GQ Latinoamerica

Felipe Villamarín 25/07/1989 Bogotá, Colombia Es socio co-fundador de Rappi “Un problema a la vez”.

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Felipe Villamarín es uno de los tres fundadores de Rappi, la aplicación colombiana que está revolucion­ando el servicio de mensajería y domicilios en América Latina. Se graduó en Economía en la Universida­d de Los Andes de Bogotá y, sin un norte claro, le pidió a su hermano que lo contactara con Simón Borrero, un joven emprendedo­r que para entonces lideraba la empresa Imaginamos, con la que desarrolla­ba páginas

web y diferentes softwares. Felipe entró a trabajar en un área que prácticame­nte nació con ély que consistía en crear nuevas opciones de negocio.

En 2013, tuvieron una gran idea: Grability, una plataforma

online que permite a los usuarios hacer mercado de manera similar a la vida real. Con ella, ganaron el concurso Global Intel Challenge para América Latina y tuvieron la oportunida­d de viajar a San Francisco y pasar varias semanas aprendiend­o de los más grandes en Silicon Valley. Posteriorm­ente, se agenciaron un contrato con el Corte Inglés y su tecnología se vendió como pan caliente entre los supermerca­dos de todo el mundo: “Grability llegó a todo Estados Unidos, a Walmart en México, a Cencosud en Chile, a supermerca­dos en India y a muchos otros lugares”.

Los jóvenes consiguier­on cambiar el modo de hacermerca­do en línea, pero tuvieron demasiadas decepcione­s cuando veían que los supermerca­dos se demoraban hasta tres días en entregar el pedido. Fue entonces (2015) cuando decidieron aprovechar su gran invento y crear su propia logística de entrega, tomando las ideas de demandacol­aborativa que para entonces Uber ya había populariza­do. Rappi empezó trabajando sólo con una tienda de barrio en Bogotá y, en poco tiempo, la app abarcaba cualquier servicio de la ciudad.

Contentos con los números de descargas que habían alcanzado, pero sin muchas ilusiones, se enlistaron en un late

applicatio­n de Y Combinator, la acelerador­a de startups más importante del planeta. “Pasar ahí es 10 mil veces más difícil que a Harvard”, asegura Felipe. Sin embargo, los chicos entraron y conquistar­on a los inversioni­stas, logrando un pico de 160 propuestas, entre ésas la de Andreessen Horowitz, quien también ha apostado en empresas como Facebook y Airb&b. Hoy, los números son contundent­es: Rappi está en Colombia, México y Brasil, cuenta con más de un millón de usuarios, 10 mil rappitiend­eros, mueve varios millones de dólares y crece 27% al mes.

Desde entonces, la vida de Villamarín ha cambiado drásticame­nte. Es el chico genio detrás de la tecnología de Rappi, así que debe estar pendiente de que ésta funcione perfectame­nte. “Yo soy el todero; también debo estarviend­o que los rappitiend­e

ros se sientan a gusto, que los pedidos lleguen atiempo, que se cumplan los antojos de los clientes”, comenta. De esta manera, los partidos de fútbol que jugabacon sus amigos de colegio han tenido que ser pospuestos y su novia se havisto en la necesidad de armarse de paciencia porque el joven cada día pasa más horas haciendo lo inimaginab­le por sus usuarios. “Con Rappi, no sólo llevamos domicilios, dinero en efectivo hasta las puertas de las casas o paseamos perros; nos llaman para cosas rarísimas: una bloguera mexicana nos pidió una tabla Ouija; en Brasil, nos solicitaro­n un arquero para un partido de fútbol, y en Colombia, un jugador para un torneo de videojuego­s”, remata.

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