¿QUÉ MATÓ AL DJ AVICII?
El 20 de abril de este año, la noticia del suicidio del DJ sacudió al mundo de la música y al planeta entero. Ahora, William Ralston se encarga de revelar algunas pistas y elementos que llevaron al sueco a tomar esta decisión.
El talentoso músico sueco partió de este mundo a finales del pasado mes de abril. Innumerables interrogantes surgieron a raíz de su muerte. Tenemos para ti la historia que te ayudará acomprender mejor cómo fueron sus últimos días.
El11 de marzo de 2018, la asistente administrativa del Centro de Meditacióntrascendental, en Losángeles, respondió aunallamada telefónica. Del otro lado de la línea, una voz femenina que dijo ser el ama de llaves de alguien le pidió agendar un curso privado de meditación tan pronto fuera posible. El alumno sería un músico de 28 años de edad a quien llamó Tim y que “en verdad, deseaba aprender”, pero que lamentablemente no tenía tiempo de asistir al curso grupal de cuatro días que se impartiría en la sede de la organización, en Hollywood. La mujer insistía en que se trataba de un asunto urgente.
El centro normalmente no ofrece sesiones privadas porque les inte- resa destacar el valor del aprendizaje en grupos pequeños. Además, Erin Skipper, la altay extrovertida instructora, se mostraba reticente a impartir ese tipo de sesiones a alguien a quien no conocía.
“No me gustaba el hecho de que todo fuera con tanta premura, que quisiera aprender demasiado rápido”, recuerda. “La verdad es que yo prefería conocerlo antes”.
Erin quedó de iraconoceratim en su residenciadewest Hollywood. Le dijeron que era mejor que fuera por la mañana porque él reservaba las tardes para sus sesiones en el estudio de grabación. Ella acudió a la cita el 22 de marzo a las 11 a.m. En la casa –grande, espaciosa y moderna– vivían el músico y dos amigos suyos muy cercanos, con los cuales había crecido y que parecían muy preocupados por su bienestar. Tim parecía un hombre sano, aunque lucía muy cansado, como si tuviera muchas preocupaciones en la cabeza, pero su trato era amable, incluso dulce de carácter, y se mostraba muy agradecido de que Skipper se hubiera tomado el tiempo de ir avisitarlo. Él había estado leyendo sobre medita- ción trascendental y le hizo muchas preguntas acerca de la iluminación y los niveles elevados de conciencia, las cuales denotaban que com- prendía a fondo el tema.
“He trabajado con miles de personas y nadie me había preguntado este tipo de cosas de manera tan inmediata”, recuerda ella.
Tim también le dijo que había tratado de aprender de modo auto- didacta, pero con poco éxito. Erin trató de convencerlo de ser paciente y moderar sus expectativas. “Cuando pienso en ello, me doy cuenta de que en realidad yo tenía muy poca idea del dolor tan profundo que sentía, de su sufrimiento”.
Ella desconocía la identidad de Tim. No sabía que su nuevo alumno era Tim Bergling, mejor conocido como Avicii, uno de los DJS de música dance electrónica(edm, por sus siglas en inglés) más famosos del mundo. Erin y él charlaron un rato en privado y Bergling le explicó que deseaba alcanzar mayor claridad en su vida y desarrollar herramientas que le permitieran lidiar con un estado de ansiedad permanente. Incluso, le dijo que su trastorno era tan grave, que lo había orillado a beber en exceso y que eso le había ocasionado una pancreatitis aguda. Había recurrido a la mariguana con usos medicinales para tratar de disminuir el dolor. Ella le sugirió enfocarse en otro tipo de tratamientos, como grupos de apoyo y recuperación que le ayudaran a descubrir la raíz de su pro- blema, pero Tim fue muy contundente en afirmar que lo que quería era aprender a meditar.
“Él de verdad estaba pasando por un mal momento yyo quería ayudarlo con todo lo que estuviera a mi alcance”, dice Skipper. “Buscaba una solución rápida”.
El 25 de marzo, Erin volvió a la casa en cuestión para la primera clase de meditación. El curso consistía de cuatro sesiones y se llevó a cabo en el pequeño teatro de la mansión de Tim. Cadaclase tuvo unaduración de alrededor de dos horas, y antes de dar inicio a cada una de ellas, ambos, instructora y alumno, pasa- ban un rato juntos en un balcón desde el cual se tiene una excelente vista de Los Ángeles. Bergling parecía muy entusiasmado porque estaba seguro de que esta disciplina sería benéfica para su tra- bajo en el estudio,yle hacía a Erin muchas preguntas acerca de la iluminación y de cómo encontrar la “felicidad profunda”. Ambosseconectaron muy bien y empeza- ron a tener progresos constantes, con todo y que Bergling tenía algu- nos problemas para aceptar instrucciones que no estuvieran directamente en línea con lo que él había leído. El 28 de marzo, a medida que aumentaban su frustración e impaciencia, llegó un momento en el que Tim rompió en llanto.
“Soy muy sensible –explicó– y hay tantas cosas que me duelen profundamente”.
Erin detuvo un momento la clase para tratar de tranquilizarlo. También estaban ahí los dos amigos de Tim, quienes se mostraban preocupados, pero no había nada que pudie- ran hacer.
Esa fue la última sesión de meditación trascendental de Tim. El 8 de abril dejó Los Ángeles y no pudo –o no quiso– agendar otra clase antes de irse de la ciudad. Erin le reco- mendó descansary le dijo que si así lo deseaba, podían verse de nuevo cuando regresara, pero nunca fijaron una fecha. Erin volvió a escuchar su nombre hasta el 20 de abril, cuando oyó la noticia de que Tim Bergling –cuya identidad finalmente le quedó clara– se había quitado la vida mientras estaba de vacaciones en Muscat, Omán. Los titulares le dieron lavueltaal mundo y giraban en torno a una de las figuras más definitorias de la música pop contemporánea.
