CUIDADO ANIMAL.
“Ellos nos interpelan como seres humanos”
La cantante de Agapornis, Melina Lezcano, y la diseñadora gráfica Mikaela Prada, dos referentes de la problemática, exponen su experiencia en el rescate y la protección, dando el ejemplo y buscando soluciones para una deuda social que excede a nuestro país y se traslada al mundo. “No se necesita amar a los animales para respetarlos. Es una obligación”, coinciden.
Exitosas en sus trabajos cotidianos, MELINA LEZCANO (cantante de Agapornis) y MIKAELA PRADA (productora audiovisual) desarrollan en paralelo una actividad solidaria relacionada al rescate y el resguardo de los animales. Referentes de la acción en dicha problemática proclaman, por separado y juntas: “No se necesita amarlos, como nosotras, para respetarlos. Es una obligación”.
Melina: ¿Cuál fue el rescate que más te impactó? Mika: Ufff… El año pasado me llegó una alerta. Habían dejado a una perrita dentro de una bolsa de consorcio, al costado de una ruta. Entonces fui a buscarla con una amiga. Llovía un montón. Llegamos, bajamos, nos acercamos, la vimos y se me heló la sangre: era una Border Collie y tenía medio cuerpo comido por los gusanos. La levantamos, la pusimos en un cajón de madera y la trasladamos (se emociona). Con un tumor avanzado y en un estado grave, apenas reaccionaba. Después de que murió, averigüé que un padre le había dicho a su hija –nunca se lo revelé a ella– que dejó a la perrita internada en una veterinaria, cuando en realidad la tiró a la banquina (vuelve a emocionarse)… Es el día de hoy que no olvido su olor a podrido y, a la vez, como si se tratara de la otra cara de la moneda, tampoco olvido… (ya no puede continuar).
Aclaraciones básicas de inicio: Melina es la cantante Melina Lezcano, Mika es la diseñadora gráfica Mikaela Prada. Jamás se habían visto cara a cara. Pero tres horas después de cruzarse, presentarse y empezar a caminar, conversar y posar para el fotógrafo de GENTE, dan la impresión de conocerse desde siempre. De allí la intimidad que conlleva toda empatía, y ahora las incentiva a transitar historias y momentos que las movilizaron, movilizan y seguramente las movilizarán. En este caso, inspirándose en una de esas cruzadas silenciosas que intentan hacer girar al mundo para el lado del bien: La protección de los animales, el principio social de GENTE para el mes de agosto de 2021 que las tiene como protagonistas de un encuentro –acaso una reunión inevitable–, cuya química convierte al periodista casi apenas en un silencioso testigo del mismo.
Mika: Mi amor por los animales arrancó desde chiquita. Tengo fotos de bebé, en la alfombra, de mis “niñeras”, Lizi y Sandy, mis mejores cuidadoras, que eran las perritas de mis abuelitos. Muy loco. Después, me recuerdo entre animales: conejos, tortugas, perros, gatos, ovejas… Mi familia siempre se preocupó por el tema, sumergiéndome en su mundo. Sentí un apoyo. Hasta el día de hoy los animales fueron mis mejores amigos, mi mejor compañía, lo más importante para mí. Veo en ellos el amor genuino, aquel que va más allá del apellido, los prejuicios y el dinero. Los animales son únicos. Pero contame de vos, Meli…
–Bueno, en mi caso soy la única de la familia que mantuvo una relación así con los animales (risas).
Mika: ¿En serio?
Melina: Tal cual. Y la primera que se inclinó a colaborar con este tema.
Mika: Algo muy valioso, ya que te nació solita, desde tu corazón, por lo que viste a tu alrededor y te movilizó.
“Los rescatistas/activistas/proteccionistas/ defensores de los animales existimos porque nuestra misma especie está arruinando el planeta. En lo personal me siento muy mal por tener que salir a rescatar vidas inocentes. Porque, claro, el maltrato que hacen las personas con los animales no es justo. Cada día, de lunes a lunes, a las 5:30AM, yo arranco mi propia rueda de solidaridad, dándoles de comer a los perros de la calle y pastura a los caballos que lo necesitan. Y admito que es muy triste: a veces ni dormís y nunca llegás a salvar a todos (Mika) ”
“Tal cual: No se puede salvar a todos… Yo ayudó hasta donde me da. A veces corremos el riesgo de querer abarcar más de lo que podemos, y colapsamos. Aprendí que para hacer las cosas bien hay que organizarse y medirse. Porque si se te escapa de las manos el problema que pretendías solucionar y no podés cumplir con lo que te comprometiste, la cosa termina agravándose (Melina) ”
“Si bien yo colaboro con algún lugar y con distintas personas, me gusta manejarme de forma independiente. No gano plata con esto. Mi intención es ayudar en todo lo que pueda: Brindar alimento, lo que recaudo en una línea de bijouterie especial que creé para colaborar, ¡mi presencia y mi tiempo! Aunque, admito, por ser conocida en el medio, en oportunidades me piden más ayuda de la que puedo brindar. ¡Alguna gente se me pone muy exigente! ”
(Melina)
Melina: El tiempo lo fue alimentando.
