GQ Latinoamerica

EXTRAORDIN­ARIOS

De Colombia a Argentina, seis nombres que están cambiando el rumbo de América Latina desde sus trincheras.

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GUSTAVO SÁEZ CHILENO Chef

Si hiciéramos un mapa marcando los lugares por donde ha pasado Gustavo, el trazo estaría lleno de saltos. De Chile, donde estudió dos de los tres años de cocina, partió a trabajar a Bear Valley, en California. Luego volvió a su país natal para laborar en Boragó, junto a Rodolfo Guzmán, y fue allí donde comprendió que lo suyo eran los postres. Tras siete meses, partió a Girona, al Celler de Can Roca, con Jordi Roca a cargo del área dulce. Tras la práctica, se dirigió a São Paulo donde DOM y Clos de Tapas lo tuvieron en sus cocinas, hasta que llegó la posi- bilidad de regresar Chile, invitado por Kurt Sch- midt para trabajar en el premiado ‰‰. En ‹ŒŽ‘, recibió el premio al Mejor Pastelero de la región por el Latin America’s ”Œ Best. Actualment­e, se prepara para la Coupe du Monde de la Pâtis- serie que se celebra cada dos años en Lyon: todos los domingos se reúne con un equipo para trabajar hasta Ž‘ horas, tratando de repli- car las ŽŒ que dura la competenci­a en territorio francés. También estará como jurado en Bake

Off, el famoso programa de la BBC que tendrá su versión chilena a través de Chilevisió­n.

MAURO LIBERTELLA ARGENTINO Escritor

Cuando su padre murió, escribió su primer cuento. “Llegué a la conclusión de que se tenía que morir mi viejo para dejarme un espacio”, dice Mauro, uno de los “š‰ mejores escrito- res de ficción menores de œŒ años de Amé- rica Latina”, según Bogotá - (‹ŒŽŸ), un compilado de textos de autores jóvenes selec- cionado por el Hay Festival de Cartagena de Indias. Libertella nació en la Ciudad de México en Ž‰Ÿš, pero al año siguiente, su familia volvió a su lugar de origen, Buenos Aires. A los Ž‰, a la vez que cursaba la universida­d, comenzó a trabajar en una revista universita­ria y a publicar notas de periodismo cultural en medios loca- les. Su debut literario, Mi libro enterrado (Man- salva ‹ŒŽœ), es un relato visceral que narra la muerte de su padre y cómo transfigur­ó el dolor en un camino propio como escritor. El invierno

con mi generación (Random House ‹ŒŽ”), su segundo trabajo, aborda una etapa de su vida, entre los Ž‘ y los ‹š años, en la que consolidó su identidad junto a un grupo de amigos. Redactor en Ñ, la revista cultural del diario Clarín, divide su tiempo entre el periodismo y la ficción.

DIEGO CÉSPEDES CHILENO Cineasta

“Estoy muy interesado en el movimiento femi- nista, y aunque siento que no soy la persona apropiada para llevar la bandera, creo que todos podemos aportar de distintas maneras. Cuando llegué a la escuela de cine, conocí los trabajos de realizador­as como Pepa San Martín y Alicia Scherson, entre otras más. Empecé a empaparme de lo hecho por Lucrecia Martell y Claudia Llosa (directoras argentina y peruana, respectiva­mente), y su punto de vista me conectó”, nos dice el ganador de este año de la Selección Cinefundac­ión de Cannes. Diego creció rodeado de mujeres importante­s, cer- canas, un matriarcad­o. Sus historias siempre lo impactaron, como la de una amiga que se convirtió en la séptima esposa del polígamo Hugo Muñoz, apodado ‘El profeta de Peñalo- lén’, falso líder de una secta religiosa en Chile. Esto lo inspiró en su proyecto de tesis que luego se convertirí­a en El verano del león eléctrico, su primer corto y con el que conquistó el afamado festival francés. Actualment­e, Céspedes trabaja en su largometra­je debut, que aborda la llegada del VIH a su país.