“Tengo la sensación de que pude haberlo ayudado aún más, aunque también siento, muy en el fondo de mi corazón, que él lo había estado considerando (el suicidio) desde hace tiempo”, dice ella. “Ahora que lo pienso, es probable que esto le haya pesado durante bastante tiempo”.
La muerte de Tim Bergling representó un
shock mucho más grande para el resto del mundo. ¿Cómo era posible que alguien tan exitoso quisiera dejar de vivir? Por años, dis- tintos medios habían reportado a detalle sus problemas de salud, antes de que fueran difundidos, el año pasado, por medio del documental
Avicii: True Stories. Este desgarrador filme muestra cómo la fama de Bergling fue creciendo como la espuma, y cómo de ello se desprendió una serie de conflictos al respecto de su vida bajo los reflectores, al grado de verse obligado a dejar de salir de gira durante 2016, con tan sólo 26 años de edad. Sin embargo, a pesar de lo terrible que podía ser verlo a veces –tanto por lo profundo del sufrimiento, como por la aparente ignorancia de quienes lo rodeaban–, los reportes daban la impresión de que Tim finalmente había tocado fondo y ahora estaba mucho mejor, saludable y en vías de recuperación. Su salida de este mundo no podía haber sido más sorpresiva.
Aún se desconoce qué fue exactamente lo que lo hizo llegar hasta ese punto. Ni siquiera está claro qué hacía en Muscat, aunque algunas fuentes sugieren que estaba pasando unos días en compañía de la fami- lia real de Omán, a quienes contaba entre sus amistades, y, al mismo tiempo, trabajaba de manera remota con su equipo de representantes para reclutar artistas que quisieran colaborar con él para sus siguientes proyectos musicales. Sin embargo, si sólo nos centramos en esos deta- lles, podríamos no percatarnos de algo mucho más grave: desde luego, el hecho de que Tim Bergling se haya quitado la vida es sumamente lamentable, pero es apenas un ejemplo extremo, de alto perfil, de un problema mucho más amplio, porque los padecimientos relacionados con la salud mental en el círculo de la música dance electrónica son más comunes de lo que cabría imaginar.
Bergling alcanzó lafamade manerainesperadacuando aún eramuy joven. Nació en Estocolmo, Suecia, en 1989, y pocos años más tarde, en 1996, empezó su experimentación musical. Pasaba incontables horas en su dormitorio, tratando de desarrollar un sonido propio, y al cabo de cierto tiempo, empezó a subir sus demos a varios foros online interac- tivos, entre ellos el de Lucas van Scheppingen, mejor conocido como Laidback Luke, un DJ danés.
“Yo lo acogí como mi protegido y él empezó a enviarme un montón de material”, recuerda van Scheppingen. “En un momento, incluso, le pregunté si no estaría descuidando otros aspectos de su vida”.
En menos de un 12 meses, Bergling había aterrizado un acuerdo para grabar con la casa productora Dejfitts Plays y firmado contrato con el promotor artístico Arash ‘Ash’ Pournouri, quien creía firmemente que podría impulsarlo hasta convertirlo en uno de los nombres más destellantes del universo de la música. En aquel entonces, Tim Bergling tenía tan sólo 17 años.
Los frutos de la labor de Pournouri no tardaron prácticamente nada en llegar. Empezaron a circular temas de manera anticipada, todos con melodías característicamente sencillas y estructura de cuatro acordes, lo que las convirtió en éxitos casi instantáneos. Muchas de estas piezas tempranas llevaban el crédito de Tim Bergling, Tim Berg (escrito, por cierto, como Tim/berg) o Tim Hangs; a la larga adoptó el alias de Avicii porque todos estos nombresyaestaban ocupados en Myspace. Lapalabra “avici” hace referencia al nivel más bajo del infierno según las creencias budistas y a él le gustó cómo sonaba, pero tuvo que agregarle otra “i” porque ese alias ya también estaba ocupado. De todos estos temas, el que mayor popularidad alcanzó fue “Seek Bromance”, que empezó a
“TENGO LA SENSACIÓN DE QUE PUDE HABERLO AYUDADO MÁS, AUNQUE TAMBIÉN SIENTO QUE ÉL LO HABÍA ESTADO CONSIDERANDO DESDE HACE TIEMPO”, LAMENTA ERIN SKIPPER, INSTRUCTORA DE MEDITACIÓN DE AVICII.
“SU PUESTA EN ÓRBITA FUE ATÓMICA. PARA ALGUIEN TAN JOVEN, SIN LA PROTECCIÓN NI LA ORIENTACIÓN ADECUADAS, ESTAS SON AGUAS DIFÍCILES DE NAVEGAR”, RECUERDA EL DJ Y LOCUTOR DE LA BBC, PETE TONG. UM_”.
difundirse en octubre de 2010 y llegó hasta el Top 20 en varios países europeos. Es un tema que conectaba a Bergling con la escena musical de house progresivo al otro lado del Atlántico.
Para entonces, Tim ya estaba saliendo de gira. En 2010, se presentó en la ciudad de Miami ante una audiencia reducida, pero sin casi levantar la vista siquiera: a todas luces, se notaba que estaba más acostumbrado al estudio que al escenario en vivo. A pesar de eso, sus presentaciones empezaron a ser cada vez más frecuentes y el público asistente más numeroso, y luego no dejó de andar de tour hasta que se retiró, más de media década después.
“Le7els”, que comenzó a escucharse en 2011, hizo que el nombre de Avicii fuera pronunciado cada vez con mayor familiaridad. Gracias a sus estribillos resonantes y sampleos de voz in crescendo, se considera una de las mejores canciones de EDM que se hayan grabado jamás, y, de hecho, llegó a las listas de los Top 10 en todo el planeta. Tim inició cobrando 250 mil dólares por presentación; la suya era una trayectoria extrema e inaudita.
