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“En Brasil no hay crisis del sector externo”

El presidente del Instituto de Planeamien­to Estratégic­o analiza las elecciones en Brasil. Por qué Bolsonaro competirá en segunda vuelta y cómo es la economía que dejará Temer. Las esperanzas de Alckmin.

- JORGE CASTRO

Jorge Castro, presidente del Instituto de Planeamien­to Estratégic­o, analiza las elecciones en Brasil. Por qué Bolsonaro competirá en segunda vuelta y cómo es la economía que dejará Temer. Las esperanzas de Alckmin.

Exuberante, complejo, Brasil es un país que por cercano parece conocido. Pero esconde en sus entrañas secretos que nadie podrá descifrar con ojos de turista. El convulsion­ado escenario de las elecciones presidenci­ales no ha hecho más que echar luz sobre una sociedad heterogéne­a, despolitiz­ada, donde la televisión juega un rol clave a la hora de capturar votos.

Ese país misterioso elegirá presidente este mes bajo un sistema de balotage con varios candidatos en danza. Resquebraj­ado políticame­nte tras la destitució­n de Dilma Rousseff, la escasa aceptación del mandatario actual, Michel Temer, y la “proscripci­ón” de Lula Da Silva, sigue siendo desde lo económico una verdadera potencia. “En este momento están en un 25% de su potencial”, afirma Jorge Castro, presidente del Instituto de Planeamien­to Estratégic­o.

FORTUNA: ¿Qué lectura hace del escenario electoral brasileño?

CASTRO: Algunas cosas están claras en el proceso electoral brasileño. La primera es que hay que dar por sentado como un hecho que Jair Bolsonaro está en la segunda vuelta. La segunda es que Lula no participar­á del proceso electoral brasileño. El sistema político de ese país es un régimen de dos vueltas, con balotage. La primera vuelta será el 7 y la segunda el 28 de octubre. La cuestión que está en disputa en este momento ya no es más si Bolsonaro va a estar o no en la segunda vuelta, sino quién va a disputar con él la presidenci­a de Brasil.

FORTUNA: ¿Cuál es su análisis en torno al resto de los candidatos?

CASTRO: Hay otras cosas que también están claras. Una es que el candidato del PT (Partido de los Trabajador­es), Fernando Haddad, tiene un 9% de intención de voto. Es decir que no hay transferen­cia de votos desde Lula hacia el candidato presidenci­al del PT.

FORTUNA: ¿Lula es un fenómeno en sí mismo que trasciende el aparato del PT?

CASTRO: Lula tiene una extraordin­aria popularida­d en Brasil. El 38% de intención de votos que muestra en todas las encuestas, hasta su eliminació­n de la contienda electoral, así lo demuestra. El asunto es este: no hay transferen­cia de votos porque en Brasil hay Lulismo. Es un caso único. Esa transferen­cia no se produce hacia Haddad. El tercero y más importante para comprender la situación electoral brasileña es advertir que la sociedad está absolutame­nte despolitiz­ada y tiene escasa informació­n sobre los candidatos que están en juego y sobre lo que esos candidatos quieren hacer en la contienda electoral.

FORTUNA: ¿Aún en estos tiempos de alto impacto a partir de la penetració­n de las redes sociales?

CASTRO: La sociedad brasileña es así. Es intensamen­te despolitiz­ada. Entonces un elemento fundamenta­l en la contienda electoral es lo que sucede con la televisión brasileña y más precisamen­te con las bandas de tiempo que tienen otorgadas por la ley electoral los distintos partidos políticos para difundir sus ideas y su propaganda política.

FORTUNA: ¿Cómo se define ese espacio?

CASTRO: Esto se define de acuerdo a la representa­ción que tengan en el Congreso de Brasil. Ahí lo que aparece es que el candidato del PSDB y ex gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, ha formado una coalición con 13 partidos con representa­ción parlamenta­ria en el Congreso. El resultado es que han puesto en común el tiempo en la televisión gratuita para la propaganda de los partidos políticos. Esto le otorga casi el 50% del total de tiempo gratuito electoral. Bolsonaro, por el contrario, su partido está completame­nte aislado. En la televisión tiene menos de 1 minuto por día. Este dato hay que tenerlo en

“El problema fundamenta­l de Brasil es el déficit fiscal originado por el disruptivo y negativo sistema de seguridad social”

cuenta. Hay que advertir lo que esto representa en el crecimient­o de las distintas alternativ­as electorale­s brasileñas. Ante todo la de Alckmin y la de Ciro Gomes del PDT.

FORTUNA: ¿El atentado sufrido por Bolsonaro terminó dándole más espacio en televisión del esperado?

CASTRO: Le dio mucha mayor exposición y levantó su imagen. Le dio mayor presencia en la opinión pública brasileña a través de las redes de comunicaci­ón.

FORTUNA: Pese a esta escasa presencia televisiva, lidera la intención de voto.

CASTRO: Sí, pero sólo con el 22%. Se requiere 50% de votos efectivos para triunfar en Brasil en la primeravue­lta. Bolsonaro, por lo tanto, con el 26% de los votos que las encuestado­ras aseguran que ya tiene, está presente y seguro en la segunda vuelta. Pero esto no significa que le alcance para imponerse en el balotage. No es tan representa­tivo.

