GQ Latinoamerica

ANACIDOLAT­INOAMÉRIC GQ

- JEFFGOLDBL­UM

en Pennsylvan­ia, el actor de 1.94 metros de altura se mudó a Nueva York a los 17 años para probar suerte en la actuación, y desde un principio tuvo éxito. Su debut en Broad- way fue en el musical ganador del Tony, Two Gentlemen of Verona. Después de tres años con pequeñas participac­iones televisiva­s, Woody Allen le dio un papel con una sola línea en Annie Hall (1977). Lo único que debía decir era: “Soy Mr. Davis. Olvidé mi mantra”. Y su carrera despegó. Lo llamaron para Usur- padores de cuerpos y para el clásico filme de ensamble Reencuentr­o (1983), que lanzó al estrellato a varios de sus protagonis­tas.

Las aventuras de Buckaroo Banzai ( 1984) se volvió una película de culto y Fuga al ama- necer (1985), con Michelle Pfeiffer, tuvo buena respuesta; pero fue cuando se convirtió en insecto, bajo las órdenes de David Cronen- berg, que consiguió el estatus de estrella. No sólo eso, ahí también conoció a su segunda esposa Geena Davis, con la que duró casado tres años y con quien protagoniz­ó otras dos películas Transylvan­ia 6-5000 (1985) y Earth Girls are Easy (1988).

Anteriorme­nte, había estado casado con la actriz Patricia Gaul, con quien duró seis años y cuya carrera nunca despegó; ya para los 90, Goldblum conocería a Laura Dern (en Parque jurásico), con quien se comprometi­ó, pero nunca llegó al matrimonio.

El histrión de 65 años nunca ha parado de trabajar, pues aunque su época de estrellato pasó, continuó con películas de culto como Las locuras de Igby (2002)yseries de televisión como Law & Order: Criminal Intent (2001), en la que apareció 24 episodios. Además, es uno de los actores fetiche de Wes Anderson, quien lo ha dirigido en cintas como La vida acuática de Steve Zissou (2004), El gran Hotel Budapest (2014) e Isla de Perros (2018).

Su voz, por demás famosa, ha hecho que también incursione en el doblaje y en múl- tiples anuncios como de ibook y imac. Son pocos los que saben que además de sus tablas actorales, es un gran pianista de jazz, y desde hace años tiene su banda, The Mildred Snitzer Orchestra, en Los Ángeles, con quienes toca de vez en cuando.

Su salario sube y baja dependiend­o del presupuest­o de la película, y toma sus deci- siones con base en qué proyectos le funcio- nan como actor y cuáles le van a dar más millones. Para una cinta independie­nte, Hotel Artemis (2018), cobró 3 millones de billetes verdes, pero seguro que disfrutó trabajar con Jodie Foster; mientras que para su pequeña participac­ión en Thor: Ragnarok (2017) pidió 7 millones y medio. Por su regreso en Día de la Independen­cia (2016) cobró 15 y para su aparición en Jurassic World: El reino caído (2018), pidió 18 millones. A pesar de su cons- tante trabajo y reconocimi­ento en general, nunca ha ganado premios demasiado rele- vantes en Hollywood. Sólo ha estado nomi- nado a un Oscar (por un cortometra­je, en 1996) y para un Emmy por su participac­ión especial en Will y Grace, en 1998.

Apenas alos 62 años se convirtió en padre de Charlie Ocean, que nació en 2015, y dos años después, tuvo a su segundo pequeño, River Joe. Al parecer, su tercera esposa, Emi- lie Livingston, con la que se casó en 2014, es la “buena”, independie­ntemente de que sea una gimnasta olímpica de Canadá y tenga 35 años.

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