Desde su explosivo nacimiento en la década de los 80, la EDM ha seguido vigente, sin embargo, a finales de los 90, el mundo fue testigo de un crossover con la cultura pop como nunca antes. David Guetta, Axwell, Ingrosso y algunos cuantos protagonistas más empezaron a aparecer cada vez más frecuentemente en las listas de popularidad. La escena de la música dance electrónica estaba en plena expansión y Tim Bergling formaba parte de la primera generación de músicos que encontrarían inspiración en esos nombres. Él estaba haciendo la música correcta y conociendo a la gente adecuada. “Su puesta en órbita fue atómica”, recuerda el DJ y locutor de la BBC, Pete Tong. “Literalmente, lo sacaron de su dormitorio y lo arrojaron a un mundo desconocido. Para alguien tan joven, sin la protección ni la orientación adecuadas, estas son aguas extremadamente difíciles de navegar”.
Bergling se presentabaen diferentes lugaresvariasveces alasemana, incluso, en ocasiones, hasta en dos ciudades distintas en la misma noche. Poco después de terminar su primera gira mundial, en 2011, comenzó a quejarse de lo apretado de su agenda y acordó con Ash que no llegaría a arreglos en los que se requiriera su presencia sin antes contar con un consentimiento suyo por escrito.
“Nosotros le hacíamos sugerenciasyle presentábamos lajustificación si acaso la necesitaba”, explica Pournouri, “pero a final de cuentas, era él quien decidía qué quería y qué no quería hacer”.
A pesar de lo mucho que Tim Bergling deseaba una vida normal, la verdad era que también quería agradar a los demás, siempre buscaba mantener a la gente contenta, ya fuera su equipo de trabajo o sus fans. Y también era ambicioso y terco, y no le daba la suficiente importancia a lo que su cuerpo podía soportar, así que no paró. Tampoco es que a nadie a su alrededor le interesara insistirle en que parara.
En enero de 2012,Tim tuvo que sertrasladado aun hospital en Nueva York, donde fue internado durante 11 días debido a un dolor abdominal que fue aumentando de intensidad gradualmente. El diagnóstico fue pancreatitis aguda, provocada por abuso en el consumo de alcohol, algo que quizá debió haberse visto venir, porque Bergling no mantenía en secreto el hecho de que solía tomar en exceso: “Uno vive prácticamente en una maleta mientras viaja por todo el mundo, y a donde llegues, hay alcohol a tu disposición; hasta se ve raro que no bebas”, le dijo en entrevista a GQ USA en 2013.
Salir de giray presentarse frente a miles de espectadores no era algo que un joven intro- vertido asumierade maneranatural, sobre todo cuando se hubierasentido mucho más cómodo haciendo música en la intimidad de su estu- dio. El alcohol se convirtió en un apoyo para él, algo que le ayudaba a superar la ansiedad, cadavez mayor, que venía adherida a su nuevo estilo de vida.
Un cuadro de pancreatitis exige que el paciente se abstenga en absoluto de beber alcohol, y durante algún tiempo, al menos redujo su consumo, pero lo que siguió cons- tante fue su agenda. Tan sólo en 2012, se presentó en escena- rios 200 veces. Para el lanzamiento de “Wake Me Up”, el sencillo con el que se promocio- naba su álbum debut,
True, estaba cotizán- dose en casi 750 mil dólares por show. Se presentó en más de 118 ocasiones en 2013, y en total habrá dado unos 800 conciertos en toda su vida, la mayoría entre 2011 y 2015. El número exacto es difícil de determinar, ya que su equipo no llevaba la cuenta de los conciertos a los que Bergling accedía sin consultarlos. Y de verdad, asusta pensar en el ritmo de trabajo que llevaba, pero esa fue la normalidad para él a lo largo de un lustro, durante el cual viajó por todo el globo, atravesando continentes y husos horarios, a menudo incluso sin saber dónde o ante quién se iba a presentar. Sin duda, no era algo sano ni sostenible.
En marzo de 2013, Tim tuvo que ser hos- pitalizado nuevamente, esta vez en Australia. Los médicos le recomendaban someterse a cirugía para extirpar la vesícula biliar, pero él prefirió simplemente trabajar a un ritmo no tan frenético desde su estudio. Empezó a decirle a la gente cercana a él que estaba “empezando a odiar todo esto de ser DJ”, como nos aseguró una de nuestras fuentes, y eso que este era un punto en el que él se defi- nía como “sano” y “estable”. La pancreatitis aguda finalmente lo había obligado a dejar el alcohol por completo, pero ahora se estaba volviendo adicto a los analgésicos. Ese verano salió de gira por Europa y en uno de sus viajes, estuvo en nueve diferentes países en 10 días, lo que ocasionó que su ansiedad se disparara. A pesar de eso, su agenda de presentaciones continuaba al máximo. “Uno podía notar de inmediato que esto era demasiado para él”, nos dice uno de nuestros informantes. “Era evidente que se estaba cayendo a pedazos, física y mentalmente”.
Al regresar a Los Ángeles, en agosto, Bergling estaba tratando de reducir su dependencia a los analgésicos. Su adicción física se había extendido al plano mental también, porque siempre estaba buscando formas de lidiar con lapresión que le imponíaviajar. Paraoctubre, parecía haberse librado de esa adicción, pero en marzo de recayó, cuando su vesícula y apéndice le provocaron un severo episodio poco antes de viajar a Miami para una serie de conciertos que, se suponía, serían espectaculares. Tuvo que cancelar su presentación ese año en el Ultra Music Festival para someterse a una cirugía de emergencia en la que le fueron extirpados ambos órganos y, posteriormente, para la etapa de recuperación, los médicos le recetaron Percocet, un analgésico a base de opio que genera una adicción terrible. No habían pasado ni dos semanas y ya estaba actuando nuevamente, en un estado de ansiedad total y como entre neblina debido al fármaco.
