¿SEXO EN L A P L A YA?
Aprovechamos la temporada para repasar los pros y contras del sexo en la playa.
Para muchas personas, el verano perdió el significado que le daban cuando eran pequeños. Solía ser la temporada de vacaciones por excelencia: dos meses de desquiciar a los padres en casa y orillarlos a tener que subir a la familia en un auto, autobús o avión para llevarla a un destino turístico, con el fin de apaciguar el exceso de energía. Hoy, para una gran parte de la fuerza de trabajo, esta temporada es sólo un recuerdo, pues sus respectivas obligaciones los mantienen atados a los confines de un escritorio.
Desde esa lúgubre prisión, la mente se desata en un vaivén de fantasías, anhelando regresar a ese estado único que sólo se consigue junto al mar. Además, con la edad adulta, las diferentes opciones de vacacionar en lugares tropicales traen con ellas una nueva tentación que, definitivamente, no se consideraba en la infancia: tener sexo en la playa.
Esta imagen es uno de los clichés más grandes que existen en la historia del cine. ¿Cuántas veces no nos hemos topado con una escena gloriosa de una pareja que sucumbe ante el deseo de follar bajo el atardecer, quedarse dormidos —tapados milagrosamente con un cobertor que traían con ellos—, despertar con el graznido de las gaviotas y echarse un segundo round?
Pero antes de aventurarse a emprender un episodio similar, les tenemos algunos puntos esenciales a considerar…