ARNOLD Y PATRICK SCHWARZENEGGER
SECRETOS Y CONFIDENCIAS DE UNA SAGA
MARCO ANTONIO SOLÍS EL BUKI" "EL REGGAETÓN NO PUEDE SER DURADERO"
Vivimos gracias a las redes sociales y al anonima- to que da estar siempre ocultos tras una pantalla; tiempos en los que los discursos de odio ocu- pan gran parte de las conversaciones que antes sólo podíamos tener cara a cara en los bares, frente a unas cervezas y después de una jornada laboral aterradora salvo que fueras una rica heredera con tienda de decoración o un inversor en valores se- guros como las armas. Los cuñados, esos seres maravillosos sin filtro que lo mismo se posicionaban en contra de cualquier iniciativa con sentido común (léase el cambio climático, las elecciones a la pre- sidencia o cualquier otra cosa que precisa de consenso y sosiego), han encontrado su meta en páginas de internet y captions de redes sociales que, una vez que han pasado el límite de lo gracioso (memes y similares), pueden escalarse hasta lo que cualquier juez calificaría como injurias, calumnias e incluso delitos de odio.
Lo peor de todo es que uno esperaría que estas conversaciones gruesas las tu- vieran sólo quienes en general carecen de opinión propia, cultura o maneras sociales, pero se da el caso de que muchos de nues- tros dirigentes, amparados en una falsa con- cepción del poder y la influencia, dan rienda
suelta a opiniones que si las manifestara al- guna de nuestras amistades, serían seguro objeto cuando menos de burla o de fran- ca censura. Recordemos las batallas que en Twitter ha dado el desmedido Donald Trump o las frases que Jair Bolsonaro suelta como perlas cada vez que tiene ocasión.
Afortunadamente, existe una corriente que es cada vez más popular y que consiste en retorcer, siguiendo las mismas reglas que condicionan el éxito en internet, esos exa- bruptos y hacerlos virales para arrojarlos a las masas y contrarrestar, en parte, los da- ños que esas frases ignominiosas pretenden hacer. Les propongo un ejercicio: busquen alguna idea que sepan que puede generar controversia o incluso una sonora polémi- ca (el racismo, la misoginia, la homofobia, el machismo…) y cópienla en su feed. Verán cómo en escasos segundos, sobre todo si sus seguidores trascienden más allá de su estricto ámbito familiar y de amistad (los cu- ñados, ay, nunca sabemos en qué categoría colocarlos), y verán cómo inmediatamente los trogloditas de la red empezarán a ma- nifestar una opinión que, en primer lugar, no ha sido solicitada, y que después irá es- calando en función de las ganas de debate estéril que se quiera mantener. Les aseguro que pueden pasar una tarde excelente des- cubriendo esos lugares oscuros que muchos de sus conocidos poseen y que en persona tendrían más cuidado de manifestar.
Recuerdo un antiguo debate sobre la corrección política que, supuestamente, de- bía imperar en determinados ámbitos edu- cativos, periodísticos o sociales. Llevándola incluso a extremos que a veces nos condu- cían al sonrojo. Pero hoy pareciera que los trolls de internet han descubierto una liber- tad vergonzante para expresar libremente todas las barbaridades que en persona no se atreven. Y alimentarla además con esas fan- tásticas teorías que son las fake news y de las que van de la mano. Pero, francamente, ¿hay algo más divertido que un cuñado en pleno alegato contra la extinción de las es- pecies y que cita un estudio de Monsanto?
Les propongo un ejercicio: busquen alguna idea que sepan puede generar controversia o incluso una sonora polémica y cópienla en su feed...