“Me estaban administrando una gran cantidad de medicamentos”, se le escucha decir en el documental, “y en todos los casos me decían: ‘Oh, está bien que te tomes esto porque no genera adicción’. El punto es que yo estaba consumiendo demasiadas píldoras que, supuestamente, no eran adictivas… pero que me hacían sentir mucho más ansioso”.
Unade las fuentes que consultamos cree que él se sentía“presionado” por su equipo paraquevolvieraalos escenarios lo antes posible, pero que en realidad todos los signos apuntaban claramente a que debía haberse tomado un tiempo para descansar. Tenía entonces apenas años.
Cuando reanudó sus giras, Tim Bergling era presa de las adiccio- nes. Uno de nuestros informantes asegura que necesitaba tiempo para liberarse de la dependencia a los medicamentos, pero no sólo no se le concedió, sino que se le instó a continuar con las intensas giras. Intentó sustituir todo lo que tomabapor Suboxone, un tratamiento paraladepen- dencia a los opioides, pero incluso a eso se hizo dependiente. En un acto de desesperación, viajó a Estocolmo para pasar un mes con su familia, pero no fue suficiente. Al regresar a Los Ángeles ese año (), cayó en una “espiral de autodestrucción”, como nos dijo una fuente, y se puso en contacto con varios médicos de Hollywood con quienes sabía que podía obtener recetas para medicamentos a base de opioides. “En ver- dad, necesitaba ayuda urgente”, aseguró alguien a quien consultamos. “Hubiera necesitado que lo internaran en una clínica de tratamiento de adicciones y que trabajaran con él díay noche”.
Pero todo continuó como de costumbre. Pournouri y su equipo siguieron agendándole presentaciones.
“Las cosas empezaron a ponerse peor, en lugar de mejorar”, dice alguien cercano a Tim. “Yo me la pasaba diciéndole que él llevaba ali- mentos a la mesa de los demás, pero que él mismo se estaba desmoro- nando. Uno escucha de tantos músicos que mueren jóvenes y yo sabía que esto podía pasarle a Tim si no iba a rehabilitación lo antes posible”.
En un momento dado, Berging acordó no aceptar presentaciones sin el consentimiento de la chica que entonces era su novia.
Su caída libre se aceleró en el ¤. Empezó a beber de nuevo y se embarcó en la gira Stories, que le obligaría a viajar por todo el mundo durante seis meses para cumplir con contratos de ¤ presentaciones en distintos lugares. Se cree que un especialista en el tratamiento de adicciones lo acompañó por algunos periodos, pero quienes lo vieron en aquel entonces se dieron cuenta de lo mal que estaba.
“Era claro que algo andaba muy mal”, dice Kaskade, un artista amigo suyo. “Se le veía demacrado, había perdido muchísimo peso”.
Van Scheppingen recuerda haberlo visto en agosto de ¤: “Lucía terrible, caminaba como zombie. Fue entonces que me di cuenta de que era muy posible que no lograra superar sus adicciones… (que) iba a ser el primer artista de música electrónica en unirse al tristemente famoso Club de los ¨, de músicos y estrellas de cine fallecidos a esa edad”.
Algunos meses después, Bergling publicó varias fotografías en redes sociales que le habían sido tomadas por periodistas de espectáculos: “Hermano, parece que envejeces ¤ años en tan sólo meses”, escribió una persona. “Busca ayuda”. No queda claro qué tantos opioides estaba consumiendo Tim en aquel entonces.
En marzo de ©, Avicii anunció en su sitio web que pensaba dejar las giras. Era algo necesario, pero muchos sentían que este era un paso que tendría que haber dado antes. Algunas fuentes cercanas aseguran que, en efecto, trató de relajar su ritmo de trabajo y en el documental se ve que intentó cancelar algunas presentaciones, lo que aparentemente perjudicó su relación con algunos de quienes lo rodeaban, porque no queda muy claro si estaban o no de acuerdo con esa decisión.
“Yo estaba encantado con la idea de que dejara de salir de tour”, dice
Kaskade. “Era lo que necesitaba”.
Yese sentimiento era compartido por muchas personas en la indus- tria musical. Poco después, dejó de trabajar con At Night Management, de Pournouri.
Todo mundo está de acuerdo en que los beneficios de esta decisión fueron muy profundos.
“Me siento más contento, mucho menos estresado de lo que me he sentido en mucho tiempo”, le dijo a la revista Billboard poco después de haber hecho el anuncio.
Entonces, se dedicó a viajar por el mundo y a hacer música. Las fotografías lo mostraban delgado, pero en mucha mejor forma. Todo apuntaba a que iba por buen camino rumbo a una rehabilitación total.
El DJ danés Tijs Michiel Verwest (Tiësto) cenó con Tim en el Waldorf Astoria de Beverly Hills el ¯ de septiembre del año pasado, y recuerda haberlo visto “sano” y “en un buen punto en su vida”. Bergling le contó que estaba iniciando una nueva relación con alguien, que trabajaba en su próximo álbum y que, tal vez, pensaría más adelante en realizar una serie de presentaciones.
“Se veía muy contento”, agrega Tiësto.
Entonces, ¿por qué tan sólo ocho semanas más adelante decidió quitarse la vida?
Ahora es obvio que no había resuelto sus problemas de salud men- tal, lo que quizá habría cabido esperar: la ansiedad y la depresión no desaparecen así tan fácil cuando uno se deshace de los estímulos que las originaron. Muchos piensan que Bergling debió haber ido a ver a un terapeuta para identificar la raíz de su ansiedad, y que sólo así podría haber pensado en algún día recuperarse por completo. Tiësto cree que vivir en una ciudad como Los Ángeles pudo haber sido un factor deter- minante: “L.A. es peligrosa porque encuentras a mucha gente que busca aprovecharse de ti”. También se considera que puede que Avicii se haya rodeado de gente que no necesariamente quería lo mejor para él y que lo incitara a moverse en ambientes que fomentaban sus adicciones. El año pasado, fue al festival de Burning Man, nos dice una fuente, “y ese definitivamente no es lugar para un alcohólico en rehabilitación”.