Mika: ¿Y qué te pasa hoy con tus amigas que quizá no eran tan animalistas? Al verte así, ¿se contagian? Melina: Sí, un montón. De hecho, en la cuarentena, mientras, cuando podía, yo seguía rescatando, mi adorada vecina Cande (Molfese, artista), que nunca había pensado en adoptar, se enamoró de Almendra, una perrita que encontré y cuidaba en tránsito, y terminó convirtiéndola en mi “sobrina”... En los últimos tiempos surgió cierta conciencia que, una década atrás, cuando nosotras éramos chicas, no existía. Porque, claro, no nos enseñaban a adoptar. A medida que te vas metiendo y descubrís lo que hacen con los animales en los criaderos y lo que sucede en general a su alrededor, entendés algunas cuestiones. Entonces, empezás a comprometerte con la problemática. En la actualidad, un montón de amigas me admiten: “Nunca
“Hoy, si la observamos de manera atenta, la calle duele... Los cinco Mandamientos que siempre deberíamos cumplir ante los animales deberían ser: Respeto, dedicación, preocupación, compañerismo e igualdad. Los que jamás tendríamos que aceptar: Maltrato, ignorancia, justificación, desapego y abandono ”
(Mika)
más compro un perro”. Eso ya es dejar un recontra mensaje. Mika: ¿Viste qué satisfacción da?
Melina: Increíble. ¿Y en tu caso, con tu gente, Mika? –También. Me pasa que varias amigas jamás habían adoptado ni imaginaban lo que pasaba en un refugio, o no reparaban en que algunos animales necesitan comida o asistencia. Miraban por la ventana del auto sin ver. Y, ¿sabés qué?, ahora van con la bolsita de alimento balanceado en el baúl, con bidones de agua. Empiezan a observar de manera distinta. Melina: Enfocar más allá de uno mismo, es clave.
Mika: Sí, necesitamos dejar de mirar tanto el celular y apuntar a lo que viene sucediendo alrededor, con los animales y el planeta.
“¿Cantidad de rescates? En un allanamiento que organicé salvamos más de 400 perros de una acumuladora. En otro, 70, de criadero, en un estado deplorable. De un pensionado en San Nicolás nos llevamos 150 perros. Tengo números muy grandes en mi cabeza de todas las especies que quieras: Chanchos, cerdos, caballos, osos meleros, gatos, aves, cabras, ovejas, lagartos, comadrejas, víboras… Ya perdí la cuenta ”
(Mika)
Ambas coinciden en que los procesos de rescate durante las épocas que corren inician “por las redes sociales”. “Hay de todo –afirma Mika–. A mí la pandemia me modificó la forma de trabajar. Así que puedo hacerlo desde la compu. Una vez que empiezo, salgo y no paro”, añade. “En mi caso, hay momentos en que el celular me estalla”, admite Melina. Y agregan juntas: “Encontrás animales que confían, otros que se aterran y se paralizan, y animales que corren. Si rescatás o adoptás, hay que entender que nada es perfecto, que cuesta, pero vale la pena”. Acto seguido, dependiendo de la situación, una vez recuperados “suelen ir a una clínica veterinaria, donde se les siguen los estudios médicos, se los trata y se les provee de una buena alimentación, hasta que acceden a la campaña de adopción responsable”, enumera Prada. “Me encantaría que en nuestro país se implementara lo que en Estados Unidos: Que una vez que los reciban en tránsito, sus responsables se hagan cargo del diez por ciento de los gastos, para que el compromiso sea completo”, pregona Lezcano.
Melina: ¿Dónde alojás a los animales recuperados?
Mika: Armé un club de hogares temporarios, pero depende de la situación. Los puedo dejar en guarderías, con familias, amigas… Somos un equipo de voluntarios con mucho amor y mucha paciencia. Todo lo que hago, sacando mis pequeños gastos, lo invierto en alimentos, veterinaria, insumos para su salud, internaciones. Ni una remera me compro, para no gastar de más en nada. No me avergüenza decirlo, porque mis prioridades son otras. En algún momento podré. No me preocupa.
