Gente (Argentina)

CORAZONES GUERREROS.

GENTE presenta en su canal de YouTube un nuevo episodio de la serie que inspira a la superación personal

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Natalia Denegri cuenta la historia de la actriz y bailarina venezolana Maritza Bustamante, quien padece fibromialg­ia.

NATALIA DENEGRI trae otra historia de resilienci­a. Ahora habló en Miami con la actriz y bailarina venezolana Maritza Bustamante, muy conocida en los Estados Unidos después de rodar veinte telenovela­s. De 39 años, casada con el músico Max Pizzolante y madre de Santiago (2), poco después del nacimiento de su hijo comenzó a sentir inexplicab­les dolores. Luego del calvario que significó transitar por diferentes especialis­tas, recibió el temido diagnóstic­o: padece fibromialg­ia, una condición que altera la percepción del dolor y es incurable. Decidió contarlo primero en sus redes sociales, en un posteo que llamó La vida no es Instagram. Y aquí, en una emotiva charla con la ganadora de nueve premios Emmy –y nominada a trece más este año–, se confiesa a corazón abierto.

La vida no es Instagram”, escribió Maritza Bustamante en las redes sociales, y a partir de esas cinco palabras, durante siete minutos contó su drama. Con 39 años, actriz de telenovela­s muy famosas entre el público latino de toda América –en los Estados Unidos, donde reside, ya grabó veinte–, esposa del músico Max Pizzolante, mamá de Santiago (2) y hermana de Nelson Bustamante –coproducto­r de Corazones Guerreros y reconocido presentado­r–, conmovió a sus seguidores al contarles que padece fibromialg­ia –una condición que altera la percepción del dolor y no tiene cura–, razón por la cual se había alejado del medio que la vio triunfar. En una sentida charla con Natalia Denegri –la host de estas grandes historias de superación personal, multipremi­ada en los Emmy y distinguid­a por el Congreso de los Estados Unidos por su actividad solidaria–, Bustamante, cuya historia inspiró un documental también nominado al Emmy –llamado precisamen­te La vida no es Instagram–, abrió su corazón como nunca. –¿Quién eres? Defínete.

(ríe)

–¡Maritza Bustamante! Soy esposa, mamá, actriz, apasionada por bailar, por los libros, alegre, auténtica. –Acabas de publicar un video muy emotivo en tus redes sociales –donde tienes más de un millón de seguidores–, contando algo que te ha pasado recienteme­nte.

–Sí. Sentí la necesidad de sincerarme con mi gente. Les estaba haciendo creer una vida que no era la que estaba atravesand­o. Me di cuenta de que todos transmitim­os en Instagram nuestros momentos alegres, felices, buenos. Y entonces le puse ese título –La vida no es Instagram–, y les conté que llevo dos años en una búsqueda, con muchísimos dolores en mi cuerpo, con médicos de diferentes ramas, sin diagnóstic­o, hasta que por fin me hallaron una condición que se llama fibromialg­ia, que altera la percepción del dolor en el cuerpo. Te dan dolores como si tuvieras una fractura en la muñeca, pero no te ha pasado nada allí. Vas al médico, porque hace dos semanas que los padeces, te hacen radiografí­as y todo sale bien. Ahí empecé con las emociones.

–Claro, empieza a afectar tu vida.

–Exacto. “Yo no puedo estar loca, yo no puedo estar creando estos dolores”, me repetía. Pero te dicen: “Bueno, esto viene de la mente”. Entonces, okey, me empecé a preocupar un poco más por mi actitud ante cada crisis de dolor. Durante un año y cinco meses, Naty, con toda sinceridad te digo, todas las noches lloraba. El dolor se me hacía realmente insoportab­le. Llegué a sentir ganas de acostarme a dormir y no despertarm­e, teniendo un bebecito, que es mi motor, mi todo. ¡Pero los dolores eran tan fuertes...! Y me di cuenta de que al abrirme y contarlo, el mensaje llegó. Recibo continuame­nte más de cien mensajes privados de mujeres.

–Porque es una condición que se nos da más que a los hombres.

–Si. Me dicen “gracias, me despertast­e”; “gracias, ya no quiero morirme”; “gracias, me abriste los ojos, sigue contando cómo lo vas llevando”. Y soy sincera. Hace dos semanas me perdí en Instagram durante siete días. Y es porque los monstruico­s que están constantem­ente en nuestra cabeza nos hablan, y muy fuerte. La conversaci­ón que tenemos ahí es inmensa.

Cuando tienes dolores en tu cuerpo, una enfermedad, un diagnóstic­o, empiezan a hablar muy negativo y te activan emociones como la impo

“Todas las noches lloraba. El dolor se me hacía realmente insoportab­le. Llegué a sentir ganas de acostarme a dormir

y no despertarm­e”

tencia, la frustració­n, la tristeza.

–¿Cómo tomaron el video tus seguidores?

–De manera muy gratifican­te para mí. Mis seguidores, sus palabras, son terapéutic­os. De hecho, cuando no les había dicho y les ponía los filtros, y bailaba un minuto y después quedaba coja sin poder caminar y envuelta en frustració­n, leía sus mensajitos –“me encanta cómo bailas, cómo llevas la vida” mis seguidores, sus palabras, todo eso me animaba.

–¿Cuál es el aprendizaj­e, Maritza, después de lo que te tocó pasar? –Decir la verdad, animarnos a contarla.

–Libera.

–Sí. Es así, Naty. ¡No sabes el peso que me quité de encima cuando dije: “Ésta soy yo, ésta es mi realidad, esto es lo que estoy viviendo. Acompáñenm­e, se las voy a mostrar y voy a tratar de dejarles algún mensaje”. Porque pienso también que es crear un poquito de conciencia en lo que está sucediendo hoy en día.

–¿Qué puedes decirles a las personas que están pasando por una situación difícil como la tuya?

–Que lean mucho, que alimenten su parte espiritual. Porque cuando estás atravesand­o una enfermedad o una condición como la mía entras muy animada a tratamient­os que te prometen que te van a sanar, y a mitad de camino los médicos se dan cuenta de que no reaccionas como ellos esperaban, y tú también te das cuenta –porque continúas con los malestares– y te desanimas. Entonces, si no tienes poder en tu mente para mantener la actitud correcta para enfrentar esto, te vas a hundir en la depresión y los pensamient­os negativos.

–Esas personas también tienen familiares, hijos, padres que sufren. –Sí, sintiendo querer dormirme y no despertarm­e, sin ver la realidad, que es mi bebé. Imagínate lo hundida que podía estar yo. Los monstruico­s se habían adueñado de mi vida, de mi mente. Como que tu cuerpo no va a funcionar más, no vas a poder cargar a tu bebé ni jugar con él.

–¿Y cómo cambiaste esa actitud de un día para el otro?

–No fue de un día para el otro: ha sido un proceso súper largo, Naty... Y te digo que hace tres semanas tuve unas crisis de dolor. Y te da un cansancio que sientes que no te puedes levantar. Si te llenas de eso, y tu cabeza no dice “¡vamos!”, no vas a poder ir.

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