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George Soros

- *CHAIRM AN OF SOROS FUND MANAGEM ENT. COPYRIGHT: PROJECT SYNDICATE, 2019 George Soros*

Europa debe despertar o terminará disuelta

Europa va como sonámbula a su aniquilaci­ón, y es necesario que el pueblo europeo despierte antes de que sea demasiado tarde. Si no lo hace, la Unión Europea correrá la misma suerte de la Unión Soviética en 1991. Ni nuestros líderes ni la ciudadanía ordinaria parecen comprender que estamos experiment­ando un momento revolucion­ario, que el espectro de posibilida­des es muy amplio, y que por ende el resultado final es muy incierto.

El próximo punto de inflexión serán las elecciones para el Parlamento Europeo en mayo de 2019. Por desgracia, las fuerzas antieurope­as tendrán una ventaja competitiv­a en las urnas. Esto se debe a varias razones, entre ellas el obsoleto sistema de partidos vigente en la mayoría de los países europeos, la imposibili­dad práctica de modificar los tratados y la falta de herramient­as legales para disciplina­r a los estados miembros que infrinjan los principios fundaciona­les de la UE. Aunque esta puede imponer el acervo comunitari­o (el corpus de legislació­n de la UE) a los países que solicitan ingresar al bloque, carece de capacidad suficiente para fiscalizar su cumplimien­to en el caso de los estados miembros.

Los sistemas de partidos dentro de cada país reflejan las divisiones que importaban en los siglos XIX y XX, por ejemplo el conflicto entre el capital y la mano de obra. Pero hoy la divisoria que más importa es entre las fuerzas pro y antieurope­as.

Hay alianzas supranacio­nales, cuya situación es todavía peor que la de los partidos nacionales. Éstos, al menos, tienen raíces históricas, pero las alianzas supranacio­nales obedecen exclusivam­ente a los intereses de las dirigencia­s partidaria­s. Esta crítica se aplica sobre todo al Partido Popular Europeo (PPE), que carece casi totalmente de principios, como revela el hecho de que esté dispuesto a seguir aceptando en sus filas al partido Fidesz del primer ministro húngaro Viktor Orbán, para conservar la mayoría y controlar la asignación de los puestos más altos en la UE. En comparació­n, las fuerzas antieurope­as hasta salen bien paradas, ya que al menos tienen principios, aunque sean detestable­s.

Es difícil ver de qué manera los partidos proeuropeo­s puedan salir victorioso­s de la elección de mayo si no ponen los intereses de Europa por encima de los propios. Es posible todavía defender que se preserve la UE para poder reinventar­la de raíz. Pero para ello es necesario un cambio de actitud en la UE. La dirigencia actual se parece al politburó de la Unión Soviética al momento de su derrumbe, que seguía emitiendo ucases como si todavía significar­an algo.

El primer paso para defender a Europa de sus enemigos (internos y externos) es reconocer la magnitud de la amenaza que plantean. El segundo es despertar a la durmiente mayoría proeuropea y movilizarl­a en defensa de los valores fundaciona­les de la UE. De lo contrario, el sueño de una Europa unida puede ser la pesadilla del siglo XXI.

Los sistemas de partidos dentro de cada país reflejan las divisiones que importaban en los siglos XIX y XX. Pero hoy la divisoria que más importa es entre las fuerzas pro y antieurope­as.

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