Eduardo Babor “La obesidad es la madre de otras enfermedades”
El especialista en cirugía bariátrica revela por qué Argentina es uno de los tres países que ha triplicado su tasa de obesidad. “El 60% de la población tiene sobrepeso”, asegura. Causas y consecuencias de una epidemia.
El especialista en cirugía bariátrica revela por qué Argentina es uno de los tres países que ha triplicado su tasa de obesidad. Causas y consecuencias de una epidemia.
De símbolo asociado a lo saludable a epidemia; de preocupación estética a enfermedad crónica. La obesidad ha transitado una larga parábola hasta convertirse en una dolencia que no sólo condiciona la vida del paciente, sino que impacta de manera directa sobre la sustentabilidad del sistema de salud público y privado.
Las estadísticas abruman. En las últimas tres décadas la Argentina ha triplicado su tasa de obesidad. El 60% de la población tiene sobrepeso y el 27% es obeso. “Así no hay sistema que aguante”, destaca el doctor Eduardo Babor, especialista en cirugía bariátrica y cabeza de un equipo multidisciplinario de tratamiento de la enfermedad.
FORTUNA: ¿La obesidad está reconocida como una enfermedad en la Argentina?
BABOR: La obesidad viene siendo tratada desde hace más de 40 años, pero cobra auge en los ’90 con el advenimiento de la técnica de cirugía laparoscópica. Acá se le da lugar como enfermedad en 2008 cuando se sanciona la Ley de Obesidad, donde están abarcados los tratamientos médicos y quirúrgicos. Hasta ese entonces la obesidad, desde el lado profesional y también desde la sociedad, era un problema estético.
FORTUNA: ¿Acompañamos la tendencia mundial o la enfer-
medad empezó a ser un verdadero problema en nuestro país?
BABOR: Argentina, Estados Unidos y Canadá son los tres países que han duplicado y triplicado su tasa de obesidad en los últimos treinta años. En América latina lideramos cómodos la tasa de obesidad. El 60% de la población tiene sobrepeso y el 27% tiene obesidad mórbida en sus distintos grados. Eso dio lugar al reconocimiento de las enfermedades que vienen como consecuencia de la obesidad. Podríamos decir que es la madre de muchas otras enfermedades.
FORTUNA: ¿Por qué avanza la obesidad en el mundo?
BABOR: Es una enfermedad multifactorial porque tiene un origen genético, uno social y otro econó- mico. Así como el progreso trae muchos beneficios, también trae muchas contras. Hace 40 años los chicos jugaban en la calle, caminábamos hacia el trabajo, para cambiar el canal del televisor había que levantarse. La tecnología nos llevó hacia el sedentarismo. Los chicos están encerrados con la computadora, también como parte de un cambio social vinculado a la inseguridad. A esto hay que sumarle la industrialización de los alimentos. Antes la mujer como ama de casa cocinaba alimentos saludables, pero su incorporación al área laboral hizo que se perdiera la comensalidad familiar. Hoy ocupan otro rol y la cocina es reemplazada por todo lo rápido.
FORTUNA: ¿Cuándo se detecta esta escalada en la obesidad?
BABOR: En los últimos 25 años se ha duplicado y casi triplicado la tasa de obesidad. Uno de cada tres chicos ya entra en el rango de la obesidad. ¿A quién va dirigida la publicidad de los alimentos hoy? A los chicos. Y todos esos alimentos son procesados, ricos en grasas e hidratos de carbono, más una serie de químicos que necesitan para ser conservados por mucho tiempo. Ha cambiado la forma de alimentación. La comida chatarra vino a solucionar muchos problemas, pero crea otros.
FORTUNA: ¿Se está produciendo una toma de consciencia desde la empresa?
BABOR: Se está intentando, pero hay que pelear con las grandes empresas. En algún momento, cuando el doctor Alberto Cormillot ocupó un cargo en el Ministerio de Salud, intentó modificar esto, pero es una pelea desigual. ¿Cómo se hace para que una gaseosa sea gravada y cueste 100 pesos?
FORTUNA: ¿Cuál es el costo de la obesidad para el sector público y para el privado?
BABOR: La obesidad tiene costos directos y costos indirectos. Esto para todo lo que son las empresas de salud, privadas o estatales. Como consecuencia de la obesidad, el paciente tiene hipertensión, diabetes o tantas otras dolencias. Si no tiene cobertura, el Estado se tiene que hacer cargo de darle la insulina y los antihipertensivos. Si tiene cobertura, irá por ese canal. Eso tiene un costo directo, el pago de los insumos. Los indirectos son el tratamiento de las potenciales complicaciones de la obesidad. Por ejemplo, la obesidad puede generar diabetes y el diabético puede tener problemas cardiovasculares. Todo esto está estimado en cifras para un pagador. Si uno trata la enfermedad de base, el ahorro es una cifra sideral.
FORTUNA: ¿Esto implica educar al consumidor?
BABOR: Se calcula que para el año 2025 habrá 2.300 millones de pacientes obesos. Con los diabéticos la proyección es similar. Los costos son siderales. Hay costos para el Estado, para las empresas aseguradoras de salud, para el paciente que no puede trabajar y no logra reinsertarse en el mercado. El costo de un paciente obseso es altísimo en tratamiento, consultas médicas, ausentismo. Si se trata la obesidad, eso parece que cuesta mucha plata desde lo quirúrgico, pero al cabo de seis meses o un año el pagador recupera la inversión. La obesidad es la tercera causa de muerte de enfermedades no transmisibles.
