revelan los datos de ventas reales en los supermerca­dos y los shoppings.

Los estrategas del oficialism­o confían en que no sea la economía sino la política –reducida a la opción entre “el pasado populista” y “el futuro republican­o”– la que defina el voto de la mayoría, en especial en la provincia de Buenos Aires. Para el oficialism­o, son elecciones cruciales: afirma que solo un triunfo de los candidatos de Macri, en especial en Buenos Aires, atraerá en masa a las inversione­s productiva­s y permitirá al gobierno encarar una combinació­n de ajuste y reformas para bajar el gasto público, que representa el 46 por ciento del Producto Bruto Interno.

En definitiva, ahí está la verdadera causa de la inflación y del estancamie­nto económico.

La jugada es arriesgada salvo que el triunfo oficialist­a sea muy amplio. En los últimos días, la ex presidenta Cristina Kirchner reabrió la posibilida­d de que se presente como candidata a senadora en el distrito bonaerense.

En principio, es una buena noticia para los principale­s estrategas del oficialism­o debido a que nadie como ella encarna el “pasado populista” al cual los candidatos del gobierno invitarán a sepultar en las urnas al electorado.

Si Cristina se presenta y pierde, el kirchneris­mo/cristinism­o habrá sido enterrado y Macri tendrá más fuerzas para encarar el último bienio de este mandato.

Claro que si el oficialism­o no gana en Buenos Aires, el gobierno de Macri quedará muy debilitado. Es el riesgo de haber apostado tanto a las elecciones de medio término.

La verdadera causa de la inflación y del estancamie­nto es el gasto público, pero el gobierno dice que no se puede tocar hasta octubre.

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