Un dato quizá revelador fue el hecho de que se le vio bebiendo, a bordo de un yate, el día anterior a su suicidio.
La muerte de Tim Bergling parte de un conjunto de circunstancias que parecen salidas de una novela. Era una persona que se recono- cía como introvertida y que no se sentía a gusto en entornos de clubes nocturnos o festivales, ya no se diga salir al escenario frente a miles de personas. Todavía era un chico fácilmente impresionable cuando fue a dar de lleno en un ambiente que pone a prueba, incluso, a los adultos
“UNO ESCUCHA DE TANTOS MÚSICOS QUE MUEREN JÓVENES Y YO SABÍA QUE ESTO PODÍA PASARLE A ÉL SI NO IBA A REHABILITACIÓN LO ANTES POSIBLE”, AFIRMA ALGUIEN CERCANO A AVICII.
más curtidos, y se le dio muy poco tiempo de adaptación.
“No puedo imaginarme la presión a la que se vio sometido”, dice Kaskade. “Esto me ha estado pasando a mí durante 25 años, pero Tim no tuvo tiempo para recalibrarse”.
¿Cómo es posible que alguien tan joven y tan inexperto le hiciera frente a semejante presión y se mantuviera firme ante todo un equipo, muchos de cuyos miembros dependían de que él fuera productivo para mantener su tren de vida?
También llama la atención la poca protección con la que contaba. Bergling se encontraba rodeado de gente cuyo juicio estaba permeado por su necesidad económica.
“No tenía ningún tipo de protección”, dice Tiësto. “Nadie lo cuidaba. Él debió haber tenido a alguien que estuviera pendiente de su salud, pero no tenía a nadie y él todavía no era lo suficientemente fuerte para hacerse cargo él solo”.
“Toda esta industria está diseñada para destruirte”, añade Kaskade. “Representantes, administradores patrimoniales, agentes, abogados; todos están presionándote paraque trabajes porque así es como se ganan la vida”, y añade: “No quería que nadie tuviera dificultades económicas por su culpa, así que aceptaba presentaciones, aunque había ocasiones en que no quería”.
Si pensamos en que los ingresos anuales de Tim Bergling eran del orden de los 20 millones de dólares, uno entiende el porqué de lo anterior.
En vista de su posición, es fácil señalar a Pournouri con dedo flamí- gero. Se dice que acaparaba alrededor del 50% de los créditos de Bergling por composición y producción, y un 20% adicional de sus ingresos por presentación, aunque él niega lo anterior.
“Jamás me apropié del 50% de los créditos de Tim como compo- sitor. Sólo se me pagaba un margen por las canciones que yo coes- cribí y coproduje”, le aseguró a GQ en entrevista. “Además de eso, sí le cobré un 20% por presentación, lo que es el estándar en el medio, aunque el trabajo que yo realicé para él estaba muy por encima de los niveles de un representante artístico. Y, aparte, yo cubría mis propios gastos adicionales, así que mi ganancia era tan sólo una fracción de sus ingresos”.
Pournouri también era joven y estaba aprendiendo: descubrió a Ber- gling cuando tenía apenas 26 años y trataba de repartir su tiempo entre la facultad de derecho y la promoción de clubes nocturnos. Él también se vio sometido a una enorme presión para cumplir con los representantes de los artistas que se presentaban en vivo, para satisfacer a los fans, para hacer coincidir a agentes y promotores… Todos, obviamente, querían una tajada del pastel, pero lo que de manera individual puede ser racional, cuando se traslada al plano colectivo, es posible que signifique la ruina.
Pournouri accedió a conversar con GQ acerca del papel que desem- peñaba. En el documental, que resurgió luego de la muerte de Avicii, se le acusa de ser el verdadero responsable de la cada vez más frágil salud de Tim, y como consecuencia de ello se vio obligado a borrar todas sus cuentas de redes sociales. Él y su familia han sido objeto de ataques en Estocolmo, pero rechaza toda culpabilidad y alega que el largometraje está plagado de imprecisiones. Pournouri dice que la cinta se hizo des- pués de que él y Bergling habían decidido ponerle fin a su colaboración, y que, de hecho, mucho del material que contiene proviene de sus propios archivos, que él mismo compartió con Tim, porque era su cliente y era parte de la transición. Se defiende asegurando que nunca expresó su consentimiento para verse involucrado en dicha filmación, ni tampoco consintió en el uso del material en él contenido, mismo que, asevera, fue editado para hacerlo parecer un monstruo. La entrevista de Ash, por ejemplo, tuvo lugar en 2014, y en ella aparece él discutiendo con Bergling por cancelaciones de último minuto, le explica las consecuencias que eso tiene para los promotores, para los fans, para el staff, y le dice que no entiende las repercusiones financieras para tantas personas porque él jamás ha tenido un trabajo normal. Sin embargo, la escena fue recor- tada y editada para hacerla coincidir con un video posterior donde se ve a Bergling diciendo que siente que está a punto de morir. La implicación obvia es que a Pournouri le importaba más el dinero que el bienestar de Tim Bergling.
Ash estuvo de acuerdo en responder nuestras preguntas vía correo electrónico, y algunas personas cercanas a él nos dijeron que “estaba muy agradecido” por la oportunidad de “aclarar aquello de lo que tantos lo acusaban”. Esas mismas personas nos dijeron que Bergling hizo público este documental porque tenía miedo de que “Ash le contara a todo el mundo lo que en realidad ocurríaentre bambalinas”. alguien me comenta que la relación entre ellos se fue deteriorando porque Pournouri insistía en “eliminar todas las influencias negativas” alrededor de Tim, y él, en respuesta, empezó a desconocer la autoridad de Arash, quien, a la larga, prefirió dar por terminada la relación de trabajo. Y mi fuente agrega:
“Cuandoash cancelaba tours y presentaciones, Bergling encontraba la manera de aceptarlos a sus espaldas, y entonces Pournouri le decía que ya no podía seguir haciendo eso. Lo que él pensaba era que Tim se estaba autodestruyendo. Y Avicii lo sabía, pero a su alrededor había gente que lo mal aconsejaba porque si él no seguía trabajando, ellos no ganaban dinero”.
