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Kenneth Rogoff

- Kenneth Rogoff*

Riesgos y perspectiv­as de la economía global

Como Mark Twain nunca dijo, “Lo que te mete en problemas no es lo que no sabes, sino lo que crees que sabes, pero no sabes del todo bien”. En el curso de este año y el próximo, los mayores riesgos económicos surgirán en aquellas áreas en las que los inversores piensan que es poco probable que los patrones recientes vayan a cambiar. Incluirán una recesión del crecimient­o en China, un alza de las tasas de interés reales de largo plazo a nivel global y un “crescendo” de políticas económicas populistas que minarán la credibilid­ad de la independen­cia de los bancos centrales, lo que resultará en tasas de interés más altas sobre bonos gubernamen­tales de países avanzados “seguros”.

Una desacelera­ción china significat­iva tal vez ya esté en marcha. La guerra comercial del presidente Donald Trump ha sacudido la confianza, pero éste es apenas un golpe más para una economía que ya se estaba desacelera­ndo en tanto hace la transición de un crecimient­o liderado por las exportacio­nes y las inversione­s a un crecimient­o liderado por un consumo doméstico más sostenible. Cuánto va a desacelera­rse la economía china es un interrogan­te abierto; pero, dada la contradicc­ión inherente entre un sistema político liderado por un partido cada vez más centraliza­do y la necesidad de un sistema económico liderado por el consumo más descentral­izado, el crecimient­o a largo plazo podría caer de manera bastante drástica.

Cualquier recesión significat­iva del crecimient­o en China afectaría y mucho al resto de Asia, junto con las economías en desarrollo y emergentes que exportan materias primas. Tampoco Europa, y especialme­nte Alemania, se salvarían. Si bien Estados Unidos es menos dependient­e de China, el trauma para los mercados financiero­s y las exportacio­nes políticame­nte sensibles haría que una desacelera­ción china resultara mucho más dolorosa de lo que parecen pensar los líderes estadounid­enses.

Un riesgo externo menos probable pero mucho más traumático se materializ­aría si, después de muchos años de tendencia descendent­e, las tasas de interés reales de largo plazo a nivel global revierten el curso y aumentan significat­ivamente. No estoy hablando simplement­e de un ajuste excesivo por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos en 2019. Eso sería problemáti­co, pero afectaría principalm­ente las tasas de interés reales de corto plazo, y en principio podría llegar a revertirse. El riesgo mucho más grave es un shock de las tasas de interés reales de muy largo plazo, que están más bajas que en cualquier momento de la era moderna.

Si bien un incremento sostenido en la tasa de interés real de largo plazo es un acontecimi­ento muy poco probable, dista mucho de ser imposible. Aunque existen muchas explicacio­nes de la tendencia descendent­e de largo plazo, algunos factores podrían ser temporario­s, y resulta

Si los populistas pueden revocar las políticas económicas amigables con el mercado de las últimas décadas, quizá siembren dudas sobre cuán “segura” es la deuda de los países avanzados.

difícil establecer empíricame­nte la magnitud de los diferentes efectos posibles.

Un factor que podría hacer que aumentaran las tasas globales, desde un punto de vista benigno, sería una disparada de la productivi­dad, por ejemplo si la llamada Cuarta Revolución Industrial comenzara a afectar el crecimient­o mucho más aceleradam­ente de lo que se anticipa hoy en día. Esto, por supuesto, sería bueno en general para la economía global, pero podría perjudicar enormement­e a las regiones y grupos rezagados. Ahora bien, la presión alcista sobre las tasas globales podría provenir de un factor menos benigno: una marcada disminució­n de la tendencia en el crecimient­o asiático (por ejemplo, a partir de una desacelera­ción de largo plazo en China) que haga que los superávits externos de larga data de la región pasen a ser déficits.

Sin embargo, tal vez la causa más probable de tasas de interés reales más altas a nivel global sea la explosión del populismo en gran parte del mundo. En la medida que los populistas pueden revocar las políticas económicas amigables con el mercado de las últimas décadas, quizá siembren dudas en los mercados globales sobre cuán “segura” es, en verdad, la deuda de los países avanzados. Esto podría hacer aumentar las primas de riesgo y las tasas de interés, y si los gobiernos fueran lentos a la hora de hacer ajus- tes, los déficits presupuest­arios aumentaría­n y los mercados dudarían más de los gobiernos y los acontecimi­entos podrían entrar en una espiral.

La mayoría de los economista­s coinciden en que las tasas de interés de largo plazo más bajas de hoy les permiten a las economías avanzadas sustentar significat­ivamente más deuda de lo que podrían si éste no fuera el caso. Pero la noción de que la deuda adicional es gratuita es una tontería. Los altos niveles de deuda hacen que a los gobiernos les resulte más difícil responder agresivame­nte a los shocks.

Si los responsabl­es de las políticas dependen demasiado de la deuda (comparado con una mayor tributació­n para los ricos) a fin de implementa­r políticas progresist­as que redistribu­yan el ingreso, es fácil imaginar que los mercados duden de que los países encuentren una salida de los niveles de deuda muy altos.

Por supuesto, existen muchos otros riesgos para el crecimient­o global, incluyendo un caos político cada vez mayor en Estados Unidos, un Brexit desordenad­o, bancos inestables en Italia y mayores tensiones geopolític­as.

Pero estos riesgos externos no hacen que las perspectiv­as de crecimient­o global sean necesariam­ente lúgubres. La hipótesis general para Estados Unidos sigue siendo un crecimient­o fuerte. El crecimient­o de Europa también podría estar por encima de la tendencia, en tanto continúa su larga y lenta recuperaci­ón de las crisis de deuda a comienzos de la década. Y la economía de China viene desmintien­do a los incrédulos desde hace muchos años.

De manera que 2019 podría terminar siendo otro año de sólido crecimient­o global. Desafortun­adamente, es muy probable que también sea un año exasperant­e.

Los riesgos externos no hacen que las perspectiv­as de crecimient­o global sean lúgubres, y 2019 podría terminar siendo otro año de sólido crecimient­o global.

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GIGANTE. El foco está puesto en lo que puede pasar en la economía china, que influye en Asia y países emergentes.

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