LA MIRADA DEL OTRO
Alos argentinos les gusta preguntar a menudo qué se dice de nuestro país en el exterior. En general, la respuesta suele romper ilusiones. No se habla mayormente de la Argentina. Pero para tener una idea cabal del asunto, puede resultar enriquecedor reproducir las palabras de algunos economistas y periodistas extranjeros presentes en IDEA.
■ “Vivimos en un momento donde las sociedades se están polarizando; especialmente en los Estados Unidos, pero también en otros países. El diálogo es el recurso secreto de una democracia”.
■ “Sólo el diálogo nos lleva a propósitos y responsabilidades compartidas. Para crear confianza hay que demostrar que nuestro propósito no es individual o sólo para un grupo”.
■ “En un país como la Argentina, uno tendría que salir de los juegos de suma cero. Se puede hacer mucho para ayudar a todos. No tratar de ganarle o vencer al otro. Así las personas aprenderán a escucharse”.
■ “Los líderes son quienes pueden generar la confianza y construir las coaliciones y pueden pensar de modo horizontal.
Esto es lo que va a diferenciar a los países o a las empresas”.
■ “Esto no es izquierda o derecha o impuestos o no impuestos, sino que se necesitan políticas distintas”.
■ “Lo que va a ocurrir es que por la pandemia es que vamos a ver un período de fusión creativa, sin distinciones en el mundo”.
■ “La Argentina es un país propicio para que se pueda hacer todo esto y hay quienes pueden mirarla. ¿Por qué no en la Argentina que es un lugar hermoso con un polo innovador?”.
Desconfianza, esa es una palabra clave. La tiene el Gobierno para con los hombres de negocios, a sabiendas de que el empresariado no suele ser del palo peronista-kirchnerista, pero también la tienen los empresarios, que miran de reojo a Alberto Fernández, sin compartir casi ninguna de sus medidas.
“La dura realidad que nos toca atravesar requiere que todos cedamos un poco en nuestros intereses. Soy un optimista de largo plazo, pero a la vez realista. Todos sabemos que se puede estar incluso peor. No quiero una Argentina cancelada”, dijo al levantar el telón.
El presidente Alberto Fernández, a su turno, les marcó la cancha a los empresarios. “Necesitamos un capitalismo donde los mercados funcionen como corresponde. Si no, un capitalismo sin mercado es una trampa. Un capitalismo sin Estado es una selva, donde gana el más poderoso. Y un Estado sin capitalismo conduce al autoritarismo”, enfatizó. ¿Se podrán amalgamar todos estos intereses en pugna? Otra pregunta que queda flotando.
Los interrogantes se agolpan. Como los que lanzó Eduardo Braun, director del Grupo Supervielle: “¿Cómo se logra sacar a la gente de la pobreza?, ¿cómo alcanzamos acuerdos básicos para transitar ese camino?, ¿qué peligro corren las instituciones y cómo debemos inspirarnos y consolidar el liderazgo de la mujer?”
Por suerte, frente a tanta angustia existencial, siempre surge un emprendedor optimista que trae algo de aliento. Uno de ellos fue Nicolás Pimentel, Fundador y director de la agencia de transformación e innovación Becoming, quien señaló que “van a empezar a crecer las ideas como hongos, en sus propias empresas, entre los propios empleados que piensan de manera disruptiva. Las respuestas están dentro de las propias empresas. Se va a resignificar el trabajo. Eso va a generar una descentralización y una monetización
que hasta ahora desconocemos. Hay mucha atomización en la economía creativa pero el gran secreto es ver cómo vamos a cruzar los talentos porque ahí se verán cosas increíbles”.
El mundo de la política tiene muchos frentes que atender. El económico es uno de ellos. Hoy, atribulados por la gestión de la pandemia, los funcionarios intentan obturar los boquetes por donde se les está filtrando el agua en el bote. Pobreza, desempleo, caída de la actividad productiva, fuerte recesión, todo eso se conjuga y es una fórmula destructiva.
Pero IDEA, como en cada año, es un espacio adonde se da a pensar el mundo del trabajo, hoy atravesado mayormente por la virtualidad. Allí entran a tallar los sindicalistas, dirigentes esculpidos a cincel bajo el mandato del evangelio peronista que, hoy en día, ven abruptamente transformado el escenario de juego. En aquella pregunta de qué país queremos ser, ellos también tienen algo para decir.
“Los procesos de cambios estructurales se vivieron en distintas épocas, los trabajadores somos parte de esa dinámica y no le tenemos miedo. Necesitamos un contexto que nos dé la oportunidad, porque no todos estamos en igualdad de condiciones”, advirtió Gerardo Martínez, secretario General de la Uocra (Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina).
Los sindicatos le temen a la olea
Y culminó: “En IDEA planteamos siete principios a los que habrá que darle prioridad. El principal es sostener la seguridad jurídica y el respeto a la propiedad privada”.
A su turno, Martín Redrado, optó por hundir la daga allí adonde nadie había escarbado aún: el dólar. “Una medida nueva podría ser permitirles a los exportadores mayor flexibilidad sin que liquiden en un tiempo determinado. Que cada uno pueda transformar las divisas en pesos cuando lo crea adecuado”, sugirió entonces.
“Estamos hoy en medio de una crisis de confianza. ¿Cómo se la restituye? Se necesita un programa económico con dos ejes básicos que apunten a la estabilización y hacia la modernización de la estructura productiva. Hay que hacer las dos cosas sincrónicas y simultáneas, con programas, equipos y sobre todo leyes para salir de la discrecionalidad”, enfatizó.