Ash admite haber estado al tanto de la ansiedad de Bergling, pero se rehúsa a aceptar que era un problema de salud mental. Él dice que Tim tenía el “don de la sensibilidad”, que le permitía “conectar puntos más allá de lo que para los demás era obvio”. Sin embargo, Pournouri asegura que este don tenía también un lado oscuro, que era que Bergling se obsesionaba por ciertas cosas y “se estresaba demasiado por asuntos insignificantes”. también aseveraque los mayores conflictos eran aquellos acerca de los cuales Tim sabía poco o nada, y que a Ash y su equipo “se les mantenía en la oscuridad” al respecto de un montón de cosas, entre ellas, la dependencia de Bergling al alcohol y a los analgésicos. “Yo me sentía extremadamente frustrado con la gente a su alrededor que creía que lo iban a mantener a salvo si nos ocultaban la verdad acerca de lo mal que estaba, y que pensaban que esos eran asuntos privados de los que nosotros no teníamos por qué estar enterados”, dice.
De lo anterior se deduce que era Bergling quien siempre estaba buscando trabajar más, y que había miembros de su familia y amigos cercanos que lo impulsaban en ese sentido, porque algunos de ellos recibían una paga (algunos se reunían con él en su casa de Los Ángeles), y también ciertos integrantes de su equipo de trabajo. Alguien nos dice que parte de las motivaciones de Tim provenían del temor de dejar de gustarle a sus fans; era muy sensible a la “inundación de correos de odio” que recibía cada vez que cancelaba alguna presentación.
Pournouri señala que se enteró de que Bergling era adicto a los analgésicos hasta noviembre de 2014. Dice que fue cuando insistió en llevar a cabo las primeras dos intervenciones y acordó con Bergling en reagendar todas las fechas próximas para que él pudiera recuperarse en Estocolmo, pero que Tim rompió el acuerdo, compró su propio billete de regreso y se fue. Había llegado a un punto en el que su estado de salud era
tan malo, que Ash Pournouri a menudo debía cancelar conciertos, cosa que él respalda con una lista de las presentaciones no llevadas a cabo a lo largo de 2013, 2014 y 2015. Ash se había dado cuenta, desde hacía tiempo, de que su cliente tenía problemas con su ingesta de alcohol, así que optó por “revisar las cláusulas del contrato que tenían que ver con el consumo de licores, prohibirles terminantemente a los promotores que le ofrecieran bebidas de este tipo, eliminar todo rastro de alcohol del minibar y suplicarle que pusiera todo su esfuerzo en recuperarse. Sin embargo, sus problemas se agravaron porque no tenía quien lo vigilara”. Pournouri dice que canceló dos tours mundiales en contra de los deseos de Tim y afirma que eso significó renunciar a un ingreso calculado en 4.9 millones de dólares, sumado a 2 millones más por concepto de gastos.
Lasegundaintervención tuvo lugar afinales delverano de 2015,yesta vez se realizó con la participación de todo el equipo. Debido a este ejer- cicio, Bergling accedió a pasar varios meses en una clínica de rehabilitación.ash dice que le prohibió atim aceptar presentaciones sin antes consultarlo con él, pero en 2016 siguió programando fechas de shows, empezando por Ultra Music Festival, en Miami, en marzo.
“Este eraun problemayaconstante entre nosotros porque los agentes le hacían caso a él; lo consideraban como el que tenía la última palabra”, dice Pournouri. “Incluso entonces, yo traté de alcanzar un punto medio y le permití programar una presen- tación anónima en Estocolmo, sólo para que me demostrara que en efecto estaba listo. Él aceptó, pero canceló de último momento diciendo que no necesitaba demostrar nada yque estabaen mejorformaque nunca, pre- parado para volver a salir de gira. Obvia- mente, nada de eso está en el documental porque no corresponde con el ángulo que querían proyectar”.
Después del Ultra,ash comentaqueavi- cii empezó a cancelar sus propias presenta- cionesyaaceptar compensar atodos los que –aparte de Pournouri– se vieran afectados como consecuencia de ello. Aunque sus ingresos eran buenos como resultado de su colaboración con Bergling, Ash alega que era uno de los pocos que no dependían de él económicamente.
Son bien conocidos los riesgos inherentes a la carrera musical, y como ejemplos de los que cualquiera ha oído hablar están los casos de Jim Morrison, Jimi Hendrix, Kurt Cobain y Amy Winehouse, los cuales murieron a los 27 años de edad. Por otro lado, en menos de 12 meses, ha habido muchos otros que se han quitado lavida, víctimas de la ansiedad, la depresión o una fatal combinación de ambas: Chris Cornell, Ches- ter Bennington, Jonghyun y, más recientemente, Scott Hutchison, de la banda escocesa Frightened Rabbit. Y estos son sólo nombres de perso- nas famosas.
Kathryn Frazier, de la agencia Biz 3, es una influyente publicista musical. A lo largo de 26 años de carrera, ha fundado su propia agencia de relaciones públicas, un sello discográfico con el DJ y productor musical Skrillex, y trabajado con clientes como Daft Punk, Run The Jewels, J Cole, Migos, G-eazy y cientos de artistas más. Desde hace poco, después de ver cómo múltiples artistas con los que tiene contacto son presas de tras- tornos por ansiedad, depresión, adicciones y, a menudo, una mezcla de todas las anteriores, ha dedicado parte de su tiempo a capacitarse como
coach personal y profesional. “En los 26 años que llevo en la industria, me he enfrentado constantemente a la adicción, a la depresión, a la ansiedad y a muchas otras afecciones mentales”, explica. “Son fenómenos muy frecuentes y no enfermedades ‘raras’, como se piensa. A veces, incluso, diría que parecen parte de una epidemia”.
