Fortuna

De paseo por las tierras altas de Escocia

Míticas leyendas y siglos de historia inundan el verde paisaje escocés. Recorrer sus apartados pueblos agrestes y conectar con sus habitantes permite conocer la riqueza cultural de este país.

- Soledad Gherardi

Míticas leyendas y siglos de historia inundan el verde paisaje escocés. Recorrer sus apartados pueblos agrestes y conectar con sus habitantes para conocer toda su riqueza.

Entre lagos y castillos que delinean un paisaje épico, Escocia es un pequeño país extendido sobre un tercio del territorio de la isla de Gran Bretaña, cuyo único límite terrestre es Inglaterra, al sur.

Alejado de los recorridos turísticos más habituales en Europa, sus espacios abiertos, combinados a la escasa densidad de población que cubre sus tierras, 5.2 millones de habitantes, lo convierten en un destino imperdible para quienes quieran sumergirse en siglos de historia, rodeados de un entorno agreste.

Rodeada casi en su totalidad por mar, el territorio escocés posee más de 1.000 km2 cubiertos por agua dulce y cuenta con 790 islas, de las cuales solo 94 se mantienen permanente habitadas, de acuerdo al último censo.

Parte del Reino Unido desde el siglo XVII, en 2014, el país realizó un referéndum para decidir acerca de su independen­cia con respecto al Reino Unido. En una votación que llevó a gran parte del pueblo a las urnas, el “No” resultó ganador por el 55,3% de los votos, haciendo prevalecer una identidad que se ha ido forjando a lo largo del tiempo.

Sin embargo, las raíces más ancestrale­s de los locales se encuen-

tran en su pasado celta y se pueden ver reflejadas en el uso del escocés gaélico, un idioma que, junto al inglés y el escocés, es reconocido como la lengua oficial del país.

Un viaje a lo largo de Escocia no solo permite apreciar las distintas variacione­s del idioma, sino también adentrarse en regiones y pueblos, para absorber los distintos rasgos de su cultura.

Al armar el itinerario, el recorrido comienza en Edimburgo, la capital de Escocia y la segunda ciudad más grande después de Glasgow. Su casco histórico de calles sinuosas y empedradas, bordeadas de construcci­ones medievales, contrasta con la ciudad moderna, donde la planificac­ión urbana se revela en el formato de grilla, y la arquitectu­ra de estilo georgiano, propio del Reino Unido, protagoniz­an la vista.

En el centro, sobre una roca de origen volcánico, el castillo de Edimburgo es una antigua fortaleza que ha sido utilizada con fines militares y que hace pocos años se ha abierto al público para convertirs­e en una de las principale­s atraccione­s del lugar.

Tras una caminata de 20 minutos, el Asiento de Arturo espera sobre una colina elevada a 250 metros. Bautizada así en honor a la popular historia del Rey Arturo, desde allí se puede apreciar una panorámica de Edimburgo y un punto privilegia­do para apreciar el atardecer.

Dejando atrás la capital, el viaje tiene como destino el norte de las tierras escocesas. Por la M90, hacia la costa este, la primera parada es Stonehaven, un pueblo pesquero que poco a poco ha ido reduciendo su actividad, para convertirs­e en una pintoresca postal de barcas y embarcacio­nes, muchas de ellas con fines recreativo­s. Al sur, el castillo de Dunnottar es una visita obligada de paso por la zona.

Entre las costumbres del lugar, cada fin de año, locales y turistas festejan el recambio con un rito pagano asociado al fuego, la fertilidad y la purificaci­ón. Hogmanay fireballs es un desfile en el que los

participan­tes recorren las calles del pueblo con antorchas en llamas, con el objetivo de ahuyentar a los malos espíritus y dar la bienvenida a un nuevo y próspero año.

A poco más de 100 kilómetros, el Parque Nacional Cairngorms alberga cinco de las seis montañas más altas del Reino Unido. Dentro de sus extensos bosques, se pueden encontrar árboles centenario­s, cataratas y una amplia diversidad de flora y fauna silvestre. Esquiadore­s, amantes del senderismo y la escalada, concurren durante las distintas temporadas para practicar deportes y recorrer las múltiples rutas que ofrece el complejo sobre sus más de 4.000 kilómetros, que marcan el pasaje hacia populares tierras altas de Escocia.

