Joseph S. Nye
¿Es Trump un punto de inflexión en el rol de EE.UU.?
Aihora que Estados Unidos ingresa en la última etapa de la campaña para las elecciones presidenciales de 2020 y en ninguna de las convenciones nominadoras de los partidos se habla demasiado de la política exterior, parece que la competencia entre el presidente Donald Trump y Joe Biden se dirimirá en el campo de batalla de las cuestiones locales. En el largo plazo, sin embargo, los historiadores se preguntarán si la presidencia de Trump fue un punto de inflexión en el papel de Estados Unidos en el mundo, o simplemente un accidente histórico menor.
Los presidentes como Franklin D. Roosevelt percibieron los errores del aislacionismo estadounidense en la década de 1930 y crearon un orden liberal internacional después de 1945. Un punto de inflexión fueron las decisiones de posguerra de Harry S. Truman, que condujeron a la formación de alianzas permanentes que aún hoy se mantienen. EE. UU. invirtió fuertemente en el plan Marshall en 1948, creó la OTAN en 1949 y comandó una coalición de las Naciones Unidas que combatió en Corea en 1950. En 1960, durante el gobierno de Dwight D. Eisenhower, EE. UU. firmó un nuevo tratado de seguridad con Japón.
Con los años, los estadounidenses han sufrido amargas divisiones —entre sí y con otros países— por intervenciones militares en países en desarrollo, como Vietnam e Irak. Pero el orden liberal institucional siguió gozando de un amplio apoyo hasta las elecciones de 2016, cuando Trump se convirtió en el primer candidato de uno de los grandes partidos en atacarlo. Trump también se mostró escéptico sobre la intervención en el extranjero y, aunque aumentó el presupuesto para la defensa, usó la fuerza con relativa moderación. El anti intervencionismo de Trump es relativamente popular, pero su estrecha definición transaccional de los intereses estadounidenses y su escepticismo en cuanto a las alianzas y las instituciones multilaterales no refleja la opinión de la mayoría. La elección de Trump y su atractivo populista dependieron de las disrupciones económicas acentuadas por la Gran Recesión de 2008, pero más aún de cambios culturales polarizadores relacionados con la raza, el papel de la mujer y la identidad de género. Aunque no ganó el voto popular en 2016, consiguió vincular el resentimiento de los blancos por la creciente visibilidad e influencia de las minorías raciales y étnicas con la política exterior, señalando a los malos acuerdos comerciales y la inmigración como responsables de la inseguridad económica.
Su sucesor, en 2021 o 2025, enfrentará un mundo distinto, en parte debido a la personalidad y las políticas idiosincrásicas de Trump. Eel alcance de esos cambios dependerá de si Trump es presidente durante uno o dos mandatos. Después del 3 de noviembre sabremos si estamos en un punto de inflexión o en los momentos finales de un accidente histórico.
El anti intervencionismo de Trump es relativamente popular, pero su estrecha definición transaccional de los intereses estadounidenses no refleja la opinión de la mayoría.