Se trata de una historia que ya hemos visto en muchas ocasiones antes. “La ansiedad y la depresión pueden no ser muy graves, pero sí prevalentes desde el principio, y tienden a exacerbarse debido a la fama, la presión y las expectativas”, dice Frazier. “En consecuencia, la gente que sufre estos padecimientos trata de amortiguarlos por medio del alcohol, las drogas, el sexo o todo junto”. Y añade, en un tono de urgen- cia: “A menudo, quienes viven con estos problemas están rodeados de gente que no tiene la capacidad para ayudarlos a salir de esa oscuridad”.
Vic Mensa, el talentoso rapero estadounidense, sabe esto de primera mano. Sus problemas mentales empezaron cuando tenía 15 años. Lo llevaron con un psiquiatra, pero poco después empezó a automedicarse. A medida que las presiones en su vida aumentaban, Mensa fue cayendo “más y más profundo” en el círculo vicioso de la adicción a las drogas. “Cuanto mayor era mi propio sentimiento de inconformidad con mi realidad, más dependía de esas sustancias para que me ayudaran a evadirme”.
Entre los fármacos que ingería diaria- mente había Lexapro, MDMA y Adderall, y lo que hacía era aspirarlos por la nariz. Su tolerancia se disparó de tal manera, que los medicamentos dejaron de hacerle efecto y llegó a pensar en el suicidio.
El álbum debut de Vic, The Autobiogra
phy (2017), es un testimonio de su lucha y marca un gran paso dentro de una comuni- dad rapera en la que las afecciones mentales desde hace mucho tiempo se consideran un signo de debilidad. Él nos cuenta que tuvo la inmensafortunade teneralagente adecuada alrededor suyo; ellos lo ayudaron a liberarse de las adicciones, pero aún hoy debe cui- darse mucho para preservar la cordura. “Es un asunto que requiere te involucres activa- mente”, nos revela. “Siyo no dedicaratiempo a cuidarme, volvería a caer en ello”.
A Frazier le preocupa la manera en que algunos equipos se ocupan de artistas que, como Mensa, atraviesan por estas difíciles circunstancias. “He visto grupos de trabajo que lo que hacen es empujar a sus artistas a embarcarse en giras inter- minables, a viajar, cuando sólo deberían buscar un tratamiento”, dice. “He conocido a muchos artistas casi completamente destruidos, a los que, a pesar de ello, hacen viajar de aquí para allá y después subir a un escenario; nadie cree que sea necesario detenerse, y es entonces cuando estas personas empiezan a morir”.
Esta clase de situaciones rara vez se abordan de modo directo u honesto. En el mundo de la música es difícil, incluso, definir qué es la adicción, porque el consumo de drogas es aceptado en lugarde castigarlo.
“El fenómeno de la adicción abunda precisamente donde la gente no considera que existe un problema de adicción”, concluye Frazier.
Mucho más grave resulta el hecho de que hay una falta crítica de información alrededor de la severidad de las enfermedades mentales (sobre todo en varones), amén de que en la actualidad, muchas pro- fesiones relacionadas con la producción artística no requiere estudios formales ni capacitación de ningún tipo. Esto resulta particularmente palpable en el caso de jóvenes de este rubro que empiezan a crear en sus dormitorios y de la noche a la mañana, se ven catapultados a una fama de dimensiones impensables.
Aluna Francis, conocida profesionalmente como la mitad del dúo inglés de música electrónica Aluna George, dice que “ha tenido que tra- bajarmuyduro paraconservarsu salud mental”. Explicaque amenudo ha sido “manipulada”paraaceptar presentaciones u otros compromisos: “La gente que hace eso es realmente buena para venderte la importancia de este siguiente gran proyecto”. Y añade que “el equipo que está detrás de
“NO PUEDO IMAGINARME LA PRESIÓN A LA QUE SE VIO SOMETIDO. ESTO ME HA ESTADO PASANDO A MÍ DURANTE 25 AÑOS, PERO TIM NO TUVO TIEMPO PARA RECALIBRARSE”, ASEGURA KASKADE.
ti basa su negocio en promover un producto, su negocio no está basado en ti como ser humano. Nadie de tu crew va a obtener un beneficio por ayudarte a cuidar tu salud”.
Mark Lawrence, CEO de la Asociación de Música Electrónica, men- ciona que la EDM necesita voltear a mirar a otras industrias cuando se trata de cuidar de sus DJS. “Si uno analiza lo que hacen en los ámbitos deportivos, o de neurociencias, o incluso en instituciones bancarias, puede ver que en estos sectores cuentan con redes de apoyo (llámense gerentes con capacitación apropiada, mentores, psicoterapeutas o médi- cos), así que ni siquiera tenemos que ir muy lejos para encontrar modelos a seguir para implementar la misma infraestructura”. Continúa diciendo que “laindustriamusical les ofrece montones de dineroyexcelentes opor- tunidades a los jóvenes talentos, y debemos estar conscientes de que, a veces, las cosas salen mal; hay que adoptar una actitud más responsable”.