Las Highlands son una zona escasament­e poblada, en donde sus pobladores, dedicados principalm­ente a actividad agrícolas y ganaderas, mantienen el gaélico como lengua materna. Reconocida por ser una región productora de whisky, visitar destilería­s como Ardbeg, Lagavulin y Laphroaig, permite conocer los diferentes estilos de bebida que se desarrolla­n en cada punto de la región.

A más de 1.300 años desde su fundación, se cree que Applecross es uno de los primeros asentamien­tos que tuvo lugar en el norte de Escocia. Llamado simplement­e “la calle”, el pueblo estuvo completame­nte aislado hasta comienzos del siglo XX, cuando un camino de acceso terrestre lo conectó con el resto del país.

A poco más de una hora de viaje, en una pequeña isla rodeada por tres lagos, el castillo de Eilean Donan es una antigua fortaleza construida en el siglo XIII, que fue completame­nte destruida durante el levantamie­nto de los jacobitas en 1719. Cien años atrás, el terreno fue comprado por el teniente coronel John MacRae-Gilstrap, quien tras dos décadas de restauraci­ón, permitió que el espacio hoy pueda ser visitado por turistas de todo el mundo.

En línea recta, hacia el Oeste, el Lago Ness es uno de los puntos más renombrado­s y emblemátic­os de Escocia. Sobre una superficie de 37 km2 y una profundida­d máxima de 230 metros, el segundo lago de agua dulce más grande del país, se destaca por ser el habitat del Monstruo del Lago Ness, uno de los mitos más conocidos de la cultura popular escocesa, difundido a nivel mundial.

Camino al sur, sobre la costa del

Lago Eil, Fort Williams es la parada perfecta para hacer base antes de escalar el monte Ben Nevis. El punto más alto del Reino Unido atrae a más de 100.000 visitantes por año, interesado­s en los acantilado­s y senderos que ofrece el entorno.

Al final de la ruta por las Highlands, a orillas del río Garry, se encuentra Killiecran­kie, un pueblo que rememora los años de la Rebelión Jacobita. Escenario de una de las batallas más mercenaria­s de ese período, actualment­e este destino forma parte de la asociación National Trust for Scotland, dedicada a revaloriza­r y conservar monumentos y lugares de interés. Sus visitantes pueden conocer más sobre la historia de Escocia, explorar su geología, y adentrarse en la flora y fauna local.

El recorrido por las rutas del norte termina en Glasgow, uno de los puntos neurálgico­s de Escocia, donde convergen las principale­s empresas, medios de comunicaci­ón y de transporte. A orillas del río Clyde, antiguos depósitos y enormes fábricas evidencian su auge durante la era industrial, y forman parte del movimiento de renovación de la ciudad, que ha convertido a estos espacios en establecim­ientos culturales y gastronómi­cos de moda.

Regresar a la ciudad marca el final de esta travesía por el paisaje escocés, donde el entorno natural y el contacto con las comunidade­s locales ofrecen una propuesta diferente para viajeros de todo el mundo.

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EDIMBURGO La capital de Escocia aloja algunas de las atraccione­s más concurrida­s del país, como el Asiento de Arturo, el castillo de Edimburgo y las construcci­ones medievales del casco histórico.
 ??  ?? UBICACIóN. Escocia ocupa la tercera parte de Gran Bretaña y alberga una población de poco más de 5 millones de personas.
UBICACIóN. Escocia ocupa la tercera parte de Gran Bretaña y alberga una población de poco más de 5 millones de personas.
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ROADTRIP. El terreno montañoso escocés esconde pueblos aislados.
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DE CABALLEROS Y PRINCESAS. En las distintas regiones de Escocia los viajeros pueden encontrars­e con una gran cantidad de castillos que rememoran antiguas historias, así como episodios de la emblemátic­a revolución jacobina.
 ??  ?? CAIRNGORMS. Este parque nacional alberga cinco de las seis montañas más altas del Reino Unido, dentro de una superficie de más de 4 mil km2.
CAIRNGORMS. Este parque nacional alberga cinco de las seis montañas más altas del Reino Unido, dentro de una superficie de más de 4 mil km2.
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GLASGOW. En el centro del país, Glasgow es la ciudad más grande e importante de Escocia. Su arquitectu­ra moderna y sus desarrolla­dos medios de transporte y empresas de servicio contrastan con el centro histórico y los antiguos edificios industrial­es, que se preservan gracias a una fuerte vocación por resguardar el patrimonio cultural.
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TODO VERDE. Valles y montañas atraviesan el territorio escocés e invitan a los turistas a explorar la variedad de flora y fauna que habita sus regiones.

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