LOS TERRIBLES CONTRAS
1 TENER SEXO EN LA PLAYA SUELE SER ILEGAL
No importa qué tan virgen o remota sea una locación; es muy probable que tener sexo en un lugar público incurra en algún tipo de delito por exhibicionismo o faltas a la moral. Por eso, antes de pensar en con- sumar el acto en uno de estos sitios, lo ideal es informarse bien sobre las legislaciones vigentes. En México, por ejemplo, la playa de Zipolite, en Oaxaca, es conocida por ser abiertamente nudista, e incluso las autorida- des exhortan a la gente que busca llevar más allá sus desinhibiciones, a que vaya a zonas designadas como la Playa del Amor o La Gloria, donde el sexo en público es tolerado.
2 NO ES NI HIGIÉNICO NI ERÓTICO
A pesar de lo que nos podamos imaginar, la textura de la arena no está a nuestro favor —ni al de nuestros genitales— cuando le entramos de lleno a “ponerle” en la playa. Al final, son piedras pequeñitas rozando nues- tras áreas más delicadas. En una entrevista para un medio digital, la Dra. Jaydee Vila- Inkee, miembro de la Sociedad Obstétrica y Ginecológica de Filipinas (uno de los principa- les destinos turísticos sexuales en el mundo), declaró: “La arena en la boca y en las partes íntimas, así como su constante roce en esas zonas sensibles pueden atenuar la excitación sexual, eso sin contar que diminutos crustá- ceos pueden entrar ‘allí’ y causar toda clase de problemas”. Por si fuera poco, reportó que en el agua de mar y en la arena proliferan cepas de bacterias como los enterococos (responsables de infecciones del tracto urinario) y E. coli (que puede causar cólicos abdominales intensos, diarrea con sangre y vómitos). No, no suena nada sexy.
3 PUEDEN ACABAR EN YOUPORN O, PEOR AÚN, EN UN MEME A
veces, menospreciamos nuestros teléfonos inteligentes. Si lo pensamos, en un aparato relativamente pequeño, contamos con todas las herramientas para realizar una miniproducción cinematográ- fica. Bueno, al menos un muy buen video para compartir en Internet. La mala es que cada vez son más quienes recurren a estos dispositivos para acosar a las personas, así que nada garantiza que mientras están “echando pasión” en la playa, algún fisgón decida documentar el momento. También consideremos que muchos de estos sitios están siendo monitoreados por sistemas de circuito cerrado y hasta drones. Así que si no tienen muchas aspiraciones exhibicio- nistas o no están pensando en desarrollar una carrera a futuro como estrellas del cine porno, es mejor evitarlo.