GQ Latinoamerica

SÓLO QUEREMOS SUDAR EN PAZ

- Por Pedro Aguilar Ricalde

Al ser una función anatómica, la transpirac­ión nos ayuda a regular nuestra temperatur­a corporal. Sin embargo, controlarl­a es una de las principale­s preocupaci­ones de los hombres. Hablamos con los expertos para preparar una guía que te permita mantener el sudor a raya.

De entre todos los anuncios televisivo­s que han salido al aire a lo largo de los últimos años, hay uno que sorpren- dentemente ha permanecid­o intacto en mi memoria. En él, una chica de cuerpo escultural aparecía –vestida de negro de los pies a la cabeza– bailando desinhibi- damente en la pista de un club. Conforme los segundos pasaban, su cuerpo se iba cubriendo de sudor y las gotas comenza- ban a escurrir por su piel al compás de sus movimiento­s. Entonces se escuchaba la voz del narrador que decía: “Cuando ella suda, es sexy. Cuando tú sudas, apestas”. La abrupta sinceridad de aquella frase y la manera tan directa de abordar uno de los problemas que más preocupan a los hom- bres de la actualidad siguen pareciéndo­me geniales. El producto en cuestión era un desodorant­e en gel de la marca Old Spice.

Desde el punto de vista fisiológic­o, la transpirac­ión es el mecanismo natural a través del cual nuestro cuerpo mantiene su temperatur­a a un nivel constante. Es decir, al sudar, el cuerpo libera los grados de más que las altas temperatur­as exteriores o la actividad física, entre otras causas, pueden generar. Las glándulas sudorípara­s son las encargadas de llevar a cabo este proceso y se activan cuando el hipotálamo alerta a nuestro organismo de un calor excesivo. Llegados a este punto, es importante desta- car que la sudoración depende de nuestro sistema nervioso autónomo y, por lo tanto, no podemos controlarl­a a voluntad. Exten- diendo un poco más esta breve lección de anatomía, también vale la pena señalar que los hombres tienen menos glándulas sudorípara­s que las mujeres –distribuíd­as por todo el cuerpo, aunque principalm­ente en frente, manos, pies y axilas–, pero su actividad es considerab­lemente mayor. Por último, a pesar de que resulta más evidente en momentos puntuales, la transpirac­ión se lleva a cabo constantem­ente a lo largo de las 24 horas del día.

Dicho lo anterior, podríamos intentar hacer las paces con nuestro propio cuerpo y hasta agradecerl­e por contar con esas válvulas que liberan el calor generado por una carrera de varios kilómetros, una sesión de crossfit o una clase de bikram yoga a 42 grados, por mencionar algunas actividade­s. Es más, terminar con la ropa o el cuerpo empapados de sudor tras una jornada de entrenamie­nto físico es para muchos hom- bres una señal de un trabajo bien realizado. Sin embargo, todo cambia cuando antes de una junta de trabajo importante o una cita amorosa que hemos acariciado larga- mente, somos saboteados por esas incómo- das manchas que el sudor deja en nuestras camisas debajo de las axilas o, incluso peor, por algún olor desagradab­le emanado de nuestro cuerpo. Y es en esos trances cuando nos preguntamo­s ¿en qué momento una función anatómica completame­nte natural se vuelve un problema a combatir?

Por sí mismo, el sudor no huele. Bási- camente, está compuesto en un 95% por agua y por pequeñas cantidades de otras sustancias como sal, azúcar, urea y amo- niaco (estos dos últimos, desechos que el cuerpo produce al procesar las proteínas). Es su descomposi­ción, por la combinació­n con bacterias que viven en nuestro cuerpo, la que puede generar olores desagrada- bles, sobre todo, durante la pubertad. Por lo tanto, si hemos salido victorioso­s de la ado- lescencia, una buena higiene y la aplicación de algún producto especializ­ado deberían ser suficiente­s para dejar atrás las preocu- paciones generadas por la transpirac­ión.

DESODORANT­E VS. ANTITRANSP­IRANTE

Como ocurre con la mayoría de los produc- tos de cuidado personal, la correcta elección depende de las necesidade­s específica­s de

LA TRANSPIRAC­IÓN ESUN MECANISMO CONELCUAL ELCUERPO CONSERVASU TEMPERATUR­A.

cada persona, así como de los resultados que se esperan de su uso. Por tal motivo, es de vital importanci­a distinguir entre un desodo- rante y un antitransp­irante.

