Una tradición que se convirtió en un gran negocio
Luis De Stefano se independizó de su familia y en veinte años se convirtió en un referente de la marmolería en el país. El cambio en los materiales y cómo la situación actual complejiza el negocio.
El nombre De Stefano es sinónimo de tradición y calidad en el mundo de la marmolería. Es un legado que se transmitió de padres a hijos y Luis De Stefano supo continuar orgullosamente con esa pasión.“Empecé hace 40 años en la fábrica de la familia, hasta que en el año 2001 me independicé”, cuenta De Stefano. En sus primeros pasos como independiente tenía una fábrica de más de 100 años que estaba obsoleta. Sin embargo, en el transcurso de estos más de 20 años, logró transformarla y convertirla en una fábrica con la última tecnología. “En un inicio –agrega- éramos una persona más y yo, después incorporé a otro chico y con el fui tiempo sumando más gente. Gracias a muchas empresas que confiaron en nosotros crecimos y hoy somos 45 personas, tenemos 4 vehículos para realizar las entregas y hacemos trabajos en prácticamente todo el país”. Evolución. En cuanto a su trabajo, De Stefano relata que hubo cambios en el uso de materiales. En ese sentido, señaló que el mármol o el granito se usan en proporciones cada vez más pequeñas, solo un 30%. “La tecnología aporta nuevos elementos y materiales como el “Neolith”. Una piedra sintética que es parte de una revolucionaria categoría de productos que dan una respuesta novedosa a las necesidades arquitectónicas y de diseño más exigentes”, explica. Al igual que muchos otros sectores de la economía argentina, el empresario reconoció que la situación actual del país lo afecta mucho. “Nos encontramos que tenemos el problema del alza del material por l a suba del dólar. Prácticamente subieron un 57%”, detalla. Asimismo, asegura que está teniendo problemas con la importación de materiales. “Con las nuevas medidas es muy difícil importar y lograr que te avalen desde el exterior el material”. Pese este complejo panorama actual, De Stefano recalca que seguirá trabajando en el país, aunque reconoce que está teniendo problemas para legar su empresa en la propia familia porque cada vez son más los jóvenes que están descontentos con el país. “Los jóvenes se quieren ir porque no ven que puedan tener un trabajo duradero que les permita armar un proyecto de vida”, opina. En cuanto al trabajo en pandemia, cuenta que estuvieron solo un mes parados ya que cuando el gobierno decidió reanudar las obras, el trabajo se relanzó y lentamente los trabajadores volvieron a sus puestos. “En ningún momento se le dejo de pagar a los trabajadores”, puntualiza. Por último, De Stefano destaca la relación precio-calidad como un diferencial de su empresa frente a la competencia y recalca que “con tesón y sacrificio se pueden hacer un montón de cosas. Gracias al compromiso con la gente pude salir adelante y logré lo que quería, tener una empresa moderna y con trabajo y proyectos”, concluye.