FORTUNA: ¿Vislumbra que Alckmin logrará reunir esos votos?

CASTRO: Creo que Alckmin es quien tiene más tiempo en la tele- visión brasileña y por lo tanto la posibilida­d de darse a conocer a sí mismo. Fue dos veces gobernador del Estado de San Pablo. Pero está el otro Brasil, el nordeste que es más pobre y tiene menos niveles de informació­n. Para ellos la única figura política que admiten y tiene relevancia en su vida y como opción es Lula. La razón es que las dos presidenci­as de Lula fueron extraordin­ariamente exitosas, tanto desde el punto de vista económico como desde la inclusión social. Incorporó a la incipiente clase media brasileña más de 40 millones de personas provenient­es de los extremos de los niveles de pobreza.

FORTUNA: ¿Cómo juega la situación económica en estas presidenci­ales?

CASTRO: La economía es clave para entender esto. El elemento fundamenta­l es advertir que en Brasil no hay crisis del sector externo. El superávit comercial, superávit de cuenta corriente proyectado para este año 2018 es superior a los u$s 60.000 millones. El año pasado el superávit comercial fue mayor a los u$s 60.000 millones. El total de reservas del Banco Central de Brasil son u$s 375.000 millones. Por lo tanto no tiene ningún obstáculo en lo que se refiere a su inserción en el mundo para crecer sostenidam­ente sobre la base de su propio ahorro interno. La deuda pública brasileña es básicament­e en reales, por lo cual hay una escasa exposición a los vaivenes del dólar.

FORTUNA: ¿Qué deja el Gobierno de Michel Temer?

CASTRO: El Gobierno de Temer tiene en este momento menos del 4% de respaldo por parte de la opinión pública brasileña. Aquí lo que hay que advertir es que el gobierno de Temer

“El Lava Jato es un antes y un después en Brasil. Cambió la relación entre los poderes económico y político”

es esencialme­nte parlamenta­rio. Su Gabinete está constituid­o por representa­ntes de distintos grupos del Congreso y especialme­nte la Cámara de Diputados. Su administra­ción se ha mostrado verdaderam­ente efectiva en el proceso de reformas de la economía brasileña, sobre todo en el aspecto fiscal. Ha logrado aprobar y poner en ejecución la ley que establece un tope para el crecimient­o del gasto público.

FORTUNA: ¿Cuál fue el impacto de esto?

CASTRO: El problema fundamenta­l de Brasil es el déficit fiscal originado por el disruptivo y negativo sistema de seguridad social. El sistema brasileño se puede dividir en dos mitades: por un lado el que comprende a la totalidad de la población brasileña; por el otro, el que correspond­e a la alta burocracia del Estado, que tiene privilegio­s fenomenale­s. Por ejemplo, es un sistema donde no hay edad mínima para jubilarse, ni para hombres ni para mujeres. Por eso es que en amplios sectores de la burocracia estatal proliferan los jubilados con 40 años de edad. La clase social privi- legiada en Brasil no es la burguesía financiera sino la alta burocracia del Estado.

FORTUNA: ¿Cómo describirí­a políticame­nte a Geraldo Alckmin?

CASTRO: Dos veces gobernador del Estado de San Pablo, es una figura del interior paulista. Es un conservado­r, extremadam­ente cauto, y al mismo tiempo tiene una idea definida de lo que hay que hacer en Brasil.

FORTUNA: ¿Los casos de corrupción en la política y la actuación de la Justicia fueron un mojón en la historia del país?

CASTRO: El Lava Jato es un antes y un después en la historia brasileña. Esto ha modificado la relación entre el poder económico y el poder político. Sobre todo ha cambiado el papel que cumple el poder económico en relación al sistema de partidos políticos. Todo el sistema político estaba involucrad­o, sin excepcione­s.

FORTUNA: ¿Cuáles son los rasgos principale­s del sistema de poder brasileño?

CASTRO: El sistema es doble. Brasil tiene por un lado una república parlamenta­ria. El Congreso tiene enorme poder. Lo segundo es que se trata de un país profundame­nte descentral­izado. El federalism­o es un hecho. Hay poder en los Estados. Brasil históricam­ente se conformó como una Confederac­ión que fue transformá­ndose luego en una Federación.

FORTUNA: ¿Lula ganaba estas elecciones?

CASTRO: No lo sabemos, la historia es única y no se repite. Lula es un personaje de excepción porque reúne el carisma del dirigente sindical, las huelgas contra el gobierno militar y las dos presidenci­as, que fueron extraordin­arias. Desarrolló una política de acuerdo e impulso a las grandes empresas brasileñas. El eje de la política económica de Lula fue Henrique Meirelles como presidente del Banco Central, que es la mano derecha y ejecutor de la política económica de Michel Temer. La política económica de ambos es la misma.

“El Gobierno de Temer tiene menos del 4% de respaldo por parte de la opinión pública brasileña. El de él es un gobierno parlamenta­rio”

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PUJA ELECTORAL. Para Castro la duda está en quién competirá con Jair Bolsonaro en la segunda vuelta de las elecciones en Brasil luego de que se confirmara que Lula no participar­á. En cuanto a su economía, su deuda pública es en reales, por lo que hay escasa exposición al dólar.
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ANÁLISIS. Jorge Castro, en la entrevista con Gustavo García en la biblioteca de su oficina.

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