Gente (Argentina)

EL MITO DE SU NARIZ

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“Todo el tiempo leo en Instagram que me operé la nariz. Y sí, fue a los 19 años, cuando jugando hockey recibí un palazo que me rompió el tabique hacia adentro, en tres partes. Tuve que ir a cirugía de nariz y de amígdalas, por no poder respirar bien”, dice Wanda. “No sólo hay fotos que demuestran lo que digo, sino que además, ¿en qué momento pude haberlo hecho? Pasé los últimos años embarazada –tiempos imposibles para esa intervenci­ón– y tres en televisión”, señala. “Una sale en imágenes según el fotógrafo, el ángulo, el make up... Siempre tuve la misma cara. ¿Después de tanta crítica habrá una manera de decirme que me ven más linda?”.

Ya soy íntima de las azafatas”, cuenta.

“Lo que para todos resulta un motivo de estrés, para mí es un ejercicio más. ¡Todavía tengo valijas cerradas que nunca llegué a deshacer!”, revela de cara al inicio de la pretempora­da para Icardi. “Y ahora tendremos la oportunida­d de empezar de cero. Mis hijos hablan italiano e inglés, porque van a un colegio británico. Mi sueño es escucharlo­s conversar en francés”.

Al tiempo que se prepara un mate, revisa que sus hijos –en total silencio– estén concentrad­os en sus tareas. “Soy muy estricta con la responsabi­lidad y quiero que aprendan lo que es un valor”, comenta. “Soy la misma desde siempre, trabajador­a de muy chica. No fui a mi viaje de egresados porque ya no me quedaban faltas de tanto laburar. Trabajé en un salón de fiestas

infantiles, cuidé chicos. Era la primera en ofrecerse para los feriados y fines de semana. Siempre tuve esa ambición. Y sobre esa base educo a mis niños. Cada tanto les cuento que me fui de mi país hace doce años, con una valija de acá para allá, viviendo en culturas que no conocía, afrontando embarazos con médicos a los que no entendía... Hablo con ellos y les recuerdo que no es por ser ‘hijos de’ que tendrán todo en la vida. Creo estar haciendo un buen trabajo, porque todos les elogian su humildad y su corazón. Eso es lo que más me interesa, porque todo lo demás se compra”, concluye.

“Hoy me miro al espejo y digo: ‘¡Cuánto camino recorrido!’”, desliza, y trae así otro interrogan­te al respecto. ¿Qué otra imagen tiene de sí misma? ¿Hay una nueva Wanda? Al menos sus redes la exponen algo más audaz. ¿Qué ve a los 33 en ese espejo? “Veo a una mamá de cinco hijos que, como toda mujer, hace lo posible por estar bien. Tengo épocas en que me paso del peso y otras de exigencia laboral. Hoy, en cuarentena, elijo vivir con las raíces crecidas, al natural, haciendo respirar al pelo. Estar en la tele es como subirse a una pasarela, y ahí se muestran tendencias: ninguna modelo saldrá sin peinarse o con las uñas a medio hacer. Cuando estoy en casa nada me importa, porque tengo un hombre que se enamoró de quien soy, no de una foto de Instagram”.

Conociendo su agenda y hablando de hogar, pregunto si hay tiempo para sí. ¿Cómo se distiende Wanda Nara? “Sólo me tiro en algún rincón, mate en mano, a ver a mi familia disfrutar

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