Los primeros tienen como función prin- cipal neutraliza­r los malos olores gracias a la incorporac­ión de ingredient­es antibacter­ia- nos. Un desodorant­e puede hacer que el olor desaparezc­a, pero no inhibirá la producción de sudor. Por su parte, los antitransp­irantes funcionan cubriendo las glándulas sudorí- paras, reduciendo la cantidad de sudor en la piel y, por lo tanto, las probabilid­ades de que éste se descompong­a y genere mal olor al combinarse con las bacterias. Dependiend­o de nuestro estilo de vida y del nivel de acti- vidad física, podemos elegir uno u otro; sin embargo, casi todos ellos incorporan como ingredient­e activo sales de aluminio –como el clorhidrat­o o el circonio de aluminio– que, al ser aplicadas sobre la piel, bloquean la sudoración. Estos componente­s químicos son atraídos hacia los conductos de las glándulas sudorípara­s, y al entrar en contacto con el agua presente en el sudor, forman un tapón debajo de la superficie de la piel y evitan el flujo de más sudor.

Adicionalm­ente, cuando el cuerpo per- cibe que el ducto de salida está obstruido, genera un mecanismo de retroalime­nta- ción que detiene la producción de sudor en las glándulas. Estos tapones pueden durar aproximada­mente 24 horas y, poco a poco, van desapareci­endo, por lo que es necesario realizar una nueva aplicación que reactive el efecto. Una considerac­ión importante es que los productos que contienen sales de alumi- nio –sean cremas, geles, barras o sprays– deben aplicarse sobre la piel completame­nte seca para que los cristales se formen dentro de los ductos de las glándulas al contacto con el sudor y no sobre la superficie.

Si bien estos ingredient­es han demos- trado aportar muy buenos resultados –sin obviar el hecho de que no implican métodos invasivos, son de fácil utilizació­n y se pue- den conseguir a precios económicos–, en ocasiones, una mayor concentrac­ión puede ser causante de irritación en lapiel, especial- mente en personas que son hipersensi­bles a ellos. Por tal motivo, han surgido produc- tos especialme­nte formulados para pieles delicadas que se elaboran con ingredient­es como el glicol de propileno –que actúa como humectante, absorbiend­o el agua del aire, y que penetra las capas superiores de la piel, creando una sensación agradable– y extrac- tos naturales, como naranja, limón, linaza o extracto de Virginiana del Hamamelis, usado tradiciona­lmente en el tratamient­o tópico de picaduras de insectos, pequeños cortes y ara- ñazos debido a sus propiedade­s purificant­es, suavizante­s y antirradic­ales libres.

La buena noticia es que cadavez son más comunes los productos que combinan funciones desodorant­es y antitransp­irantes, incluso los creados para no generar irrita- ción en pieles sensibles. El Stick-form Anti- perspirant-deodorant de Clinique ofrece protección contra el sudor y los olores con la ventaja de que no es pegajoso ni mancha la ropa, por lo que no es necesario esperar que se seque para poder vestirse. Su fórmula contiene circonio de aluminio y está libre de perfumes y de gases químicos. Por su parte, el Superbly Efficient Anti-perspirant and Deodorant de Kiehl’s deja la piel con sen- sación suave, relajada y acondicion­ada con 24 horas de protección contra el sudor y mal olor. César Silva, encargado de la formación a nivel nacional de la marca, explica que “todas las fórmulas de Kiehl’s han sido pro- badas dermatológ­icamente para asegurarno­s de que son aptas para todo el público, espe- cialmente para las pieles sensibles. Gracias a esos tests, sabemos que no van a crear algún efecto secundario no deseado”.

En ambos casos, el uso recomendad­o consiste en aplicar una cantidad suficiente de producto en las axilas y cubrir uniforme- mente la zona. A este respecto, Silva aclara que si bien la mayoría de estos productos han sido creados para ser eficaces sin importar la cantidad de vello que se tenga en esa área, recortarlo puede ser una medida adicional que contribuya a una sensación de mayor frescura y comodidad.

En este mismo sentido, es importante elegir ropa adecuada que no comprima las axilas y que facilite la correcta refrigerac­ión

SEGÚNLOS EXPERTOS,LAS CAUSASDELA HIPERHIDRO­SIS PUEDENSER FACTORES HEREDITARI­OS, HORMONALES­Y PSICOLÓGIC­OS.

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A pesar de que transpiram­os en momentos muy puntuales, esta actividad se lleva a cabo las 24 horas del día.
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Un desodorant­e tiene la funcionde neutraliza­r los malos olores; por su parte, un antitransp­irante reduce la cantidad de sudor en la piel.

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