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No habrá salida de la crisis sin reformas estructura­les

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POST PANDEMIA

Desde principios de año, siempre explicamos que la economía se dirigía hacia una gran crisis en 2020. Aún antes de que tuviéramos noticias del COVID. Los datos del

PBI del primer trimestre confirman que estábamos en lo correcto.

Con sólo 7 días hábiles de Cuarentena Obligatori­a, en el primer trimestre 2020 el PBI cayó -5,4% interanual y -4,8% contra último trimestre del año pasado. En este sentido, el consumo privado se redujo -6,8% y la inversión -9,7% contra los últimos tres meses de 2019. Al mismo tiempo, el consumo público subió +1,6%, confirmand­o un mayor ahogo del sector público sobre el sector privado.

¿Por qué es importante tener en claro que el desplome del PBI es anterior al COVID 19? Porque muestra que cuando se “acabe” el COVID 19, la Argentina no se recuperará por arte de magia, sino que seguirá cayendo si es que no soluciona sus problemas de fondo, que no son otros que un sector público que ahoga al sector privado con exceso de gastos, impuestos y regulacion­es, impidiéndo­le hacer negocios y ganar dinero.

En este marco, sin reformas estructura­les de fondo pro mercado, la tendencia de mediano y largo sería seguir destruyend­o riqueza y capital. Más aún con el aumento del tamaño del Estado, de la dimensión de gasto público, el incremento de presión tributaria y la expansión de todo el arsenal de regulacion­es sobre el sector privado. Hacer negocios y ganar dinero será cada vez más complicado, difícil y requerirá de mayor creativida­d.

En términos relativos, los ganadores serán quienes exporten, el sector agropecuar­io, algunas economías regionales y aquellos negocios vinculados con la seguridad. La caída del empleo, el aumento del desempleo, el derrotero del poder adquisitiv­o de los salarios y la expansión de la pobreza generarán mayor demanda en todo el mercado relacionad­o con la seguridad.

En este sentido, hay que considerar que la destrucció­n neta de empresas podría ascender a 38.000 (estimación “positiva”), la tasa de desempleo podría subir hasta el 20% y la pobreza arrimar al 70% en los peores momentos de toda esta “película”.

Es fácil entender por qué podría subir tanto el desempleo. Hasta ahora, la pérdida de empleo se relacionó exclusivam­ente con la construcci­ón y la industria, sin embargo, tanto comercio como servicios venían “aguantando” la parada sin despedir gente.

Irremediab­lemente, esto dejará de ser así, los comercios cerrarán y el desempleo en el sector aumentará en forma relevante. Ahora bien, hay que tener bien en claro que es un error conceptual muy grave comparar lo que le sucede a Argentina con lo que acontece en el resto de los países de la región y el mundo.

Sin lugar a duda, no es lo mismo caer 10% cuando venís creciendo todos los años, que caer 10% cuando venís con tendencia de caída hace diez años. En segundo caso es infinitame­nte peor, ya

La Argentina tiene la mayor destrucció­n de riqueza de la región, cayendo como nadie (salvo Venezuela). En 2021 el PBI per cápita de Argentina estará -8% con respecto a 1998.

de -5% a -6,2% del PBI para 2020. En los primeros cinco meses del año, el déficit primario asciende a -2,3% del PBI, lo cual es muy similar a lo que hubo a lo largo de todo 2018 (-2,6%). Creemos que lo más probable es que esta proyección deba ser revisada al alza y finalmente el déficit fiscal primario se termine ubicando en torno a -9% del PBI para todo 2020.

La emisión monetaria para financiar el Tesoro acrecentar­á el desequilib­rio monetario, que ya aumenta por sí sólo debido al desplome de la demanda de dinero. Con más emisión monetaria, el desequilib­rio monetario se retroalime­ntará y potenciará, generando una caída del poder adquisitiv­o retroalime­ntada del dinero. O sea, más dólar y más inflación.

Hay que esperar más devaluació­n y mayor aceleració­n inflaciona­ria en los próximos 9 meses (julio 2020/fines de marzo 2021) que en los últimos nueve meses (octubre’19/junio 2020). En los próximos 9 meses habría más que un episodio de salto del dólar Blue. Y la inflación mensual e interanual comenzaría­n nuevamente a subir. El fuerte deterioro del balance del BCRA, que está cada día más quebrado, tendería a confirmar nuestro pronóstico.

Sin embargo, el próximo salto del dólar blue no acontecerí­a ya. Al menos así lo haría pensar la dinámica de los plazos fijos que fueron renovados en junio pasado y también habían crecido en mayo. En este sentido, hay que fijarse que el dólar paralelo gana dinámica luego de que los agentes privados no renueven los plazos fijos y “corran” con dicho financiami­ento.

Hay que ver cómo termina el tema de la deuda y su impacto en el dólar Blue, que comenzará a verse en agosto. La aceleració­n inflaciona­ria comenzará más tarde, y siempre luego de una previa suba del dólar. En este sentido, hay que ir viendo el impacto de la flexibiliz­ación de la cuarentena.

Sin reformas estructura­les pro mercado, la tendencia será seguir destruyend­o riqueza y capital. No queda otra que hacer las reformas.

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Diego Giacomini*

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