AYELÉN SALAZAR
“Cuando tenía doce años pasé cosas horribles con mi progenitor: gritaba mucho y los vecinos escuchaban”
Luego de años de sufrimiento y maltrato, en los que el miedo era su emoción más frecuente, por fin alguien la escuchó. Su vida cambió cuando llegó al Hogar María del Rosario, de San Nicolás, que recibe a niños, niñas y adolescentes judicializados. Recibió un abrazo y contención para reconstruir su vida. La alentaron para que llevara hasta el final el juicio por
abuso. La acompañaron en el proceso de descubrir su valor.