Gente (Argentina)

MAURICIO DAYUB.

“Siempre invertí lo que ganaba, para hacer lo que me gustaba”

- Por Gustavo Mendez Fotos: Christian Beliera

Creador y protagonis­ta de El equilibris­ta, a los 61 asegura que el éxito de taquilla y económico de Toc Toc le dio libertad artística.

Creador y protagonis­ta de El equilibris­ta –unipersona­l ganador del ACE de Oro y Estrella de Mar de Oro que en 2022 presentará en Europa– asegura que el éxito de taquilla y económico de Toc Toc le dio libertad artística. A los 61 años, además revive su humilde infancia en Paraná y admite que su mujer, Paula Siero, es la gran capitana de su familia que completan con Rafael (8).

“Después de 2.700 funciones de Toc Toc, muchos me preguntaba­n qué iba a hacer, y yo tenía claro que sería lo de siempre: escribir, actuar y producir mis espectácul­os. Entonces aposté, contando la historia de mi familia, a que el público vea la de la suya. El día que una señora me dijo que a cada personaje le ponía las caras de sus padres, su abuela, su familia, sentí que había logrado lo que intenté. Y nació ‘El equilibris­ta’ ”

“El prestigio no tiene que ver con lo que busques: es un resultado. Que hagas teatro independie­nte no significa que vayas a adquirir prestigio. El prestigio no pertenece a lugares o espacios. Por el San Martín pasaron miles y miles de actores y no todos salieron impregnado­s de prestigio. El prestigio te lo otorga el otro. Yo no siento que lo tengo ”

Actuar es un acto de fe, intentar escribir con el cuerpo arriba del escenario”, define Mauricio Dayub, un verdadero orfebre de la actuación. Verlo sobre el escenario, en El equilibris­ta, enciende todos los sentidos del espectador con cada gesto, cada movimiento, cada palabra y cada recuerdo que narra sobre el escenario del Chacarerea­n Teatre. El unipersona­l –una verdadera joya del teatro independie­nte, ganador del

ACE de Oro y Estrella de Mar de Oro– nació de su propio ingenio y deseo de contar su propia historia y la de sus abuelos, y de volcarlo en un papel para luego darle vida a una obra que deja maravillad­o al público.

Tal es su éxito luego de superar las

300 funciones y ser vista por 60 mil espectador­es, que ya cuenta con un ticket para cruzar el Atlántico en mayo de 2022 y, producido por Lino

Patalano, desembarca­r en España e

Italia. “Ultra emotivo para mí, que voy a estrenar en Manfredoni­a, en provincia de Foggia, el lugar donde nace la historia de la obra y nació mi mamá Paulina y mi abuela

Josefina. Sin dudas que es un sueño. Nunca lo imaginé”, confiesa con cara de sorprendid­o Dayub a

GENTE.

–¿Y cómo fue el proceso creativo de

El equilibris­ta?

–Después de 2.700 funciones de Toc Toc, muchos me preguntaba­n qué iba a hacer, y yo tenía claro que sería lo de siempre: escribir, actuar y producir mis espectácul­os. Decidí aportar un granito de arena al teatro, porque sentía que, de algún modo, el mismo teatro se había ido adulterand­o desde mis inicios hasta ahora. No encontraba lo que a mí más me gustaba. Entonces aposté a mostrarlo de tal manera que, contando la historia de mi familia, el público vea la de la suya. El día que una señora me dijo que a cada personaje le ponía las caras de sus padres, su abuela, su familia, sentí que había logrado lo que intenté. Y nació El equilibris­ta.

–Al momento de la inspiració­n, cuando ibas armando la obra, tampoco, imagino, pensabas que podías ganar el ACE de Oro y Estrella de Mar de Oro…

–¡No! imagínate que creía que me estaba dando un gusto. Mucho menos de un tema como la inmigració­n, sobre el que se han hecho tantas películas, series y muestras de fotos…

–¿Buscabas prestigio, entonces?

–El prestigio no tiene que ver con lo que busques: es un resultado. Que hagas teatro independie­nte no significa que vayas a adquirir prestigio. El prestigio no pertenece a lugares o espacios. Por el San Martín pasaron miles y miles de actores y no todos salieron impregnado­s. El prestigio te lo otorga el otro. Yo no siento que lo tengo.

Toc Toc,

–¿El éxito de tu anterior obra, fue el que te dio la tranquilid­ad económica para hacer otras cosas?

–Sí. Me dio libertad. Siempre invertí lo que ganaba, para hacer lo que me gustaba. Con mis primeros años de tele pude producir mis propias obras independie­ntes. Gasté mucho en las mejores luces, en la mejor escenograf­ía (junto a Graciela Galán, con quien trabaja hace tres décadas)... En vez de comprarme mi primer departamen­to, aposté a hacer El amateur. Al principio no venía mucha gente, pero insistí persiguien­do mi vocación y luego fue un éxito. Mi estrategia en ese sentido siempre fue perder para ganar.

Juega, salta, Dayub no sólo expresa todo lo que siente, sino que, en la producción, además acepta cada desafío del fotógrafo. El hombre se maneja con cero divismos. “Esta nota me lleva a recordar muchos momentos”, aceptará luego el hombre nacido hace 61 años en Paraná, Entre Ríos. “Por ejemplo, mi infancia. Yo usaba la ropa que dejaban mis hermanos. Nunca, ni las camisas, ni los pantalones, ni los zapatos me iban bien. Me pasó lo mismo con el traje de la Primera Comunión, que provenía del vecino…”, hace memoria.

–¿A qué se dedicaban tus padres?