FORTUNA: ¿Qué perfil tiene el paciente que llega a la intervención quirúrgica?
BABOR: Cuando el paciente llega a la intervención es porque ha agotado todos los medios. Es la última instancia. Depende del grado de
“Cuando el paciente llega a la intervención es porque ha agotado todos los medios”. “En América latina lideramos cómodos la tasa de obesidad. La tecnología nos llevó hacia el sedentarismo”.
obesidad. Hay pacientes que son obesos desde la infancia y pesaban 70 kilos a los 10 años. Del porcentaje total de pacientes obesos, sólo el 10% logra bajar todo el exceso de peso y mantenerlo en el tiempo. El problema no es bajarlo sino mantenerlo. Entonces hay un 90% de posibilidades de fracaso. El paciente tiene que saber que debe cambiar de hábitos, que no hará más dieta sino que comerá menos. La cirugía es una herramienta. Es mentira que luego tienen que comer papilla toda la vida. Para que la cirugía tenga éxito la condición es que el cirujano tenga un equipo multidisciplinario que lo acompañe. Hay un antes y un después. El antes es la preparación del paciente por parte de un equipo multidisciplinario donde hay una tríada: nutrición, psicología y clínica médica. Deben descender entre un 5% y 10% del exceso de peso antes de la cirugía para comenzar la reeducación y porque baja el riesgo quirúrgico por cada kilo.
FORTUNA: ¿Cuánto tiempo demanda todo este proceso?
BABOR: Los pacientes pasan entre tres y seis meses en que comprenden hacia dónde van y se preparan. Luego hay casos especiales, por ejemplo un paciente de más de 200 kilos tal vez necesite un año. El apto lo da el equipo multidisciplinario. El paciente operado comienza con dieta líquida, papilla, luego mastica, al tercer mes incorpora alimentos y lo acompaña con suplementos vitamínicos. Acá vienen pacientes que toman 24 comprimidos diarios y que gastan una fortuna en esa medicación. Esos comprimidos tienen un costo directo para el paciente y para la obra social. Eso se cambia por calcio, dos inyecciones de hierro y algún otro complemento de vitamina C. Si se hacen las cuentas, reducen el 85% del gasto.
FORTUNA: ¿Las empresas de
“La obesidad es una enfermedad multifactorial porque tiene un origen genético, uno social y otro económico”.
“El paciente tiene que saber que debe cambiar los hábitos y que comerá menos”.
medicina prepaga contemplan la cobertura de la cirugía bariátrica?
BABOR: Una de las dificultades que se tiene es que la Ley de Obesidad pone una serie de parámetros para que el paciente se opere. Tiene que tener una obesidad de más de cinco años de evolución, tiene que haber fracasado en tratamientos previos, el índice de masa corporal debe ser de 35 (el peso del paciente dividido por la altura al cuadrado). En la tabla, por debajo de 22 es desnutrición, entre 23 y 28 es saludable; a partir de 30 es obesidad tipo 1. Las gerenciadoras y las prepagas se basan en esa ley. Si me pongo del lado de una empresa de salud, se abre la puerta y la empresa se funde. Esto es una epidemia. El administrador tiene que administrar al paciente obeso, al hepático, al diabético… La ley es ambigua y hoy se operan pacientes con menos de 35 de masa corporal. La idea es consensuar qué pacientes operar y cuándo. Así no hay sistema que aguante. La ley impone dos años de tratamiento previo, pero a un diabético de difícil manejo no se lo puede hacer esperar tanto. Se mezcla lo económico con lo médico. La pregunta es qué hacemos mientras tanto.
FORTUNA: ¿Se puede hablar de curación en la obesidad?
BABOR: Es una enfermedad crónica. Y como es de origen multifactorial, uno de los problemas es el aspecto psicológico. Y la comida es la droga. El control debe ser permanente por parte del equipo multidisciplinario.
FORTUNA: ¿Es elevado el costo de la cirugía bariátrica?
BABOR: La cirugía es cara porque se necesitan una serie de insumos para dar seguridad. Esos insumos son todos importados. Operamos con pistolas que disparan ciertos cartuchos con clips. Corta y deja suturado el tejido. La pistola descartable cuesta $ 15.000 y los cartuchos tienen un costo de hasta $ 6.000, y se pueden usar tal vez 8. Hay un gasto de insumos importante. Si no se usan los insumos de calidad corre peligro la integridad del paciente. Se necesita operar en un lugar con la complejidad necesaria como para resolver cualquier contratiempo. Todo eso hay que pagarlo. A veces hace falta equipamiento especial. Tuve un paciente cuyo perímetro de cintura era 1,70 metro y no entró en ningún tomógrafo. Desde el punto de vista económico, al tomógrafo especial alguien lo tiene que comprar. Como también alguien paga la camilla o la cama más ancha. Así se suman costos, tanto para el Estado como para las obras sociales o las prepagas. Entonces hay que buscar el equilibrio. En un país pobre como la Argentina, esto se vuelve muy difícil.
“Se calcula que para el año 2025 habrá 2.300 millones de pacientes obesos. Con los diabéticos, la proyección es similar”.