Melina: Si bien yo colaboro con algún lugar y con distintas personas, me gusta manejarme de forma independiente. Tampoco gano plata con esto. Mi intención es ayudar en todo lo que pueda: Alimento, lo que recaudo en una línea de bijouterie especial que creé para colaborar, ¡mi presencia y mi tiempo! Aunque, admito, por ser conocida en el medio, en oportunidades me piden más ayuda de la que puedo brindar. ¡Alguna gente se me pone muy exigente (sonríe)!... Ayudó hasta donde me da. A veces corremos el riesgo de querer abarcar más de lo que podemos, y colapsamos. Aprendí que para hacer las cosas bien hay que organizarse y medirse. Porque si se te escapa de las manos el problema que pretendías solucionar y no podés cumplir con lo que te comprometiste, la cosa termina agravándose. Lo mismo que
“Desde nuestro lugar podemos enseñarles a los más chiquitos, que son los que vienen ahora, sobre el cuidado y el respeto que los animales merecen. Nosotras debemos colaborar para que se deje de mirar hacia otro lado. Eso ya sería grande. Es otra de las cosas que estaría bueno que, como amantes de los animales, dejáramos antes de partir ”
(Melina)
“¡Viste la cantidad de perros y gatos que hay en la calle y necesitan un hogar! Algunos llegan en un estado indescriptible… La pandemia también nos expuso a las personas respecto a los animales, porque se terminaron las castraciones masivas, tan necesarias para controlar la procreación. Dejaron de llevarse a cabo, lo que complicó bastante la situación (Melina) ”
salvar a todos: No se puede.
Mika: Exacto. Aunque duela.
Melina: Como te pasó a vos con el caso en el que recién te emocionaste. ¡Viste la cantidad de perros y gatos que hay en la calle (entre seis y ocho millones en la provincia de Buenos Aires, y quince, en Argentina) y necesitan un hogar!
Mika: Si la observamos de manera atenta, la calle duele. Melina: Algunos llegan en un estado deplorable. Volvemos a lo que comentábamos recién: Lo importante es que ahora hay una mayor conciencia. Igual que en otros temas, claro.
Mika: Vemos grandes cambios en la igualdad de género y debates en la calidad de la alimentación humana cotidiana, dos cuestiones, entre otras, que interpelan a la sociedad en discusiones imprescindibles. Bueno, los animales nos interpelan como seres humanos, como personas. Creo en los cambios positivos y veo que hay muchas ganas de ayudar. No obstante, ante todo y además de nuestro compromiso, necesitamos colaboración del Estado: Los proteccionistas no alcanzamos si el Estado no sanciona a los que maltratan animales. Acá debemos ser nosotros y el Estado. Pertenezcan al partido al que pertenezcan aquellos que forman parte de él, deben contribuir a que podamos continuar con esta acción tan necesaria.
Melina: Es un momento ideal, gracias a la apertura de planteo que mencionamos hace un ratito sobre la adopción. Cuando yo era chica, las mascotas se compraban, y punto. Ahora hay una conciencia de que se pueden adoptar. Es un gran paso.
Mika: Las vidas no se compran. Yo jamás compré un animal: Estoy en contra de la explotación de los criaderos y la crueldad que conlleva.
Melina: ¿Viste la cantidad de razas que, debido a las cruzas, terminan transitando una sufrida etapa final de vida?
“En los últimos tiempos surgió cierta conciencia que, una década atrás, cuando nosotras éramos chicas, no existía. Porque, claro, no nos enseñaban a adoptar. A medida que te vas metiendo y descubrís lo que hacen con los animales en los criaderos y lo que sucede en general a su alrededor, entendés algunas cuestiones. Entonces, empezás a comprometerte con la problemática. En la actualidad, un montón de amigas me admiten: ‘Nunca más compro un perro’. Eso ya es dejar un recontra mensaje (Melina) ”
Mika: Pocos se dan una idea de la falta de información que existe en este país cuando de comprar un perro de raza se trata. Es todo por dinero. Además, adquirir un animal de raza –y volvemos una y otra vez a un tema central–, evita la posibilidad de adoptar uno en situación de calle.
Melina: La pandemia también nos expuso a las personas respecto a los animales…
Mika: Seguro, mediante las justificaciones de abandono constante: “Como no tengo, te abandono”.
Melina: Y también porque se terminaron las castraciones masivas, tan necesarias para controlar la procreación. Que dejaran de llevarse a cabo complicó bastante la situación.
Mika: Bueno, desde 1891 tenemos la primera ley que protege a los animales –la número 2786, conocida como Ley Sarmiento– y muchos funcionarios no saben ni que existe. Imaginate el resto de las personas. Igual, avanzamos de a poco, cada vez somos más y no vamos a detenernos hasta lograr que se cumpla como debería. Son los derechos que necesitamos para generar un cambio global.
“Para mí las vidas no se comen –afirma Mika–. Eso no es alimento, sino el sufrimiento de una víctima que sabe que va a morir. Si ese sufrimiento te lo comés, va directo a tu alma. Y después el ser humano se pregunta ‘¿por qué estoy tan nervioso?’ ¡Qué loco!, ¿no?... En mi caso, me reconozco vegana, pero no pretendo ser absolutista: Me gusta que cada uno haga su aporte en este mundo, de a poco y sin juzgar”, señala Prada.
“Todos fuimos al zoológico cuando chicos y morimos por los elefantes, las jirafas, los hipopótamos… Bueno, nos engañaron. Porque nos hicieron pensar que los animales eran felices, que los cuidaban y que lo que hacíamos nosotros estaba bien, cuando en realidad con el pago de las entradas fomentábamos su caza y limpiábamos los ‘desechos’ de muchos (Mika) ”
“También soy vegana –adhiere Melina–. A medida que aprendí y me informé sobre los animales, se fue dando. Pero ojo, tampoco soy una fundamentalista. Para el caso, sé que en un mundo ideal no deberían existir los refugios de animales. Sin embargo, como no estamos justamente en un mundo ideal, si hacen las cosas bien dichos refugios, en estas épocas delicadas colaboran una barbaridad”.
Mika: Los cambios requieren tiempo. Las marcas internacionales ya tienen una estrategia más convincente, dejando de matar animales. Nunca debió pasar, pero pasó, y hoy matarlos para hacer prendas ya es vintage. Pero también necesitamos que, como en otros países, el resto de las empresas empiecen a dejar mensajes claros y acerquen alternativas de consumo. Necesitamos leyes políticas y gente eficiente a cargo. Y, obvio, necesitamos más personas con respeto y amor. Si me preguntás, esos serían los sueños que me gustaría ver concretados…
Melina: Los míos son un tanto utópicos: Que no haya más animales en la calle y la gente tome conciencia de que son seres vivos, al igual que vos, yo, nosotros, y merecen cuidado y encontrar un lugar feliz. Y de no ser así –porque no todos los animales se adaptan a un hogar–, que puedan vivir en buenas condiciones, sin que el ser humano los destrate, como suele pasar y vemos a diario.
Mika: Las redes sociales ayudan mucho a informar en la cuestión. A mí no me gustaban, por eso no muestro mi vida en ellas, pero desde que abrí una cuenta en Instagram se convirtió en una excelente plataforma para fomentar, colaborar y que se sepa que el maltrato animal debe ser penado. ¡No debe quedar en la nada, como suele ocurrir! Melina: Desde nuestro lugar podemos enseñarles a los más chiquitos, que son los que vienen ahora, sobre el cuidado y la consideración que los animales merecen. También, como venimos repitiendo, depende de varios factores que nos exceden. ¡Pero debemos intentarlo!
Mika: Bueno, en 2020 fue presentado un proyecto para que se enseñe sobre el derecho de los animales en las escuelas y,
“Hasta que los humanos toquemos fondo, no vamos a cambiar. Por eso, para poder llegar más rápidamente a más personas, son importantes los medios de comunicación. Lo lindo también se cuenta, lo bueno tiene valor. Eso es lo que tenemos que fomentar entre todos si deseamos generar cambios masivos. Para que las personas dejen de maltratar a los animales necesitamos la colaboración de todos, que nos involucremos ”
(Mika)
entre otras cosas, se tome conciencia de la responsabilidad que significa criarlos. Si prospera, deberíamos presentarnos para ser maestras en las materias ¿Tenencia responsable?, ¿o Educación ambiental? Eso, que en la escuela no se enseña, me gustaría que sí.
Melina: Si no te lo enseñan en tu casa, aunque sea que lo puedas aprender en el colegio. Lo importante es tener… ¡respeto por los animales!
Mika: Que ya es un montón. Y educar, además, explicando que los animales no son para deportes. Como ocurre con los caballos de tracción a sangre, algo que les es tan doloroso. Melina: Conozco y valoro la labor que se hace en el rescate de caballos, algo distinto a un cachorro: Son animales que, tirados, heridos, pesan 400 kilos. Una locura.
Mika: Sin querer ser fanáticos ni extremistas, convengamos en que no merecen ninguna clase de maltrato.
“Yo acercaría mensajes. Entre ellos, que para ayudar a los animales no es necesario estar bien económicamente: ¡No cuesta nada! Podemos ser voluntarios, ir a bañar a perritos, juntar donaciones, un montón de cosas. Y agregaría que nadie se obligue a ser perfecto ni a querer hacer todo. En este camino se aprende a diario. Para caminar la solidaridad sólo hay que tener el corazón fuerte y ganas de hacerlo ”
(Mika)
Melina: Nosotras debemos colaborar para que se deje de mirar hacia otro lado, como hablábamos antes. Eso ya sería grande. Es otra de las cosas que estaría bueno que, como amantes de los animales, dejáramos antes de partir.
Mika: Yo invito a las nuevas generaciones a que se apoyen en nosotras, a que cuenten con nuestra ayuda. Siento que cada vez somos más. No se necesita amar a los animales para respetarlos.
Melina: Es una obligación.
“Hay que apartar un poco el ego, que a veces nos consume como seres humanos –sostiene Melina a la hora del balance y el inicio de la despedida–. Me incluyo porque, en ocasiones, me resulta difícil dejar de lado lo que quisiera por el bien del animal. Pero es necesario y bueno aprender que ellos son parte de nuestra sociedad y tenemos la responsabilidad de protegerlos”, añade Lezcano, dándole la palabra a Mika: “Necesitamos seguir contagiando, unirnos, trabajar en equipo, con gente buena. Hablamos de los animales que comparten nuestra cotidianeidad y, además, de las especies salvajes que una vez rehabilitadas vuelven a su hábitat natural o van a santuarios. Ellas también merecen ser protegidas en sus lugares específicos”, subraya Prada antes de que las dos se inviten mutuamente a compartir unos últimos mensajes, “para quedar en sintonía hasta que volvamos a
“Mis sueños son un tanto utópicos: Que no haya más animales en la calle y la gente tome conciencia de que son seres vivos, al igual que vos, yo, nosotros, y merecen cuidado, amor y encontrar un lugar feliz. Y de no ser así –porque no todos los animales se adaptan a un hogar–, que puedan vivir en buenas condiciones, sin que el ser humano los destrate, como suele pasar y vemos a diario ” (Melina)
encontrarnos y hagamos algo juntas por los animales, cosa que inexorablemente sucederá...”.
Melina: Arrancá vos...
Mika: ¿Mis mensajes? Varios. Que se adopte a los animales más comunes, como perros, gatos y caballos (quien tenga campo), en lugar de comprarlos, porque si no se le cierra la puerta al animalito de la calle o del refugio. Que para ayudar no es necesario estar bien económicamente: ¡No cuesta nada! Podemos ser voluntarios, ir a bañar a perritos, juntar donaciones, un montón de cosas. Y agregaría que nadie se obligue a ser perfecto ni a querer hacer todo: En este camino
se aprende a diario. Para caminar la solidaridad sólo hay que tener el corazón fuerte y ganas de hacerlo. Melina: Mi sueño personal apunta a vivir en el campo con muchos animales. Y mi sueño en general, que no haya más de ellos en la calle. ¿Los tuyos?
Mika: Tener mi propia marca de alimento balanceado, para ayudar a los refugios que necesiten, y que existan hospitales veterinarios en todo el planeta. En cierta forma se relacionan a mi frase preferida, la del escritor francés Anatole Franse: “Hasta que no hayas amado a un animal una parte de tu alma estará dormida”… ¿Tu frase favorita?
Melina: “No hay perros malos, hay dueños boludos”. Mika: (Risas) Genial. Porque los animales son amor puro… Me gusta tu simpleza, tu actitud y tu calidez, Meli. Y me gustó conocerte. Sumás mucho ayudando a los animales. Creo que, si trabajamos todos juntos podemos lograr grandes cambios y mejorar sus vidas. Melina: Gracias. Siento lo mismo, Mika… ¿Y te puedo hacer una última pregunta?
Mika: ¡Por supuesto!
Melina: Hace un rato, cuando te consulté sobre el rescate que más te impactó, reconociste que aún hoy no olvidabas el olor a podrido de aquella perrita, pero no pudiste terminar porque te emocionaste: ¿Qué querías agregar cuando dijiste “como si se tratara de la otra cara de la moneda, tampoco olvido…”?
Mika: “… Sus ojitos mirándome”. Porque en ese momento, sabiendo que partía y había sufrido tanto, yo tan sólo necesitaba que supiera que cuando llegara el momento de despedirse, no se iba a morir sola (apenas logra terminar la frase). n