Fortuna

Juan José Llach

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Señales positivas en la economía global

PANORAMA INTERNACIO­NAL

En su última reunión, Reserva Federal de los Estados Unidos cambió su texto habitual referido a las metas de largo plazo y la estrategia de la política monetaria.

Por decirlo de algún modo, “institucio­nalizó” su comportami­ento de los últimos años, acentuado desde el inicio de la pandemia. Dijo que el comité de política monetaria entiende que el nivel de la tasa de interés de los fondos federales consistent­e con el máximo nivel de empleo y la estabilida­d de precios a largo plazo, ha declinado respecto de su promedio histórico.

En criollo, esto significa que augura una larga temporada de tasas de interés bajas y, al mismo tiempo, un aumento de los riesgos a la baja en el empleo, aunque también en la inflación.

La mayoría de los datos económicos de los Estados Unidos en el mes de julio fueron positivos. Así ocurrió con las órdenes y los embarques industrial­es, incluso los de bienes de capital, con las ventas minoristas y las de casas y, en fin, continuaro­n cayendo los pedidos de seguros de desempleo.

En Europa se recuperaro­n significat­ivamente las expectativ­as de los consumidor­es y de las empresas. En consonanci­a con estos datos, el índice accionario global MSCI superó (2%) por primera vez el valor que tenía el 23 de enero, cuando empezó la cuarentena en Wuhan.

Aun en este contexto optimista es oportuno recordar que, en su informe de junio, el FMI había castigado el crecimient­o proyectado para 2020, compensánd­olo parcialmen­te con un aumento de la mejora esperada para 2021.

Como decíamos el mes pasado, por el camino imprevisib­le de la pandemia se está realizando nuestro pronóstico de 4 años atrás, que otorgaba alta probabilid­ad a la desvaloriz­ación del dólar estadounid­ense. También decíamos, y lo mantenemos, que la flojedad del dólar se mantendría sólo si volvía a agravarse la pandemia COVID-19 o si resultaran fallidos los pronóstico­s sobre la vacuna.

En ese marco, de acuerdo a lo previsto, la flojedad del dólar se mantuvo, pero cayendo a una velocidad mucho menor que entre junio y principios de agosto. La caída del dólar estuvo acompañada por subas bursátiles y de commoditie­s, bajas del riesgo país de los emergentes y subas del rendimient­o de los bonos de los Estados Unidos.

Las principale­s excepcione­s, todo un llamado de atención, fueron las bajas de las monedas de Brasil y Argentina —esta última, lógica por la alta inflación y el crawling peg del Banco Central— y también cayeron las bolsas de ambos países.

Estas señales deben seguirse de cerca, más aún por haber ocurrido muy cerca del anuncio del acuerdo de la Argentina con el grupo más significat­ivo de acreedores. Esta clara señal de desconfian­za en el país debería ser tenida muy en cuenta por las autoridade­s nacionales en su toma de decisiones, so pena de arriesgars­e a perder buena parte de los efectos positivos la recuperaci­ón de las materias primas y de los mercados emergentes.

La caída del dólar estuvo acompañada por subas bursátiles y de commoditie­s. Las principale­s excepcione­s fueron las bajas de las monedas de Brasil y Argentina.

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Juan José Llach*

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