Gente (Argentina)

MARIANO CAPRAROLA.

“De chico, y de la peor manera, y aprendí que ‘no’ es no”

- Por Kari Araujo Fotos: Gabriel Machado

Por primera vez, el productor artístico número uno del país y panelista de La jaula de la moda, memora un hecho traumático que transitó cuando era adolescent­e: “De chico, y de la peor manera, aprendí que ‘no’ es no”.

Por primera vez, el productor artístico número uno del país y quien contagia su alegría desde La jaula de la moda, habla del hecho traumático que vivió cuando sólo tenía 13 años y explica de qué manera lo acompaña en sus relaciones hasta el día de hoy. Además, revela la curiosa historia que lo une a Flor de la V y Cris Miró.

Mariano Caprarola (46) no pasa inadvertid­o: cada vez que llega a un lugar lo hace con la voz en alto, emitiendo algún comentario que provoca sonrisas y con una energía que resulta imbatiblem­ente contagiosa. No es una pose. Es una forma de ser y de llevar su vida. Pero el camino que recorrió para llegar hacia el lugar en el que se encuentra ahora no fue alfombrado ni estuvo cubierto de rosas; todo lo contrario: resultó áspero, difícil y todo un campo de batalla. De hecho, él mismo cuenta que tuvo que “luchar fuerte” para poder atravesarl­o. “Es que las personas que más me enjuiciaro­n por mi elección de vida fueron mis familiares, particular­mente mis hermanos (J.M. y M.). Para que te des una idea, mi vieja y ellos se pusieron como locos cuando se enteraron de que yo me rateaba del secundario para ver a un pibe que me gustaba, y hasta contrataro­n a una persona para que me llevara al colegio y me buscara, así no tenía oportunida­d de cruzarnos. Incluso, como mamá sentía que no podía controlar la situación, nos mudamos a la casa de mi hermano. Y así siguieron las medidas hasta que se cansaron. Bah, hasta que los cansé. Porque cuando vos empujas un camión durante cinco minutos, los brazos se te cansan y en algún momento lo soltás. ¡Y yo era un Scania que no se iba a mover de donde estaba parado!”. –No ibas a dejar de ser quién sos. –¡Nunca! Pero, de todos modos, yo soy muy respetuoso, eh: no me beso ni mantengo relaciones sexuales con nadie en la casa de mi madre, y he compartido vacaciones familiares en las que mi pareja dormía en un cuarto y yo en otro. Siempre fui muy discreto en ese sentido.

pero creo que llegó el momento: tuve dos experienci­as con pedófilos terminando la primaria, cuando no sabía lo que era la pedofilia o un violador”

–¿Cómo dirías que viene siendo tu vida en el amor?

–Te lo pongo así: me encantaría tener un amor para toda la vida, pero a la vez soy un tipo que ama a Fabiana Cantilo y odia su frase “Nada es para siempre”, porque me gustaría que todo lo sea. El tema es que, cuando me meto a bucear en el amor, me doy cuenta de que hay muchas cosas que no lo son. Además, perdí varias relaciones por respetarme. Me han dejado por no tener sexo todo el tiempo… y hablo de hombres de los que estuve enamorado, porque nunca estuve con alguien sin amor de por medio. Pero, si no tengo ganas, “no” es no, y eso lo aprendí de chico y de la peor manera.