Las afecciones mentales no son exclusivas de quienes han alcan- zado la fama. Un reciente estudio conducido por los investigadores Sally Gross y el Dr. George Musgrave para Help Musicians UK (HMUK), que es la organización de beneficencia para la música independiente más importante de Gran Bretaña, señala que quienes se dedican a este rubro podrían ser tres veces más propensos a sufrir de depresión, comparados con la población en general. Según Musgrave, la causa probable, que aplica para todos los músicos, es la constante “noción de precariedad” que llevan a cuestas. Él y Gross explican lo anterior dividiéndolo en tres componentes: el “estatus de trabajo”, el “estatus de medida” y el “esta- tus de relaciones”. Ambos investigadores creen que estas características aplican a diferentes artistas en diversas proporciones. Resulta que estas afecciones son peores en el caso de los DJS de músicadance electrónicaen virtud de que la falta de sueño y la interrupción de los ciclos circadianos, por ejemplo, son aplicables a los DJS de clubes nocturnos que trabajan toda la noche, y no tanto a músicos clásicos que hacen presentaciones a horas normales, durante la tarde. Moverse constantemente a través de zonas horarias, el consumo de alcohol y estimulantes, que con frecuencia se necesitan para ayudarles a los artistas a mantenerse despiertos, con- tribuyen a agravar el problema. Para rematar, están las redes sociales, que son en parte buenas y en parte malas, porque implican aceptación y afirmación, pero, al mismo tiempo, de ellas emanan críticas y escrutinio, y en consecuencia, hacen más profundos los conflictos tradicionales de todo músico: relaciones personales precarias debido a las constantes giras y una larga fila de vicios al alcance de la mano. Los DJS de EDM simplemente salen más a menudo de viaje y cuentan con una oferta de vicios mucho más amplia.
Katharina Blum es fiel testigo de lo anterior, ya que su pareja durante 10 años era el popular productor británico de drum and bass Robert Dic- keson, mejorconocido comoapex. Dickeson decidió suicidarse tomando una dosis letal de fármacos y alcohol a finales de septiembre del año pasado. Su historial de navegación reveló que durante los meses previos a su muerte había estado buscando asesoría en materia de enfermeda- des mentales.
Blum describe cómo fue que lavidaen laindustriamusical “fue arrin- conando a Dickeson hasta hundirlo en la inseguridad”. Ella nos explica que a su esposo le costaba mucho trabajo lidiar con la “inestable” natu- raleza de la vida dentro de este sector. La única manera que él encontró para apaciguar esas sensaciones fue “volcarse de cabeza” en su trabajo, hastaque prácticamente dejó de tenervidapropia. Como empezó atener dificultades financieras, su solución fue trabajar más arduamente, cosa que lo dejaba exhausto y también lo hacía sentirse “aislado” de sus ami- gos y familia. Blum añade que, a menudo, Dickeson “se sentía culpable” porque tenía que pedirles dinero prestado a miembros de su familia.
No es tan difícil ver el problema; otra cosa es dar con el remedio. Más de la mitad de quienes participaron en el estudio HMUK sostenían que existe una gran necesidad de contar con un servicio especializado en ayudar a quienes trabajan en la industria musical; hay muy pocos sectores con redes tan anodinas y de tan poca ayuda para quienes la hacen posible. En vista de estos resultados, HMUK lanzó Music Minds Matter, un servicio de apoyo en enfermedades mentales que funciona las 24 horas, los siete días de la semana, y que está a disposición de cualquiera que trabaje en la industria musical. Desde su lanzamiento, el 4 de diciembre de 2017, más de 250 personas han contactado el servicio. “Ya ha demostrado que te puede cambiar la vida”, dice Christine Brown, directora de asuntos externos del HMUK.
Sin embargo, esto es tan sólo una pieza del rompecabezas. “Constantemente, nos concentramos en los casos de personas famo- sas y pasamos por alto el hecho de que las enfermedades mentales son problemas comunes en toda la industria”.
Esto es lo que sabemos acerca de los últimos días de Tim Bergling. Al despegar su avión de Los Ángeles para dirigirse a Omán, el 8 de abril, le envió un mensaje a su exrepresentante, Ash Pournouri, para contarle de lo emocionado que estaba con sus proyectos musicales a futuro. También le dijo que esperaba pronto poder visitarlo en Estocolmo o, bien, recibirlo en Los Ángeles. Este intercambio tuvo lugar luego de un encuentro amediados de febrero, cuando convivieron “porhorasyhoras”, como recuerda Pournouri. “Fue como volver a ver a un pariente al que hace mucho no visitas”.
Fue la primera vez que ambos se conectaban en más de un año. Bergling llegó a Omán tras un intenso periodo de trabajo en estudio. Se hospedó en el lujoso Muscat Hills Resort cuyos directivos afirmaron, posteriormente, en una declaración, que “parecía de muy buen humor y estaba disfrutando de una estancia muy placentera”. También dijeron que “fue muy amistoso con todo el mundo”. Durante su estancia, prac- ticó kitesurfing, salió a hacer velerismo con sus amigos y aceptó tomarse fotos con sus fans. También estuvo platicando mucho con su equipo de representantes, sobre todo acerca de los artistas a los que le gustaría reclutar para los nuevos proyectos que estaba preparando.
La conversación continuó vía correo electrónico a lo largo de los siguientes días.
“Todos sus mensajes tenían un tono alegre”, dice Per Sundin, quien está al frente de Universal Music en Suecia.
También le pidió a Preetam Ghoshi, que trabaja en el hotel, que le recomendara los mejores sitios para visitar en Omán. “Yo le di toda la información que necesitaba. Es una lástima que no haya podido hacer todo lo que quería”, dice.
Se cree que el estado emocional y mental de Tim fue muy inestable durante su estancia. Hay testigos de que su familia se alarmó mucho en una ocasión en que habló con ellos por teléfono, y de hecho, uno de sus parientes viajó a Omán para acompañarlo, pero llegó demasiado tarde.
Bergling fuevisto por últimavez latarde del jueves, 19 de abril. Samiha Al Aboodi lo vio en el área de recepción del hotel.
“Estaba de muy buen humor, fue muy amable”, recuerda. “Se encon- traba en la recepción y yo me acerqué a preguntar si de verdad era él”.
Al día siguiente, se confirmó la muerte de Tim Bergling.