Otra vez, faltan dólares
La cantidad de reservas netas del Banco Central es muy preocupante: varían entre menos de 2 mil y 8 mil millones de dólares, según los analistas que se consulte. El impacto de las últimas medidas en las empresas y en el “dólar solidario”. Qué hacer si esa
La cantidad de reservas netas del Banco Central es muy preocupante: varían entre menos de 2 mil y 8 mil millones de dólares, según los analistas que se consulte. El impacto de las últimas medidas en las empresas y en el “dólar solidario”. Qué hacer si esa receta no alcanza.
La escasez de dólares es una musiquita de fondo, un tema que los argentinos bailamos mucho más seguido de lo que desearíamos. La asfixia en materia de divisas, y esa necesidad de aplicar torniquetes para que los billetes verdes no se escurran de las reservas del Banco Central, ya ha dejado de ser un mal propio de determinadas políticas económicas o sellos políticos. Todos los gobiernos, en mayor o menor medida, la han sufrido.
¡La gestión Fernández-Fernández no es la excepción. Por estas horas el goteo de dólares desde las reservas del Central sigue manteniendo encendidas las alarmas de las autoridades monetarias. En la mesa chica, con Miguel Ángel Pesce en la cabecera, sus voceros dicen que se monitorea sin descanso la evolución de las medidas tomadas para morigerar la compra de divisas.
¡Hasta mediados de septiembre la pulseada estaba dada entre quitar de cuajo la posibilidad de comprar los u$s 200 mensuales o bien aplicar alguna ingeniería financiera para restringirlos. El ministro Martín Guzmán, consultado en una conferencia de prensa, había dado su palabra de que continuaría vigente la compra de dólar ahorro.
¡No mintió, es cierto, pero el Gobierno ensayó una batería de medidas que ajustó bastante el cepo. Decidió entonces que el consumo en dólares con tarjetas de crédito se descuente del cupo de u$s 200 mensuales, al igual que el pago de servicios como Netflix y similares. Además, el dólar ahorro, al que se le suma el Impuesto País del 30%, sufre ahora una recarga adicional del 35% por
parte de la AFIP como percepción de Ganancias y Bienes Personales. Con relación a las empresas, una medida muy dura, al menos hasta fin de año: pueden acceder a dólares por hasta el equivalente a solo el 40% del capital que deban pagar y por un máximo de 1 millón de dólares.
¡Lo que disparó semejante decisión fue que la compra de dólares para ahorro se incrementó de manera notable en los últimos tres meses. Los datos son elocuentes: en enero alrededor de 600.000 personas compraron un total de u$s 92 millones. En junio, los ahorristas fueron 3,3 millones de personas que se llevaron u$s 630 millones. En lo que va del año, el BCRA perdió u$s 2.300 millones por este motivo.
¡¿Por qué ha ocurrido esto? No sólo por la incertidumbre que encierra el futuro económico sino también por cuestiones coyunturales que permitieron a muchas personas obtener un excedente al vender esos dólares en la plaza paralela, con una diferencia de alrededor de $ 6.000. Una maniobra, muchas veces de sobrevivencia, llamada “puré”. Pero, la razón de fondo por la preferencia del dólar es la de siempre: la necesidad de resguardar el valor de los ahorros frente a la creciente inflación, que licúa el peso.
Casi podría decirse que, entre la pandemia y la negociación por la deuda, el de la tensión es un estado de situación al que ya está acostumbrado el Gobierno. Lejos están el Banco Central y el ministerio de Economía de haber bajado la guardia luego de las medidas tomadas a mitad de septiembre.
¡ “El Gobierno enfrenta una encrucijada importante en materia de política monetaria y en lo que es el manejo del dólar. Pesce quería eliminar de cuajo la compra de dólares, pero Guzmán no quería porque piensa que la situación sería mucho peor. Los dos tienen razón —le dice a Fortuna el economista Christian Buteler. El asunto es que Pesce se da vuelta y dice: ‘No tengo más dólares’. Era claro que iban a concretar medidas más restrictivas en torno a la compra de divisas”.
