Un rico viaje de regreso a la niñez
THE FAT DUCK
Provenza. Fue allí donde descubrió su pasión por la gastronomía. Las cenas familiares en L’Oustau de Baumaniere, uno de los mejores restaurantes del país, cultivaron su gusto por las salsas, la mantequilla y el foie gras, recursos que definirían su cocina como flamante chef algunos años después.
Autodidacta, su interés por conocer más sobre las técnicas y sabores de la cultura francesa, lo impulsaron a viajar con frecuencia al otro lado del Canal de la Mancha para descubrir sus secretos de primera mano.
Después de haber pasado de forma alternada por distintos trabajos que le permitieron dedicarse a profundizar su práctica y su saber culinario, en 1995 inauguró The Fat Duck, un establecimiento concebido como una clásico bistro francés que rápidamente llamó la atención de la crítica.
Sin embargo, cuenta la historia que cuando Heston Blumenthal leyó el libro “La cocina y los alimentos: enciclopedia de la ciencia y la cultura de la comida”, de Harold McGee, su carrera dio un vuelco de 180 grados.
Las conexiones existentes entre la química y la gastronomía se manifestaron como un universo completamente nuevo que lo invitaba a explorar territorios diferentes. Este estilo, que llevaba la definición de“cocina molecular” y por entonces tenía como máximo exponente al catalán Ferran Adrià, despertó la curiosidad del inglés, que rápidamente aprendió los procesos que lo ayudarían a manipular los alimentos y transformar el alcance de su propuesta.
A través de universidades como Oxford y Bristol, Blumenthal estableció relaciones con el sector