A LAS IDAS Y VUELTAS CON PUTIN
El canal comercial se ve inexorablemente contaminado por las relaciones políticas. El trato prioritario que el kirchnerismo le dio a Moscú como uno de los principales financistas de la obra pública quedó de lado con el cambio de Gobierno. La gestión Macri no sólo se realineó con los Estados Unidos, sino que salió a captar capitales en el mercado internacional. Todo cambió.
Ambas gestiones comparten, sin embargo, una falencia: ninguna supo sacar rédito de la reorientación de las importaciones rusas, luego de que el país fuera sancionado por Washington y la Unión Europea.
FORTUNA: ¿Argentina ha podido aprovechar este marco para vender más alimentos?
GARCIA TUñON: Lamentablemente Argentina debe ser de los pocos países que teniendo la oportunidad de poder vender productos de manera multiplicada, en función de que Rusia prohíbe la importación de productos que son competidores directos de nuestro país, no aprovecha la situación. Vendemos menos. Somos el único caso en el que se mata al competidor y vendemos menos. Es increíble. Hay cuestiones vinculadas a la productividad y la competitividad locales. En general el comercio exterior argentino bajó y Rusia no va a ser la excepción. La promoción comercial también bajó. Argentina participa sólo en dos exposiciones rusas, y las dos son de alimentos.
FORTUNA: ¿El cambio de gobierno afectó el vínculo comercial con Rusia?
GARCIA TUñON: El cambio fue importante. Cuando asume Cambiemos Argentina tenía con Rusia distintos convenios firmados. Entre otros, está la causa contra De Vido por la compra de fueloil, que nunca existió. También se detectaron cuestiones relacionadas a pagos que hizo Argentina a Rusia por combustible, por muchos millones, y que Moscú declara valores diferentes. También
estaban los acuerdos por la represa Chihuido y la central atómica de Atucha. Todos estos contratos fueron revisados cuando asumió Macri. El Estado comenzó a renegociar las tasas de interés del Banco de Desarrrollo ruso, que ponía el dinero para poder realizar las obras, y llegó un momento en el que Putin le puso freno a la negociación.
FORTUNA: Tras la salida de Argentina al mercado internacional para tomar deuda, ¿Moscú dejó de ser un socio financiero?
GARCIA TUñON: Argentina dejó de depender tanto de Rusia como de China a la hora de buscar crédito. Algo similar a lo que ocurre con Ve- nezuela. Toda esta relación se enfría durante los dos primeros años de Macri en el Gobierno. La importación de productos rusos pasó a ser ínfima. También nos frenaron a nosotros la habilitación de plantas de productos alimenticios. Hubo una etapa freezer en la relación bilateral.
FORTUNA: ¿El Gobierno alienta misiones comerciales?
GARCIA TUñON: No. Estas dos ferias de alimentos son históricas y Argentina participa más allá de cuál sea el Gobierno. Luego no vamos a ferias rusas de maquinaria agrícola, ni de tecnología farmacéutica, ni de autopartes. Si uno ve lo que Rusia gasta en esto en el mundo, entonces deberíamos pensar en estar allí presentes. Rusia gasta mucho en cosmética, pero Argentina no le vende nada. Los rusos gastaron u$s 2.800 millones en 2017 y nosotros le vendimos por u$s 82.000. Todo el enfriamiento llegó hasta la desaparición del submarino San Juan, cuando Rusia ofrece ayuda y entonces se retoma la relación. Ese es el quiebre. Por eso, en enero, Macri visitó Rusia y se encontró con Putin antes de llegar a Davos. Allí tuvo reuniones con las grandes empresas rusas como Gazprom o Lukoil. La idea del gobierno argentino es que los rusos inviertan acá, pero ellos además de invertir quieren vender.