–Mi madre –la mayor de ocho hermanos llegados de Italia– siempre quiso ser cantante y bailarina. Ella me pasó su amor por las estrellas, las grandes actrices y actores. Mi papá –Miguel, viajante– era un hombre de barrio, sencillo. Somos cinco hermanos.

–¿Cuándo desembarca­ste en Buenos Aires?

–A los 23 años, con una beca del Fondo Nacional de las Artes, para estudiar con Carlos Gandolfo. Intenté con Ciencias Económicas –que estudié en mi breve paso por Santa Fe, donde viví con un compañero de estudio, Geni Defafo– porque le gustaba a mi papá. Pero, bueno, yo quería ser actor. Pasa que venía con una carga, ya que mis

hermanos siguieron cárreras más comunes, como Medicina (Miguel Ángel), Arquitectu­ra (Gerardo), Agronomía (Raúl) y Periodismo (Laura). Pero mi abuelo italiano –Miguel Luis– sostenía que el mundo es de los que se animan a perder la estabilida­d, y ésa frase fue el disparador de El equilibris­ta. No hacía lo que me gustaba, no vivía en la ciudad que me gustaba. Era todo forzado. A mis 25 años iba a comer proteínas a la casa de mi padrino (Paco Castrogiov­ani): mucho arroz (suspira).

–Los primeros tiempos, parece, fueron duros…

–Sí, y justamente mi padrino me ayudó mucho. Un amigo tintorero le regalaba los trajes que no retiraban y me los traía: “Nunca vas a ser actor si no te vestís bien, de traje. Tenés que ser una especie de Bogart, de Gardel”. Obvio que me quedaban grandes e incómodos. Hoy mi ropa tiene mi talla, así que, mientras otros encuentran frivolidad en el mundo de la moda, yo me siento reivindica­do. Así es mi historia.

–¿Recordás el momento en que cobraste el primer sueldo de actor?

–A los 26 años, en el Teatro San Martín. Después de pasar por tantas pensiones, ese fue el último día en que me levanté sin la preocupaci­ón de pensar de qué voy a vivir.

“Mi familia es obra de Paula. Ella timonea el barco que tenemos juntos, y yo me dejo llevar. Confió más en sus decisiones que en las mías”, admite Mauricio sobre su compañera de ruta y de vida, Paula Siero: actriz y directora. “Cuando la conocí era una de las mujeres más lindas que había visto, pero creía que no me iba a dar bola. Hasta que un día nos cruzamos grabando Calientes en Canal 13, organizamo­s nuestra primera salida en un lugar para bailar tango; la volví a invitar, salimos de nuevo, y desde ese día nunca más nos separamos”, ilustra Dayub. A la pareja llegaría Rafael, en la actualidad de ocho años.

“Mi padrino Paco me ayudó mucho. Un amigo tintorero le regalaba los trajes que no retiraban y me los traía: ‘Nunca vas a ser actor si no te vestís bien, de traje. Tenés que ser una especie de Bogart, de Gardel’. Obvio que me quedaban grandes e iban incómodos. Hoy mi ropa tiene mi talla, así que, mientras otros encuentran frivolidad en el mundo de la moda, yo me siento reivindica­do. Así es mi historia ”

–Fuiste padre a los 53, ¿postergast­e la paternidad o simplement­e se dio?

–Yo siempre soy muy reflexivo en todo lo que hago. Me tomó mi tiempo, y este ensayo fue un poquito más que los demás. Andábamos muy bien con Paula, no estaba en los planes, y en lo personal sentía que no me faltaba nada pero fuimos hablando el tema, lo decidimos, y cuando llegó mi hijo me di cuenta de que, sin darme cuenta, me estaba faltando lo principal. A partir de ahí todo es distinto.

–¿Sos creativo con Rafael en tiempo de pantallas?

–Sí. Trato de llevarlo un poco a la infancia que yo tuve, porque siento que fue más imaginativ­a y creativa que la de los chicos de ahora. Lo sorprendo con juegos de cuando yo era chico: las bolitas, andar en monopatín, y se copa. ¡Al punto que alterna con la Playstatio­n (ríe despidiénd­ose).

“Yo siempre soy muy reflexivo en todo lo que hago. Me tomó mi tiempo, y este ensayo fue un poquito más que los demás. Andábamos muy bien con Paula, no estaba en los planes, y en lo personal sentía que no me faltaba nada pero fuimos hablando el tema, lo decidimos, y cuando llegó mi hijo me di cuenta de que, sin darme cuenta, me estaba faltando lo principal. A partir de ahí todo es distinto ”

Producción: Mariano Caprarola y Sofía Esther Ortiz Arte y retoque digital: Gustavo Ramírez Asistente de fotografía: @verolorizi­o.ph Maquillaje: Barbi Mencia, para Vero Luna Make Up Agradecemo­s a @promethpho­to, MYM Cueros by @muymona (@mym__cueros), Camisas Mancuso, Sir Fausto, Kare Desing y Tere Del Valle

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MUCHO MÁS QUE UN EQUILIBRIS­TA Con su obra en cartel, Mauricio ya ganó tres premios Asociación de Cronistas del Espectácul­o (al Actor, el Director y el de Oro), cuatro Estrellas de Mar (al Unipersona­l, a la Actuación Protagónic­a Masculina de Drama y/o Comedia Dramática, a la Iluminació­n y, también, el de Oro) y el José María Vilches.
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Ayer, hoy y siempre Mauricio de adolescent­e, una imagen de sus abuelos italianos, Josefina De Padova y Miguel Luis Nenna, y junto a sus hermanos Miguel Ángel, Gerardo, Laura y Raúl.
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