JUAN M. LOPERA COLOMBIANO Entreprene­ur

Medellín en los años era una ciudad vio- lenta, y Bello, el barrio donde nació Juan Manuel, lo era aún más. A los  años, un maes- tro le regaló un computador y con él no sólo le salvó la vida a él, sino que también rescató a miles de niños de todo el mundo que hasta el día de hoy se han visto beneficiad­os por su trabajo. Lopera se volvió adicto a este gadget y en las madrugadas devoraba tutoriales. En poco tiempo, estaba diseñando apps para su colegio. Al graduarse, entró a estudiar ingenie- ría, pero dos semestres más tarde, se retiró por- que estaba listo para abrir su propia empresa. TOMI (primero se llamó Aulas Amigas) cum- plió apenas una década en el mercado y ya ha impactado a mil maestros. El año pasado, Juan fue elegido Innovador del Año por el MIT Technology Review gracias a que ha creado una tecnología de puntay a bajo costo para que los niños accedan a ella. Sus herramient­as van desde mesas interactiv­as, hasta el dispositiv­o que da nombre a la empresa y que convierte cualquier superficie en un tablero interactiv­o, incluso sin que se tenga acceso a Internet.

DANIEL GAMBOA COLOMBIANO Arquitecto y artista

Aunque estudió arquitectu­ra, su primer trabajo oficial fue como gerente de expansión de D, una cadena de supermerca­dos. Ese año, no pudo dedicarse alo que le agradaba, pero porfin logró darse los gustos de comer en restaurant­es y gastar dinero en las tiendas de ropa. Se aburrió de la vida ejecutiva, renunció y empezó a hacer arte. El Museo Nacional de Colombia fue el pri- mer cliente de su obra. Desde entonces, tres de sus fotografía­s forman parte de lasalamemo­riay Nación. Mochilaen manoyhacie­ndo magiacon el dinero que ganaba, empezó a sacarle prove- cho a cada milla que recorría. Hoy, ha logrado prestigio con las potentes imágenes y los relatos que publica. En marzo de  –, faltando sólo —– horas para el cierre de inscripcio­nes del concurso de arquitectu­ra Skycity Challenge en China, el cucuteño mandó su idea: una biblio- teca para niños cuyos estantes eran también muros para escalar. Entre — participan­tes, sólo š, incluido él, fueron elegidos. Actual- mente, es editor de la revista Imagen de Miami, tiene su programa de podcast para Bluradio Colombia y es CEO de la empresa china SCITY.

DIEGO SCHWARTZMA­N ARGENTINO Tenista

A sus œ años, Diego Schwartzma­n puede presumir ser el tenista número  dentro del

ranking mundial. ‘El Peque’, apodado así por su .¢– de estatura, se mueve con precisión en tierra de gigantes, y prueba de ello es la batalla que sostuvo frente a Rafael Nadal en junio pasado en cuartos de final de Roland Garros. Gracias a su velocidad de piernas, mente fría y capacidad para aguantar los bombazos del rival, logró estar un set arriba y con quiebre a favor en el segundo frente al genio español. Nacido en Buenos Aires, en el seno de una familia de clase media, a los siete años ya deslumbrab­a en el Club Náutico Hacoaj con esos reveses cruzados que hoy son su mejor arma. “Con el paso del tiempo fui detectando qué cosas me hacen bien dentro y fuera de la cancha”, dice Schwartz- man, quien se describe a sí mismo como un tipo que disfruta pasar el tiempo cerca de su familia y amigos, o practicand­o algún pasa- tiempo. “Sería muy conformist­a decir que ya toqué mi techo”, dice. “Uno nunca sabe hasta dónde puede llegar”.

“ESTOY MUY INTERESADO EN EL MOVIMIENTO FEMINISTA, Y AUNQUE SIENTO QUE NO SOY LA PERSONA APROPIADA PARA LLEVAR LA BANDERA, CREO QUE TODOS PODEMOS APORTAR DE DISTINTAS MANERAS...” —DIEGO CÉSPEDES

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Ilustració­n Alfonso de Anda
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