Rosendo Fraga
¿Fracasó el populismo de derecha en la región?
EE.UU. Y BRASIL
En el segundo trimestre de 2020, en pleno auge de la pandemia en el mundo occidental, la mayoría de los analistas y los medios de comunicación sostenían que uno de los resultados positivos que produciría la pandemia sería el fin del populismo.
El argumento era simple: el rotundo fracaso que mostraban los presidentes Donald Trump en Estados Unidosy Jair Bolsonaro en Brasil en su forma de enfrentar la pandemia estaba demostrando que el populismo no tenía ninguna capacidad para enfrentar el coronavirus.
Era el trimestre en el cual estos países, por cantidad de contagiados y muertos, estaban a la cabeza del mundo, y cuando la caída de la economía era muy alta tanto en Estados Unidos como en Brasil, aunque lo mismo sucedía en gran parte del mundo.
Pero este rasgo común —la drástica caída en la economía en tantos países— señalaba que era la salud —el enfrentamiento al COVID-19— el aspecto que había que tener en cuenta, aquello que decidía cuáles eran las naciones que se estaban desempeñando mejor.
Los objetivos declarados por Trump y Bolsonaro —que sus países no podían cerrar sus economías durante un tiempo— parecían argumentos desquiciados frente a la urgencia global de evitar el colapso sanitario que había ocurrido en algunos países de Europa, como mostraban la TV y las redes sociales.
En aquel contexto, las encuestas en EE.UU. mostraban que la ventaja de Joe Biden sobre Trump podría ser de hasta 15 puntos y la aprobación de Bolsonaro había quedado reducida al 30% de sus incondicionales, una porción importante pero pequeña frente a la magnitud de la crisis.
Pero la situación es distinta hoy. En EE.UU. la ventaja de Biden se ha reducido a 6 puntos, es decir que viene bajando, pese a que Trump sumó un problema más (los disturbios violentos contra el racismo). Hoy faltan menos de un mes para las elecciones, pero no es posible decir que Trump no pueda llegar a ganar. En esto ha habido un cambio de perspectiva en los informes económicos de los grandes bancos.
En Brasil, si hoy hubiera elecciones presidenciales, Bolsonaro no sólo ganaría la primera vuelta contra cualquier candidato, sino que también ganaría en la segunda. Pero faltan dos años para la elección presidencial brasileña y muchas cosas pueden pasar. Pero ahora, el 15 de noviembre se realiza la primera vuelta de los comicios municipales. Lo probable es que Bolsonaro salga airoso, no sólo porque ha recuperado popularidad sino también porque la oposición no logró un proceso de unidad necesario para ganarle al oficialismo.
Son comicios que tienen su importancia interna ya que, por un lado, muestran cómo les va a las autoridades nacionales, y, por el otro, revelan la inserción local de las fuerzas políticas y sociales que los sostienen.
En el caso brasileño, las señales de recuperación económica han comenzado a hacerse evidentes, lo
Hace apenas unos meses, la mayoría de los analistas y medios afirmaban que uno de los resultados positivos de la pandemia sería el fin del populismo.
racismo le han permitido presentarse como el guardián del orden frente a la anarquía, usufructuando una polarización que lleva a los sectores conservadores de la clase media y clase media baja a volcarse a él por temor a que puedan vencer sus opositores, a los que asocian con el caos.
Todo esto pese a que EE.UU. es el primer país del mundo por cantidad de contagios y el primero también en cantidad de muertos. Claramente, hoy se puede decir que el peor momento de la pandemia en ese país estaría pasando, sin que por ello nadie pueda descartar rebrotes como, por otro lado, ocurre en cualquier otro país. A ello se agrega la posibilidad de una vacuna próxima, que tiende a generar una esperanza respecto a la pandemia.
En cuanto a Brasil, es el tercer país por cantidad de contagios y el segundo a nivel global en cuanto a fallecidos. Aunque los contagios muestran una desaceleración más lenta, también creen que el peor momento ha pasado, sin que puedan descartarse rebrotes. También el gobierno brasileño se ha apresurado a cerrar acuerdos con laboratorios que están experimentando sus vacunas.
En el continente americano, Brasil y EE.UU. son los dos países más poblados, sumando 537 millones de habitantes, esto es dos tercios de la población de América. Es decir que en el continente, el llamado populismo tiene un peso político muy relevante que se alterará o no de acuerdo al resultado de la elección estadounidense del 3 de noviembre.
Hoy se evidencian fuertes limitaciones para reconocer los fenómenos de la política “no convencional” que subyace debajo de estructuras y dirigentes tradicionales. Que Trump y Bolsonaro hayan mantenido su popularidad aunque estén gobernando dos de los países más afectados por el Covid, demuestra que no resulta fácil decodificar lo que sucede en las sociedades de Occidente.
Trump levantó en las encuestas, que continúa favoreciendo a su rival, Biden, para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.