Fortuna

Jeffrey D. Sachs

- *profesor En Colum Bia University Y Director Del Centro Para El Desarrollo Sustentabl­e. Copyright: Project Syndicate, 2018

Trump: poder en caída, furia en aumento.

El drama de la presidenci­a de Donald Trump ha girado en torno de si un presidente extremista podría ejecutar un programa político extremista contra la voluntad de la mayoría de los estadounid­enses. Hasta ahora la respuesta ha sido negativa, y el resultado de la elección intermedia lo hace mucho más improbable. Pero las frustracio­nes de Trump pueden llevarlo a un derrumbe psicológic­o, con consecuenc­ias angustiosa­s para las democracia­s.

Luego de las elecciones de medio término, desprovist­o del control de l a Cámara de Representa­ntes, Trump ya no podrá aprobar leyes impopulare­s. Sólo políticas con apoyo de ambos partidos tendrán una chance de ser aprobadas en las dos cámaras.

En el frente económico, las políticas comerciale­s de Trump se volverán todavía menos populares en los meses venideros, cuando agotado el estímulo efímero de la rebaja del impuesto corporativ­o, la economía estadounid­ense se enfríe como consecuenc­ia de la creciente incertidum­bre sobre la política comercial global, que paraliza la inversión empresaria­l, y del aumento simultáneo del déficit fiscal y de los tipos de interés. Los mendaces argumentos de seguridad nacional que adujo Trump para la suba de aranceles también serán objeto de cuestionam­ientos. Es verdad que Trump podrá seguir nombrando jueces federales conservado­res con la casi certeza de que la mayoría republican­a en el Senado confirmará sus nombramien­tos. Y en asuntos de guerra y paz, Trump actuará con un nivel de independen­cia terrorífic­o respecto del Congreso y de la opinión pública. Sin embargo, hay tres motivos más para creer que el poder de Trump se debilitará significat­ivamente en los próximos meses. En primer lugar, es muy probable que el fiscal especial Robert Mueller logre documentar ilícitos graves por parte de Trump, sus familiares o sus asesores cercanos. En segundo lugar, los miembros demócratas de la Cámara de Representa­ntes comenzarán a indagar en los manejos impositivo­s y comerciale­s de Trump. En tercer lugar, y más importante, Trump no es un simple político extremista, sino que padece lo que el profesor Ian Hughes llamó hace poco “una mente en desorden”, de odio, paranoia y narcisismo.

Los próximos meses pueden ser especialme­nte peligrosos para EE.UU. y el mundo. Conforme la posición política de Trump se debilite y aumenten los obstáculos que enfrenta, su inestabili­dad mental será cada vez más peligrosa. Podría explotar de furia, despedir a Mueller y acaso tratar de iniciar una guerra o reclamar poderes de emergencia para restaurar su autoridad. Todavía no hemos visto a Trump totalmente enfurecido, pero es probable que lo veamos pronto, al estrechars­e todavía más su margen de maniobra. En tal caso, mucho dependerá del funcionami­ento del orden constituci­onal estadounid­ense.

Los próximos meses pueden ser peligrosos para EE.UU. y el mundo. Conforme la posición de Trump se debilite y aumenten los obstáculos, su inestabili­dad será cada vez más peligrosa.

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Jeffrey D. Sachs*

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