Osaka
Con el Shinkanse, en menos de tres horas se llega a Osaka desde la capital de Japón. Es la tercera ciudad más grande, luego de Tokio y Yokohama, y uno de los centros industriales y puertos más importantes. Estuve dos días visitándola.
Saliendo de la estación principal se encuentra la zona de Umeda, el centro administrativo y financiero. Allí se encuentra el Umeda Sky Building, un rascacielos futurista de 173 metros de alto y desde el que se disfruta una vista espectacular de 360°. Desde allí se ve el extraño edificio TKP, por donde pasa, literalmente por el medio, una línea de tren. Insólito, pero real. El Castillo, totalmente renovado, tiene uno de los jardines más hermosos de todo Japón. El contraste entre el blanco de sus paredes, los detalles dorados y las piedras sobre el que fue levantado lo hace una visita obligada. Otra de las zonas para caminar es la de Tennoji, donde están los templos budistas Shitenno-ji y el Isshinji. Es recomendable entrar a ambos. A pocos metros de ahí está Shinsekai, un barrio que fue futurista pero que hoy parece quedado en los 50s. Ahí está la torre Tsutenkaku, conocida como la torre Hitachi, uno de los símbolos de la ciudad. Los restaurantes tienen una decoración muy particular.
Sin lugar a dudas, es Dotonbori el principal atractivo de Osaka. Un pequeño canal, al que lo cruzan varios puentes, es el complemento de cientos de neones y leds que decoran las fachadas de los edificios y restaurantes de la zona. Ahí está el famoso Glico Man, el gigante atleta de neón que fue levantado a mediados de los 30s. Lo mejor es recorrer esta zona antes del atardecer, así se disfruta cómo se va apagando la ciudad y cómo, de repente, se encienden las miles de luces que le dan un colorido único a la zona.