–¿Por qué lo decís? –Nunca lo conté públicamen­te, pero creo que llegó el momento: tuve dos experienci­as con pedófilos terminando la primaria, cuando no sabía lo que era la pedofilia o un violador. Una fue con un profesor de gimnasia del colegio, y otra con un señor, durante un verano en la Costa Atlántica. Yo tenía 13 años y me había ido de vacaciones con mis primas a un camping de San Bernardo. En otra de las carpas había un señor. Esto lo hablé en terapia, porque tengo el recuerdo grabado... Con él subía y bajaba los médanos. Se notaba que se iba alejando, buscando lugares sin gente. Segurament­e, si los hubiera encontrado, me hubiera violado. Yo en ese momento no estaba desarrolla­do sexual ni emocionalm­ente. Con el paso del tiempo entendí que había una inclinació­n homosexual marcada en mí, porque, claro, una noche que llovió, en la oscuridad y por curiosidad, me metí en la carpa de un adulto que no conocía, y el tipo me agarro la mano y me la llevó a su miembro… erecto. Sin cruzar una palabra ni una mirada, disparé de su carpa. Lógico, sexualment­e tocarle el miembro a alguien no me provocaba nada más que miedo.

–¿Qué pasó después?

–Corrí. Corrí sin parar hasta entrar en la carpa en la que estaba mi prima de 17 años con sus amigas, y les conté todo. No sólo no me creyeron: me dijeron “nos arruinaste las vacaciones”. Esa frase no la olvido más. Y las imágenes tampoco, porque me remontan a un pedófilo. Lo que pasa es que cuando uno cuenta esto dentro del medio artístico piensan que uno lo hace para llamar la atención o para generar una nota y no. Después de sumergirme de lleno en

me puse revelador y más verdadero, porque soy un tipo que aprendió a no tener miedo a contar las cosas”

abrazaba arte, y eso es lo que me hizo pelear toda la vida. Hoy apunto a convertirm­e en un entretened­or: un tipo que con sus recursos corporales y sin necesidad de escaleras ni parafernal­ia, con un simple telón negro y una luz, consiga un aplauso”

historias de chicos abusados e incluso participar en la nota de Florencia Peña en la que se extendió sobre el tema, a partir de los femicidios, entendí que yo tuve los mismos episodios, sólo que no llegaron a violarme. Aunque me dejaron marcado. Por eso hoy, para tener una relación sexual necesito sentirme amado y respetado.

–¿Afectó tu trabajo también?

–En algún sentido sí. Si lo pienso, durante toda mi carrera de productor –que lleva más de tres décadas– vestí a todas las famosas que te imagines, pero a muy pocos hombres. Y, cuando lo hice mandé a una asistente a vestirlos, porque pienso que la otra persona, por mi condición sexual, puede pensar que yo lo quiero tocar o pretendo mirar algo que no correspond­e. Igual, es algo cien por ciento mío. A mí nunca nadie me dijo nada.

–Cambiando de tema hacia uno que te haga reír: ¿Es verdad que algunos personajes se hicieron conocidos gracias a vos?

–(Ríe) Sí. A Flor de la V la armé yo. O sea, ella nació siendo una estrella, pero cuando nos hicimos amigos sólo era una chica trans hermosa. Su carrera pública arrancó el día que la lleve al Ateneo para presentarl­e a Ernesto Medela, la mano derecha del productor Carlos Rottemberg. A la semana Ernesto me llamó: “Traeme a tu amiga travesti, porque se acaba de enfermar Cris Miró y está internada en el Fernández”. Y así debutó Flor en el Tabaris en Más pinas que las gallutas, con unos zapatos que le regalé.

–Ya miramos tu pasado, ahora miremos tu futuro... ¿Hacia dónde apuntas?

–A convertirm­e en un entretened­or: un tipo que con sus recursos corporales y sin necesidad de escaleras ni parafernal­ia, con un simple telón negro y una luz, consiga un aplauso. Siento que aún me falta llegar a estar al punto caramelo en la vida, en el trabajo y en mi interior; y también siento que pronto lo voy a lograr.

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Producción general: Sofi Esther Ortiz Arte y diseño: Gustavo Ramírez Make Up: Bárbara Mencia, para Vero Luna Make Up Peinado: Billyn Gun’s (Barber & Tatto) Vestido por: José Valosen y Jt Agradecemo­s a Paola Cathcarth (@estilo.paola.cathcarth), @elojoclini­cokey y Federico Barri (@fedebarri.ok)

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