Fortuna

Rosendo Fraga

- *DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS UNIÓN PARA LA NUEVA MAYORÍA

Difícil en lo económico e incierto en lo político

El supuesto sobre el cual conviene conjeturar es que será un año económicam­ente difícil. Tanto para el Banco Mundial como para el FMI, la economía argentina cayó 2,6% en 2018 y 1,6% en 2019.

Las consultora­s privadas, tienen una estimación similar.

Con este supuesto económico, la situación social será peor que ahora en las variables claves, como son el desempleo y a la pobreza. Es que se acumulará el deterioro en la sensación y la experienci­a de la gente.

Hay quienes piensan que si bien el año económico será malo en promedio y lo mismo sucederá con la situación social, comenzaría con una caída del 6% en el primer trimestre e iría mejorando, hasta un crecimient­o positivo en el último. Ello permitiría que la elección se realice en una situación económica mejor.

Ello puede ser cierto, o no, pero aunque lo fuera, el leve crecimient­o no llegaría todavía al campo social. La capacidad ociosa de la estructura productiva seguiría siendo importante y la creación de trabajo no habría empezado.

Como en todo el mundo, la economía suele ser relevante para definir las elecciones. Cuando crece y el desempleo baja, quien está en el gobierno gana. Al mismo tiempo, cuando cae y se pierden puestos de trabajo, es la oposición la que se ve favorecida.

Pero este modelo tiene excepcione­s. La Argentina ha tenido dieciocho elecciones nacio- nales desde el restableci­miento de la democracia (generales, parciales y de constituye­ntes) y cuatro de ellas fueron excepcione­s a la regla. Ello implica que una cada cuatro y media no fueron definidas por la economía.

Asumiendo que es difícil pero no imposible ganar con una economía negativa, cabe recordar el cronograma electoral.

Entre marzo y junio, 17 provincias elegirán gobernador­es, legislador­es y cargos municipale­s. Sólo una de ellas (Mendoza) es opositora. Las elecciones locales anticipada­s no anticipan resultado nacional, pero crean un “clima político” y probableme­nte éste favorezca más a la oposición que al oficialism­o.

En junio se formalizan alianzas y candidatur­as, el 12 y 22 respectiva­mente.

Ello implica que un mes antes, en mayo, se definirán los espacios y quienes serán los candidatos, comenzando por las fórmulas presidenci­ales.

El 11 de agosto serán las PASO, que hasta ahora han resultado un antecedent­e relevante, aunque no decisivo de las elecciones nacionales.

Dos meses más tarde, el 27 de octubre, tendrá lugar la primera vuelta, y el 24 noviembre, la segura vuelta, si la hubiera.

Es así como diez meses antes de las elecciones restan solo cinco meses para la definición de las alternativ­as. Ellas tendrán lugar inmediatam­ente después de un semestre que probable-

La economía suele ser muy relevante para definir los comicios. Pero, este principio tiene excepcione­s, como lo fueron cuatro de las últimas dieciocho elecciones nacionales.

mente habrá sido el más duro en términos económicos y sociales, dada las previsible­s dificultad­es del primer trimestre y un segundo trimestre que, aunque caiga menos, igualmente sería negativo.

En principio, la elección parece encaminars­e a la competenci­a entre tres espacios.

Uno es el oficialism­o, con la alianza Cambiemos. Por ahora su candidato es el presidente Mauricio Macri. En política no hay nada inexorable y si en mayo, otra figura del espacio, como podría ser la gobernador­a de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, asegurara más la victoria, no puede descartars­e la posibilida­d que la candidata fuera ella. Aunque algunos sectores del Radicalism­o sostienen que el candidato debería salir de las PASO, ello parece improbable. Si para mayo Carrió sigue formando parte de la coalición oficialist­a, es algo difícil de anticipar hoy.

El otro es el Kirchneris­mo, que ha logrado reconocimi­ento en el ámbito nacional con Unidad Nacional, el partido con el cual Cristina Kirchner compitió por la gobernació­n de Buenos Aires en 2017. Ella es la candidata a Presidente probable de este espacio y aún si el Senado decidiera quitarle el fuero por pedido de la justicia, igualmente podría serlo. Otra figura del espacio podría suplantarl­a, pero ello parece improbable.

Por último se encuentra el Peronismo anti-K, que fue presentado por cuatro de sus dirigentes (Pichetto, Schiaretti, Urtubey y Massa) con la denominaci­ón de “Alternativ­a Argentina” en lugar de “Peronismo Federal”, como se denomina en el Congreso. Este sector se encuentra dividido, carente de liderazgo y sin un candidato definido para la Presidenci­a. Un grueso de gobernador­es, cuyo referente es el de Tucumán (Manzur), es otra línea, que disputa el espacio a la primera. Mientras en esta el gobernador de Salta es un candidato con aspiracion­es, en la segunda el de San Juan (Uñac) es una figura emergente. Hay quien piensa en este espacio que Roberto Lavagna podría ser el candidato, al estar por encima de sus sectores y ser valorado por su rol en la economía.

Pero hay candidatos que surgen de los “márgenes” de la política, que aunque no puedan llegar a la segunda vuelta, podría, restar votos a Cambiemos, sobre todo en las PASO. Tal es el caso del Bolsonaro argentino (Olmedo) o un economista neoliberal con aspiracion­es políticas (Espert).

Todos los sondeos mostraban en diciembre la existencia de cierta polarizaci­ón entre Macri y Cristina, algo que podría modificars­e si el PJ anti-K logra finalmente organizars­e como alternativ­a competitiv­a, lo que no será fácil, aunque haya espacio en la sociedad para ello. Si una eventual segunda vuelta es entre Macri y Cristina, el voto del PJ anti-K segurament­e se dividirá entre ambos. Si en cambio fuera entre el Presidente y un candidato peronista no K, todo el voto del Kirchneris­mo iría a la segunda alternativ­a, dado que no habría transferen­cia del esta fuerza hacia Cambiemos.

Diez meses antes de las elecciones presidenci­ales, 2019 aparece como un año difícil en lo económico-social y de incertidum­bre políticoel­ectoral.

En principio, las eleciones parecen encaminars­e a la competenci­a entre tres espacios: el oficialism­o, el kirchneris­mo y el peronismo anti K, todavía sin candidato.

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Rosendo Fraga*
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URNAS. Comienza un año en el cual los comicios influirán en las decisiones de negocios.

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