“Mi hijo, el híper sensible fotógrafo y músico”
“Tute vio la luz el 1º de marzo de 2002 –detalla respecto a su hijo mayor–.
Es pisciano, híper sensible, empático, de conectarse de forma intensa con aquello que lo rodea, por ejemplo a partir de la fotografía y la música. Para ambas carreras fue admitido en dos universidades de Barcelona. Viene de tomar cursos online, y en octubre iniciará las clases presenciales. Toca el saxo, la armónica, el ukelele y la batería. Me emociona su potencial interno”.
llamado Covid-19. “¿Cuándo se va a ir?”, pregunta. –Cuéntenos un día típico de confinamiento en lo de los Trapero-Gusman.
–Con horarios diversos. Yo me levanto temprano, tipo ocho, mi momento de soledad. A las nueve amanece Pablo. Nos sentamos en algún lugar de afuera, y desayunamos. Es un ritual y un instante nuestro. Charlamos, contemplamos lo que construimos juntos. Lula se despierta tipo once y Tute al mediodía. A Pablo le dio por la carpintería (construyó la casita del árbol de la nena, un tobogán, mesas), Lucero toma clases online, Mateo compone –ya suma dos temas– y cocina. Y yo me prendo a cursos del posgrado y, vía remota, a actividades solidarias para la Fundación Sí. Bien variadito...
Siente Martina que la pandemia genera “mucha angustia, un vacío, debido a la incertidumbre. Es un cachetazo a lo controlado y programado. Nos patea el tablero a todos. Ni hablar si a ello le añadís circunstancias sociales y económicas complicadas, que no es nuestro caso. A algunos nos sorprendió con algún ahorro, que nos permite ir llevándola. Si te rodea un contexto difícil, la angustia aumenta. Es desestructurante –analiza–, y entiendo que nos va a dejar una enseñanza, como a conectar más con el presente. Siempre nos aferramos al futuro, planeamos. Quizá aprendamos a iniciar el nuevo día como una nueva oportunidad. Así lo tomamos nosotros”, resume ella, advirtiendo que “casi no salimos. Salvo Pablo, que cada dos semanas va por una compra importante al súper, o yo, que me pego una escapadita cerquita, si por algo falta, o me acerqué una vez a la Capital –con barbijo y las prevenciones lógicas– para saludar a mi mamá (Marisa), que cumplía 70 años”.
–¿Qué tareas de la casa le tocan a usted en suerte?
–Yo hago todo. De tanto en tanto, Tute y Pablo lavan los pla