Fortuna

Bruno Dobrusin

- Bruno Dobrusin* *Coordinado­r de la campaña One Million Clim ate en Green Econom y network. Copyright: Project Syndicate, 2019

El futuro del trabajo ya está siendo escrito

Mucho se ha escrito sobre el “futuro del trabajo”, y en gran parte con perspectiv­as sombrías. Una seguidilla de estudios predice que la automatiza­ción cambiará a sectores enteros y dejará sin trabajo a millones de personas.

Hay tres supuestos que sesgan los pronóstico­s del impacto de la automatiza­ción sobre el empleo. Es esencial abordar cada uno de ellos para proteger los derechos de los trabajador­es y cambiar la perspectiv­a fatalista de la narrativa predominan­te.

El primero es que las tareas completame­nte automatiza­das desplazará­n a los trabajador­es en el futuro cercano. Este enfoque es poco más que una conjetura. Incluso quienes usan los mismos conjuntos de datos pueden llegar a conclusion­es diferentes. Por ejemplo, que la automatiza­ción no significa que el trabajo humano tenga que desaparece­r sino que puede volverse más productivo.

Si algo demuestra las tendencias actuales es la importanci­a de democratiz­ar el modo como se integra la tecnología a los procesos empresaria­les. Para muchos trabajador­es, la manera en que se adopta la tecnología puede tener más peso que la tecnología misma.

El segundo supuesto es que la automatiza­ción no traerá beneficios a la mayoría de los trabajador­es. Sin embargo, las personas y la política (no las máquinas) determinar­án su destino. Si aceptamos la visión de que la tecnología elevará la productivi­dad general, entonces los trabajador­es y los líderes políticos tendrían que centrarse en lograr un mejor equilibrio entre trabajo y calidad de vida. Hace más de un siglo que se libró la lucha por una jornada laboral de 8 horas y los espacios abiertos permiten negociar una semana laboral más corta.

Finalmente, a pesar de toda la publicidad, la automatiza­ción no es el problema más acuciante para la fuerza de trabajo. Puede que la tecnología sea disruptiva, pero las mayores preocupaci­ones de los trabajador­es actuales son las que sienten más directamen­te: subempleo, empleos precarios y salarios estancados.

No hay dudas de que las nuevas tecnología­s afectan a los trabajador­es. Pero, si bien la innovación tecnológic­a crea nuevas oportunida­des, la economía de los miniempleo­s actual, en particular, refleja cómo también puede debilitar los derechos de los trabajador­es y aumentar la insegurida­d laboral.

Pero no debemos aceptar la narrativa ansiosa de un mundo sin trabajo. La tecnología y el desarrollo económicos son ámbitos en disputa y los sindicatos deberían centrarse en mejorar las condicione­s de los lugares de trabajo, organizar a los trabajador­es en los nuevos sectores económicos y desafiar los modelos de negocio autoritari­os que dan poca injerencia a los empleados sobre cómo funcionan las compañías en las que trabajan. El futuro del trabajo no está predetermi­nado y la historia aun se está escribiend­o.

No debemos aceptar la narrativa ansiosa de un mundo sin trabajo a causa de la automatiza­ción. La tecnología y el desarrollo son ámbitos en disputa.

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