Calles de ensueño con un legado histórico
Como salidos de un cuento fantástico, los Pueblos Mágicos encierran un escenario encantador que los convierte en lugares únicos en el mundo. Su denominación no es en vano. Son ciudades llenas de símbolos y leyendas, en las que muchas de las tradiciones y costumbres de las civilizaciones indígenas se conservan intactas y conviven con siglos de historia de una pasado colonial hispánico.
El concepto de Pueblo Mágico surgió hace alrededor de 20 años atrás como un programa estatal destinado a preservar, difundir y revalorizar el patrimonio de estos poblados. Actualmente, en México existen 121 Pueblos Mágicos distribuidos a lo largo de todo el país. Su diversidad compone un mosaico de riqueza cultural que define la identidad mexicana y que los convierte en embajadores para el turismo local e internacional.
Muchos de ellos protagonistas de acontecimientos centrales en el desarrollo de México durante el período del virreinato español, caminar por sus callecitas adoquinadas con casas bajas hechas en
Un recorrido por pueblos mexicanos que conservan los cimientos de civilizaciones originarias milenarias combinados con la herencia española resultado de la conquista.
adobe y tejas rojas nos transporta en un viaje en el tiempo.
Levantadas por los conquistadores españoles, a pocos metros de imponentes catedrales y construcciones religiosas de estilo barroco y neoclásico, es posible encontrar ruinas que alguna vez fueron antiguos templos en los que Mexicas, Tlapanecos, Zapotecos o Mayas, rindieron culto y entregaron ofrendas a sus dioses.
Las costumbres de estas comunidades nativas se mantienen vivas en un sincretismo evidente en muchas de las festividades que tienen lugar en estos Pueblos Mágicos. Desde el popular Día de los Muertos, a carnavales y fiestas patronales, las calles se llenan de música y danza, mientras que sus habitantes se visten con llamativas máscaras y trajes para honrar su mixtura prehispánica y española.
En el estado de Veracruz, cada 29 de septiembre, Orizaba recibe a los artesanos de ciudades vecinas para conmemorar el Día de San Miguel de Arcángel, patrono local de acuerdo a la religión católica. Desde la madrugada del día anterior, los artesanos trabajan en extensos tapetes de aserrín y pintura que cubren decenas de cuadras con pintorescas imágenes que representan figuras de la naturaleza.
Otra forma de sumergirse en la esencia de estos destinos, es a través de un paseo por los mercados populares. Según cuenta la historia, esta modalidad de intercambio existe desde tiempos prehispánicos y sus prácticas sorprendieron a los europeos que avanzaron por esta tierra siglos atrás.