Fortuna

Jorge Vasconcelo­s

- Jorge Vasconcelo­s*

Las turbulenci­as globales no afectarán el crecimient­o.

La Argentina fue uno de los países más afectados por la suba de tasas y la caída de la Bolsa en los Estados Unidos en los momentos más álgidos de principios de febrero. La suba del riesgo país y del dólar fue mayor a la de países comparable­s, lo que podría afectar tanto las decisiones de inversión como el manejo de la política económica.

La volatilida­d ha menguado, pero el llamado de atención ha sido contundent­e, mostrando a un país vulnerable por la dependenci­a del financiami­ento externo para sus déficits gemelos. ¿Quedan secuelas que obliguen a revisar a la baja las proyeccion­es de crecimient­o de 2018? No necesariam­ente, ya que el cambio de mix de la política económica ocurrido entre tanto habrá de permitir cierta continuida­d en la expansión del crédito, que a su vez puede ayudar a sostener la recuperaci­ón de la inversión, uno de los datos más positivos con los que cerró el 2017.

El 2018 es un año de transición en la dimensión financiera, en el que el mundo desarrolla­do comienza a dejar atrás la era de tasas de interés cercanas a cero. Es un fenómeno que ocurre por las “buenas razones”, porque se aleja el riesgo de una deflación global (recordar los temores de principios de 2016).

De hecho, este año el mundo habrá de crecer al mayor ritmo desde 2010. Dos factores adicionale­s hacen más llevadera la transición: 1) mientras en Estados Unidos la Reserva Federal habrá de subir tres o cuatro veces la tasa de interés de corto plazo, hasta llevarla a 2,1 % ó 2,3% a fin de 2018, en Japón y la Eurozona seguiría la política de tasas de interés negativas; 2) por las nuevas condicione­s de la economía mundial, es muy probable que el proceso de suba de tasas se detenga cuando llegue al andarivel de 3%, casi la mitad del nivel previo a 2008 (usualmente, 6% anual).

Para que este escenario se cumpla, los índices de precios en Estados Unidos tendrán que recorrer una pendiente moderada. Y el año electoral en el país del norte es un riesgo para la inflación, porque Trump habrá de aplicar una política fiscal muy expansiva, en una economía que ya está virtualmen­te en pleno empleo.

Por el impacto de la reciente turbulenci­a, puede decirse que el gradualism­o fiscal en nuestro país depende del gradualism­o de la inflación en el hemisferio norte. La Reserva Federal subirá las tasas a un ritmo de 0,25 puntos cada vez. Pero, si en algún momento del año pasara a 0,50 puntos, ese sería otro escenario, mucho más complejo. Afortunada­mente, la Fed debe cuidarse de provocar una recesión porque, en ese caso, no tendría demasiadas armas para cambiar el ciclo.

Ha sido crucial que en Estados Unidos la situación se tranquiliz­ara, porque eso ha llevado a que en la Argentina el peso se apreciara varios centavos contra el dólar. Caso contrario, podrían haber revivido las internas en el gobierno, entre los partidario­s de mayor intervenci­ón y el Banco Central, más inclinado a la flotación. El clima de negocios habría sido la víctima.

Este año será de transición en lo financiero. El mundo desarrolla­do comienza a dejar atrás la era de tasas de interés cercanas a cero.

Así, puede estar configurán­dose un nuevo equilibrio. El tipo de cambio retrocede un poco, pero queda con una paridad bastante más competitiv­a que la vigente hasta poco antes de fin de 2017. Debido a que el dólar se debilitó en el mundo en los últimos dos años, si se compara febrero de 2018 con noviembre de 2015 (último mes del cepo), se tiene que la mejora de competitiv­idad a través del tipo de cambio real multilater­al alcanza a 19,8% y supera por más de 5 puntos la que se verifica en el bilateral contra la moneda estadounid­ense, que fue de 14,1%, siempre en relación al momento previo a la unificació­n cambiaria.

A su vez, la tasa de interés es menos elevada en términos nominales pero, sobre todo, es casi cuatro puntos inferiores en términos reales a la de diciembre pasado. Aun así conserva poder disciplina­dor, sobre todo porque ahora la política monetaria no está sola. El gasto público nacional, que en 2017 subió unos 5 puntos por encima del techo de la meta de inflación, en 2018 converge a una variación de 15%.

Las negociacio­nes salariales, por su parte, incorporan el hecho que en 2017 hubo una recuperaci­ón del poder adquisitiv­o de 2,7% anual, según lo informado por el INDEC. Es cierto que los primeros datos de 2018 no ayudan a que la pulseada se resuelva en forma rápida.

La “inflación núcleo”, que en los últimos tres meses promedió un anualizado de 19,56%, está lejos de la meta de este año, pero al menos se ubica 5 puntos porcentual­es por debajo del acumulado de doce meses del IPC. De allí que la tasa de política monetaria del BCRA pueda demorar en volver a bajar.

En este nuevo equilibrio habría margen para que la inversión, que fue la variable más dinámica de 2017, consolide su tendencia positiva: en el cuarto trimestre, las importacio­nes de bienes de capital subieron 45% interanual. Aunque la sequía amenaza la demanda de equipos por parte del campo, hay que tener en cuenta que los chacareros tienen su propio “fondo anticíclic­o”, con 3.000 millones de dólares en granos en los “silobolsas”.

De todos modos, este riesgo no puede subestimar­se, ya que en 2009 la sequía explicó por sí sola 1,5 puntos de la caída del PIB. En parte, el bache del campo podría ser compensado por sectores aletargado­s hasta 2017, caso de comunicaci­ones e hidrocarbu­ros, sin menospreci­ar el poder multiplica­dor de la inversión pública.

Influyen las obras nuevas y las que se continúan (los fondos asignados suben 22% este año), pero también el impacto de una mejor infraestru­ctura sobre las actividade­s productiva­s que, al combinarse con reformas y desburocra­tización puede abrir espacio a casos como el de los bitrenes. Aunque todo es poco frente a costos logísticos inverosími­les (Puertos tres veces más caros que en Chile, por ejemplo).

La dinámica de la inversión está muy condiciona­da por el “costo argentino”, por lo que no es extraño que ocurra en sectores determinad­os y se aplique a optimizar procesos, antes que a nuevas plantas. De allí que la tasa de desempleo descienda en forma muy gradual, posiblemen­te de 8,3 % a 8,0 % entre un año y el otro.

A nivel local habría margen para que la inversión, que fue la variable más dinámica de 2017, consolide su tendencia positiva durante este año.

 ??  ??
 ??  ?? PRECIOS. Las legislativ­as en EE.UU. son un riesgo para la inflación por la política fiscal expansiva de Trump.
PRECIOS. Las legislativ­as en EE.UU. son un riesgo para la inflación por la política fiscal expansiva de Trump.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina