PURO ESTILO
Como todos los septiembres, hacemos un homenaje a esa máquina mágica que, además de registrar el tiempo, es mayoritariamente concebida como la “joya” masculina por excelencia. Una que muchos presumen como parte de su sentido de la elegancia o, simplemente, como un preciado objeto para legar a sus seres queridos. Quizá también como un guiño de identidad, de estatus o algo así. El hecho es que alrededor de los relojes existe una impresionante industria, con cientos de marcas y miles de variaciones tecnológicas y estéticas, cuya dimensión se puede palpar con mayor claridad en las ferias mundiales acerca del tema que se realizan todos los años. Y de ellas, la de Basilea, Suiza, es la más grande de todas. Por esa razón, en nuestro especial de relojería de este mes, publicamos las piezas más sobresalientes de esa reunión anual, junto con otras provenientes del igualmente prestigioso Salón de Ginebra, que se celebró a comienzos del año (página 58). A esa vitrina, le agregamos sendos artículos sobre las subastas benéficas –en las que participan las firmas relojeras con modelos extraordinarios que generan millones de dólares para los receptores de esa ayuda– (página 46) y también uno acerca de la celebración del único reloj de la historia que se ha mantenido en el mercado durante 100 años con los mismos atributos estéticos iniciales (página 54).
Sin embargo, aunque nuestro interés por los relojes es intenso y la pasión de nuestros lectores por ellos no es menor, igual sucede con la moda masculina, en la que GQ se ha destacado desde que nació como un guía imbatible. Motivo más que suficiente para estrenar nuestro ya tradicional especial de la edición mexicana dedicado a la sabiduría en el vestir, GQ Style, incluyéndolo por primera vez en nuestra edición para América Latina. Puro estilo por donde se mire.