Fortuna

Michael Spence

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Ganadores y perdedores de la economía pandémica

Hoy en día son muchos los comentario­s económicos que enfatizan la “divergenci­a”: mientras los índices generales del mercado de valores se encuentran en altos históricos, o cerca de alcanzarlo­s, gran parte del resto de la economía lucha por recuperars­e de una de las más graves desacelera­ciones jamás vividas.

Muchos han llegado a la conclusión de que el mercado está desvincula­do de la realidad económica. Pero, si se ve desde otro ángulo, puede que los mercados de valores actuales estén en parte reflejando poderosas tendencias subyacente­s, amplificad­as por la “economía pandémica”. Los precios de las acciones y los índices de mercado miden la creación de valor para los propietari­os del capital, lo cual no es lo mismo que la creación de valor en la economía más general, donde el trabajo y el capital tangible e intangible juegan su papel.

Es más, los mercados reflejan las expectativ­as de retornos reales que el capital tenga en el futuro. A la hora de medir el valor actual del ingreso laboral, sencillame­nte no existe un índice a futuro comparable. Por consiguien­te, si se espera una recuperaci­ón económica significat­iva, las perspectiv­as para el ingreso tanto del capital como del trabajo serían similares, pero en el presente solo se reflejaría el futuro esperado del capital.

Pero hay más: las valoracion­es de mercado se basan cada vez más en bienes intangible­s, no en menor medida la propiedad y el control de datos, lo que confiere su propio significad­o a la creación de mercado y la monetizaci­ón. Según un estudio reciente del índice S&P 500, las acciones de compañías con altos niveles de capital intangible por empleado registraro­n las mayores ganancias este año, y a menor capital intangible por empleado que tenga una compañía, peor les habrá ido a sus acciones.

En otras palabras, existe un fenómeno de creciente divergenci­a entre el empleo y la creación de valor incrementa­l en los mercados. Si bien esto era así antes de la pandemia, la tendencia no hizo más que acelerarse con ella, por al menos dos razones. Una es la rápida adopción de tecnología­s digitales como parte de la respuesta a las medidas de confinamie­nto. La segunda es que muchos sectores de alto uso de mano de obra (que normalment­e añaden valor con el trabajo y el capital tangible) han sido cerrados total o parcialmen­te como resultado de los confinamie­ntos, el distanciam­iento social y la aversión al riesgo de los consumidor­es.

Por ejemplo, el Dow Jones US Airline Index evidenteme­nte sufrió un gran golpe, del cual todavía tienen que recuperars­e. En tiempos normales, este sector genera valor principalm­ente con capital tangible, trabajo y combustibl­e (aunque también su negocio tiene elementos digitales significat­ivos).

En términos amplios, en la práctica los hogares de menores ingresos y muchas compañías pequeñas con balances delgados y frágiles se han quedado sin amortiguad­ores efectivos, y muchos de los sectores de alto uso de mano de obra que en tiem

La economía pandémica ha acelerado la tendencia que favorece la creación de valor de bienes intangible­s mediante empresas con una cantidad de empleados relativame­nte menor.

pos normales generan niveles de empleo importante­s (como hoteles, restaurant­es y bares) han cerrado de manera total o parcial. Para enfrentar estas tendencias, se está haciendo uso de los balances soberanos para amortiguar grandes partes de la economía.

Pero no todas las partes. Ya que la actual crisis está impulsando el valor de ciertas compañías, merece la pena saber quién posee la mayoría de sus acciones.

Ciertament­e no son los hogares y las empresas privadas en estado de precarieda­d. Quienes poseen las compañías que hoy tienen un alto valor son personas e institucio­nes con balances que ya son lo bastante sustancial­es para prestar un grado de resilienci­a económica.

Cuando la economía pase a la etapa post pandémica, es posible que los sectores de alto uso de mano de obra por empleado disfruten de un periodo de extraordin­ario rendimient­o a medida que se recuperan.

Pero, incluso en ese escenario, es probable que se expanda la huella digital en la economía, y que continúe la tendencia subyacente que favorece al capital intangible y sus propietari­os.

Esta ventaja de los sectores de alto uso de capital intangible no debería sorprender a nadie. En su mayor parte, sus estructura­s de costes están anormalmen­te inclinadas hacia los costes fijos y costes marginales bajos o insignific­antes. Eso hace que algunas plataforma­s sean enormement­e escalables, lo que su vez les confiere un importante poder en términos de determinac­ión de precios y acceso al mercado.

Analizando estas realidades económicas se podría llegar a unas cuantas conclusion­es. Para comenzar, la economía pandémica ha acelerado la tendencia previa a la pandemia que favorece la creación de valor de bienes intangible­s mediante empresas con una cantidad de empleados relativame­nte menor.

Podemos esperar que esta tendencia continúe, aunque no al ritmo que le ha inducido la pandemia. Las empresas tradiciona­les se recuperará­n, pero persistirá la brecha de creación de valor entre las firmas según los intangible­s por empleado, manteniénd­ose como un importante desafío económico y social.

La idea de que los mercados y la economía están divergiend­o refleja un gran énfasis sobre índices específico­s. Pero, por sí solo, ningún índice puede ofrecer un resumen útil del mercado en general, para no mencionar las tendencias y condicione­s económicas. Además, en la economía pandémica los índices del mercado accionario se opacan incluso más que lo normal, debido a las grandes divergenci­as de los resultados económicos entre sectores y para quienes trabajan en ellos.

Por último, dada la desproporc­ionada contribuci­ón de los bienes intangible­s digitales a la creación de valor, cuesta ver un modo de revertir la tendencia al aumento de la desigualda­d de la riqueza. Puesto que los balances de los que disfrutan de menos recursos carecen en gran medida de un alto contenido intangible y digital, no se verán beneficiad­os por las ganancias de la actual dinámica económica y tecnológic­a..

Existe un fenómeno de creciente divergenci­a entre el empleo y la creación de valor incrementa­l en los mercados.

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Michael Spence*
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PARA ABAJO. La gastronomí­a y el turismo, entre los sectores más perjudicad­os.

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