Último capítulo para una negociación clave
Los abogados del Estado reelaboran la oferta para llegar a un acuerdo con los bonistas. El Gobierno asegura que no puede ceder más. El riesgo de que el Fondo Monetario Internacional termine por imponer su plan económico en Argentina.
LA NOVELA DE LA DEUDA
La del acuerdo por la reestructuración de la deuda externa ha pasado a ser una saga donde manda el misterio. Una historia de final abierto por donde se la mire, haya o no rúbrica en el corto plazo. Mucho se ha escrito hasta el momento, pero lo que hay que entender es que la firma de un pacto
con los bonistas no será el final del asunto, sino el punto de partida de un proceso tendiente a reorganizar la dislocada economía argentina.
Trazar la hoja de ruta de los pagos por venir le permitirá al Estado planificar la salida de esta crisis que ya venía de arrastre y que se profundizó con la pandemia hasta tocar números cercanos al horror. Logrado el acuerdo a escala nacional, también podrán renegociar sus compromisos las provincias y el sector corporativo.
En esta ida y vuelta de ofertas, rechazos, negativas y contraofertas, los abogados de la Argentina estudiaron de cerca algunas modificaciones inspiradas en el modelo ecuatoriano, que reestructuró sus acreencias con éxito. Por ejemplo, los mecanismos de reasignación de los bonos y el esquema Pac-Man. Los acreedores desconfían y esta es la principal traba para el acuerdo.
En cuanto a la cláusula de reasignación, podría establecerse que los acreedores tendrán, una vez conocidos los resultados del canje, cinco días para decidir si se mantienen o si salen de la operación. Con respecto al método Pac-Man, no se aplicaría durante los 36 meses inmediatos posteriores a lograr el pacto.
Las dificultades para avanzar no sólo radican en la ingeniería financiera de la reestructuración. Hay otros intereses creados y cruzados. Aquí, esto de que todo tiene que ver con todo cobra cuerpo. Un ejemplo claro está dado en el avance del Gobierno sobre Vicentin. ¿Qué tiene que ver esto con la deuda externa? Veamos.
En el paquete de activos de Vicentin está el proyecto Renova, con las plantas de los puertos de San Lorenzo y Timbúes, adonde se le da valor agregado en forma de crushing al poroto de soja y también se fabrica biodiesel. Buena parte de ese emprendimiento es del grupo suizo Glencore, del cual BlackRock es propietario del 6%.
De los trazos originales de la primera propuesta presentada en abril por Martín Guzmán queda poco y nada. “Decíamos, la propuesta virginal de Columbia va al default, y la propuesta para llegar a buen puerto tiene que tener una escena política. Ochenta países del mundo a default de su deuda soberana no fueron, y vecinos nuestros colocaron sumas importantes a 5% de tasa. Eso hizo recapacitar. Decidió de nuevo la política, apareció algo arriba de la mesa. Tengo la impresión de que si no interviene la política, habrá una convivencia con
Ante la incertidumbre sobre la negociación global, la posibilidad de realizar canjes parciales fue ganando espesor.