Fortuna

“EL TERCER TRIMESTRE SERá CLAVE”

- ECONOMISTA DEL IAE BUSINESS SCHOOL DE LA UNIVERSIDA­D AUSTRAL *ECONOMISTA Y DOCENTE DEL IAE BUSINESS SCHOOL DE LA UNIVERSIDA­D AUSTRAL

Son

mayoría las señales de recuperaci­ón de los mercados financiero­s y reales de muchas economías. Esto es producto de que, en la mayoría de esos países —no en todos— la actividad económica se está reactivand­o, principalm­ente por el menor número de casos de coronaviru­s y la consecuent­e relajación de las cuarentena­s.

Todavía no hay que “cantar victoria” porque en varios países han aparecido rebrotes de los contagios, como por ejemplo en China, en Corea y en algunos lugares de los Estados Unidos.

Los pedidos de seguro de desempleo en Estados Unidos siguen bajando, pero lentamente. Las solicitude­s de desempleo vigentes alcanzaron a 20,5 millones. Otra cara de la moneda es que los salarios de quienes conservaro­n el empleo empezaron a crecer fuertement­e desde abril, por ejemplo, en los Estados Unidos y en México, acentuando las tendencias de aumento de desigualda­d entre asalariado­s, que ya se estaban dando antes de la pandemia. Si bien en este caso, sería entre quienes pudieron conservar el empleo y quienes hoy viven de subsidios, en cualquier caso puede estar anticipand­o nuevos y preocupant­es modos de desigualda­d.

Sí hubo mejoras significat­ivas en algunos de los indicadore­s de actividad económica en Estados Unidos que, lógicament­e, se reflejarán con cierta demora en el nivel de empleo. El más impactante y cercano —por referirse a junio— muestra que la actividad de la industria manufactur­era en la región de Filadelfia se expandió con la mayor rapidez desde que se elabora este índice, en 1968. En cuanto a los indicadore­s de mayo respecto de abril, encontramo­s que la tasa de desempleo bajó de 14,7% a 13,3%, un valor todavía muy alto.

El dato más notable fue la recuperaci­ón de las ventas minoristas de un 17,7% en mayo que, si bien es 6,1% inferior a mayo del año pasado, marca una tendencia firme. En Europa, el indicador de sentimient­o económico aumentó entre 2,6 y 2,9 puntos, y el de expectativ­as de empleo rebotó fuerte, aunque todavía es bajo en perspectiv­a histórica.

Otra novedad de los Estados Unidos, ambivalent­e, es que mayo fue el tercer mes consecutiv­o de deflación, con caída de los precios minoristas. Es ambivalent­e porque, por un lado, da margen a la Reserva Federal para seguir apostando a más estímulos. Por otro lado, la deflación lleva a postergar

la recaudació­n impositiva.

El estilo nos recuerda al avance de Kicillof cuando se estatizó YPF. Notamos, por otra parte, que el sistema de empresas públicas no está funcionand­o bien. De hecho, hay muchas compañías estatales con déficits persistent­es. Si nos trasladamo­s a la década de 1980, el déficit de este conjunto de empresas era notorio e inclinó la balanza política por la privatizac­ión total del sistema en los años ´90.

¿Será Alberto Fernández la posición moderada que él mismo da en sus discursos a los empresario­s o dominará, como ocurre en el campo de la justicia, la posición de Cristina Fernández sobre el contexto económico? En efecto, el escenario post pandemia se puede deteriorar con decisiones abruptas e ineficient­es que se alejen del campo racional.

Una buena medida de si prevalecer­á la moderación o no es lo que sucederá con la empresa Edesur, que está fuertement­e tironeada por las presiones de un buen número de intendente­s peronistas del Gran Buenos Aires, con el presunto aval de La Cámpora. ¿Se animará el Gobierno a estatizar a esta distribuid­ora de energía que es operada por un grupo italiano? Hay que recordar que el Grupo Enel es propiedad de muchos accionista­s internacio­nales y del estado italiano y que Italia es uno de los pocos países que ha visitado el presidente Fernández.

Se complican la inversión local e internacio­nal en un país con bajísima tasa de inversión, lo cual se acentuó desde la falta de incentivos durante el segundo gobierno de Cristina hasta el fracaso económico de Cambiemos.

Algunas de las últimas decisiones oficiales complican a los inversores en un país donde la tasa de inversión es bajísima.

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 ??  ?? COSECHA. Afortunada­mente, la pandemia no afectó la producción agrícola local, aunque los precios de la soja no son los esperados. gastos e inversione­s y a aumentar en exceso el ahorro, como ocurría hasta el mes de abril, aumentando así el riesgo de recesión. De allí la gran importanci­a que tiene el ya mencionado notable incremento de las ventas minoristas.
Estos números evidencian que está abierta la posibilida­d de que las economías de China, los Estados Unidos y Europa reboten en V. Para que ello ocurra es crucial que una clara recuperaci­ón tenga lugar en el tercer trimestre.
En los mercados, mirados desde acá, se destacan dos rojos: nuestro peso y nuestra bolsa, detalle no menor ni inesperado. Refleja la desconfian­za interna y externa en nuestra moneda y en nuestros activos. Algo previsible dados el riesgo y la demora en el acuerdo con los acreedores, el caso Vicentin y el retiro de LATAM. Parece no entenderse que la condición más necesaria para combatir la pobreza es la creación de empleos, que esto requiere un aumento sustancial de la inversión —que está en un piso de menos del 13% del PIB— que no ocurrirá si no se regenera la confianza en el futuro de nuestro país.
COSECHA. Afortunada­mente, la pandemia no afectó la producción agrícola local, aunque los precios de la soja no son los esperados. gastos e inversione­s y a aumentar en exceso el ahorro, como ocurría hasta el mes de abril, aumentando así el riesgo de recesión. De allí la gran importanci­a que tiene el ya mencionado notable incremento de las ventas minoristas. Estos números evidencian que está abierta la posibilida­d de que las economías de China, los Estados Unidos y Europa reboten en V. Para que ello ocurra es crucial que una clara recuperaci­ón tenga lugar en el tercer trimestre. En los mercados, mirados desde acá, se destacan dos rojos: nuestro peso y nuestra bolsa, detalle no menor ni inesperado. Refleja la desconfian­za interna y externa en nuestra moneda y en nuestros activos. Algo previsible dados el riesgo y la demora en el acuerdo con los acreedores, el caso Vicentin y el retiro de LATAM. Parece no entenderse que la condición más necesaria para combatir la pobreza es la creación de empleos, que esto requiere un aumento sustancial de la inversión —que está en un piso de menos del 13% del PIB— que no ocurrirá si no se regenera la confianza en el futuro de nuestro país.

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