¡Casi todos los economistas son tajantes en la respuesta cuando se les pregunta cuánto podría ayudar el desdoblamiento cambiario. Martín Redrado, ex titular del Banco Central, sostuvo: “El problema más grave y urgente era cómo enfrentar la tensión cambiaria. Son más de 4 millones de argentinos que compraron dólares en agosto y no era sostenible la pérdida de reservas que ocurrió en estos 11 días de septiembre”.
Y agregó en su diagnóstico que “son 19.000 millones de dólares que las empresas tomaron para invertir, para ampliar su planta de producción. Y, en este momento, esa deuda se paga a 80 pesos por dólar. Si se desdobla, y la cotización del dólar oficial queda sólo para quienes importan y exportan, esas empresas que tomaron financiamiento deberán pagar al dólar financiero de, por lo menos,
“La efectividad de cualquier medida es parcial si no está encuadrada en decisiones consistentes en materia monetaria-fiscal”.
DANIEL MARX
135 pesos, y no podrán pagar”.
En el camino, el Banco Central avaló los plazos fijos atados a la evolución del dólar para pre financiar exportaciones, como una manera de llevar más agua para el lado de los pesos. “El problema no es que a los asalariados todos los meses le sobran u$s 200 para comprar dólares sino que la brecha empuja a que mucha gente compraba para luego vender en el mercado paralelo y hacerse de unos $ 6.000 todos los meses. Eso no lo quitaba el plazo fijo”, advierte Buteler.
Y añade: “La situación de las reservas es realmente algo preocupante. El Gobierno va a tener que hacer algo con eso. El Banco Central tiene pocos dólares a mano y, por ejemplo, hay que tener en cuenta que existen prioridades, como la compra de insumos para el sector productivo. No podés quedarte sin dólares”.
¿Cuál es la solución definitiva? “Para mí pasa porque el Banco Central deje de vender, deje de intervenir en el mercado. No tiene ninguna necesidad de salir todos los días a fijar el precio en el mercado y vender 50, 60 u 80 millones diarios. Creo que debería dejar flotar al dólar porque, con las restricciones para la compra que ya existen, el precio no se va a ir muy lejos ni impactará en la inflación”.
Según Buteler, “el dólar no va a volar si lo dejan flotar porque las condiciones de la economía argentina, con esta fuerte crisis, no son propicias para eso. No estamos en 2018 cuando había completa libertad para comprar divisas, ahora hay un cepo. Y en todo caso, si sube mucho el precio lo que puede ocurrir es que muchos, por ejemplo los productores agropecuarios, comiencen a vender porque les conviene”.
BONOS. La ingeniería financiera hace suponer que una alternativa para descomprimir la presión sobre el mercado cambiario pasa también por la comercialización de bonos en poder del Banco Central. Un documento elaborado por Daniel Marx resalta que “la venta de los bonos contra pesos genera una absorción monetaria (a diferencia de la absorción mediante Leliqs). La menor liquidez incrementa la tasa de interés, aumenta la demanda de dinero y la oferta de dólares, reduciendo la brecha cambiaria”.
Y agrega: “Cuanto mejor sustituto de la divisa sean los bonos, mayor será el impacto de la venta en el mer
cado y su impacto en la cotización del CCL. En la misma línea que el efecto anterior, la venta de bonos en dólares por parte del BCRA tendría distinto impacto en la cotización del bono, y con ello, en su rendimiento, que podría subir”.
Según Marx, “estas herramientas tienen limitaciones, en particular dentro de un mercado de cambios bajo presión. Pueden ser concebidas como transitorias o de transición. Aun así, la efectividad es parcial si no están encuadradas en decisiones creíbles de orientación de políticas, consistentes en materia monetariafiscal y que provean dinamismo por mejoras en perspectivas y oportunidades en la economía”.
El economista Ramiro Castiñeira, director de Econométrica, coincide y destaca a esta revista que “se dice que tras el canje tratarán de tranquilizar al mercado. Como el Gobierno no tiene dólares, ofrecerían bonos bajo legislación norteamericana, que es lo más cercano que hay con olor a dólar. El Banco Central se desprendería de esos bonos y el sector privado los aceptaría antes de tener pesos en la mano. Eso a corto plazo y dependiendo de cuán dispuestos
“Como el Gobierno no tiene dólares, ofrecerían bonos bajo legislación norteamericana, lo más cercano con olor a dólar”. RAMIRO CASTIñEIRA