HÁBITOS ESCALOFRIANTES
Tras instaurarse como una de las franquicias más lucrativas de Hollywood, El conjuro expande su demoníaco universo hacia territorios realmente oscuros en La monja.
Lo que inició de manera fortuita con un pronuncia- miento de fe a las historias de casas embrujadas y posesiones, cinco años después, se ostenta como uno de los universos cinematográficos más sólidos y redituables. En muy poco tiempo, El conjuro (James Wan, ) pasó de serun efec- tivo relato de las investigacio- nes paranormales basadas en hechos reales, al modelo estrella de negocios con multimillona- rios ingresos y una ascendente ruta de expansión, donde lo mismo hay lugar para spin-offs, que para precuelas y secuelas.
La monja es apenas el quinto título de dicho cosmos sobre- natural, ocupado en contar el origen de la siniestra entidad de Valak, a quien vimos en El conjuro (James Wan, ) atemo- rizando al matrimonio Warren y, en Annabelle: La creación (David F. Sandberg, ), apoderándose de la escena posterior a los créditos fina- les que anunciaba su proyecto en solitario. Corin Hardy ( The Hallow, ) es el elegido para dirigir la perturbadora película realizada en Bucarest y Transil- vania, alrededor del supuesto suicidio de una religiosa durante su clausura monástica en . Taissa Farmiga y el mexicano Demián Bichir encabezan los sobresaltos con los respectivos roles de una joven novicia y un sacerdote, decididos a llegar a la raíz del secreto de la orden rumana que llevará al filo no sólo sus creencias, sino también sus vidas. Charlotte Hope, Ingrid Bisu, Jonas Bloquet y Bonnie Aarons (quien repite en el papel de la satánica monja) completan este duelo al interior de monas- terios, castillos y abadías, sigilo- samente protegidos entre tinie- blas por el ojo del cinefotógrafo Maxime Alejandre y la música original del compositor polaco Abel Korzeniowski ( A Single Man, Penny Dreadful, Nocturnal Animals). La cinta llega a carte- lera este mes. Recuérdalo por- que La Monja nunca perdona.