LLEGÓ EL GUASÓN
Emperador romano, un solitario hombre enamorado de algo parecido a Siri y un desalmado asesino a sueldo; un pelicular Jesús de Nazaret, el icónico cantante de música country Johnny Cash y, ahora, el Joker de Todd Phillips. Todos los personajes que Joaquin
Joaquin Phoenix llegará a las pantallas con el papel que todos queríamos verle: The Joker. Y, seguramente, será sorprendente.
Durante la promoción de la poderosa You Were Never Really Here (2017), Joaquin Phoenix visitó el set de Salon TV. Y a pe- sar de que, en un inicio, el actor se mostró un poco reacio a hacer una entrevista en vivo, pronto el periodista Andrew O’hehir rompió el hielo al decirle lo que muchos hemos pensado una y otra vez: “Eres uno de los actores que quiero ver, incluso aun- que no esté interesado en la película, por- que sé que vas a llevar la historia y al per- sonaje en cuestión a un lugar que uno no espera”. Esa descripción debería abrir toda biografía del histrión estadounidense que ahora halla en el emblemático personaje de cómics Joker, una oportunidad para hacernos olvidar lo que hayamos visto hasta ahora y hacerlo como sólo él sabe.
He was always really there
Es la noche del 25 de marzo de 2001. El Shrine Auditorium de Los Ángeles brilla gracias a la entrega número 73 de los Pre- mios Oscar. Fiel a los pronósticos, Gladia- dor arrasa con cuanta categoría se le pone enfrente. Llega el momento de la terna de Mejor Actor de Reparto, para la que el gran favorito es Joaquin Phoenix por su impe- cable trabajo como el calculador Commo- dus, líder del Imperio Romano en la fábula de Ridley Scott. Angelina Jolie sube al es- cenario para presentar al ganador. En la categoría también compite una naciente estrella de nombre Benicio del Toro. Todo indica que será un duelo a muerte entre ambos. La hija de Jon Voight abre el so- bre y la estatuilla dorada se le escapa de las manos a Phoenix. Casi dos décadas más tarde, el actor nacido en San Juan, Puerto Rico, ostenta tres nominaciones al premio de la Academia, un Globo de Oro, tres postulaciones al BAFTA y una victoria en el Festival de Cannes en 2017. Y aun- que ha asegurado que los galardones son algo que no le preocupa, esto es apenas una muestra de que Joaquin deja la piel en cada proyecto en el que se embarca.
Aunque muchos lo conocieron en los albores del siglo XXI gracias al papel del enemigo acérrimo de Russell Crowe, Phoenix comenzó su carrera durante la década de los 80, haciendo comerciales para la televisión y con participaciones en algunos programas para la pantalla chica, siempre guiado por su herma- no River. En 1995, llegó a sus manos el personaje de Jimmy Emmett en Todo por un sueño, donde compartió créditos con Nicole Kidman y Matt Dillon, y dos años después, se puso a las órdenes de Pat O’connor en Inventing the Abbotts. Luego de su momento dorado como emperador, el actor bien podría haber apostado por catapultarse como la supe- restrella que Hollywood estaba esperan- do y embarcarse en cuanto blockbuster lo convocara (las propuestas no le falta- ron); sin embargo, decidió construir una carrera sólida, paso a paso, siempre eli- giendo muy bien cada uno de los roles.
“Lo primero fue la pérdida de peso; así empecé. Y resulta que eso impacta tu psicología, pues realmente comienzas a volverte loco”, reveló Phoenix en el Festival de Venecia.
I’m still here
El nuevo milenio trajo para Joaquin todo tipo de personajes: fue el hijo de Mel Gibson durante la invasión extraterrestre de Señales (2002), repitió con Shyamalan en la fábula “de terror” The Village (2004), se enfundó las chaquetas de cuero para interpretar a Johnny Cash en Walk the Line (2005) y for- mó parte de un complejo cuarteto amoroso en Two Lovers (2008), siempre demostran- do lo que el periodista Andrew O’hehir le disparó a quemarropa en aquella entrevista de 2017: él tiene la habilidad (y las tablas) de tomar cualquier rol y llevarlo más allá de la frontera de lo “bien hecho”.
De 2008 a 2012, sobrevino un bache creativo que finalizó con una de sus me- jores actuaciones a la fecha: The Master, bajo las órdenes de Paul Thomas Ander- son. Y fue precisamente a partir de este punto que su carrera tomó un segundo aire, una etapa que nos ha entregado lo mejor de él.
The Immigrant (2013), Her (2013), Inherent Vice (2014), Don’t Worry, He Won’t Get Far on Foot
(2018) y María Magdalena (2018) son los títulos en los que ha dejado muestra de que, si algo lo hace, lo hace siempre a su manera. “Llega un punto del rodaje en el que dejas de pensar que eres otra persona o que estás interpretando un papel”, dijo en entrevista a Salon respecto a su méto- do de actuación. “En esta materia, trato de no seguir reglas o no establecerlas. No me pongo a pensar qué haría o dejaría de ha- cer mi personaje, porque creo que todo es posible. El proceso de la actuación, que ho- nestamente aún no termino de comprender, tiene que ver con muchas más personas que conmigo: el crew, los otros actores, el direc- tor… Quienes tienen un impacto en mi rol. Así que es todo un proceso que no entiendo y sinceramente no quiero entender”.
Y cuando parecía que habíamos visto todo de Joaquin Phoenix, llega el Joker de Todd Phillips. Aquí podríamos entablarnos en un eterno debate sobre si su traba- jo será mejor que el que entregó el desa- parecido Heath Ledger en El caballero de la noche (2008) o si será tan entrañable como el de Jack Nicholson en Batman (1989); pero, como alguna vez el propio actor dijo cuando al- guien intentó equipa- rar You Were Never Really Here (2017) con Taxi Driver (1976): “No es justo comparar dos trabajos”. Más allá de entregarnos un per- sonaje cliché y cari- caturizado, Joker nos presenta un humano complejo y atormen- tado, un villano con- vertido en criminal por sus circunstancias y no por gusto. “Tenía mu- cho miedo, sí… Aunque pienso que hay miedo motivador y debili- tador. Está ese tipo de temor por el que no puedes dar ni un maldito paso, pero tam- bién aquel en el que dices: ‘Muy bien, ¿qué hacemos?’. Y entonces, cavas más y más profundo. Me gusta esa clase de miedo, el que te guía, el que te hace trabajar más fuerte”, reveló a Total Film.
A su paso por el Festival de Cine de Venecia, la cinta de Phillips se alzó con el León de Oro a Mejor Película y el trabajo de Phoenix recibió una ovación de siete minu- tos. Y aunque a Joaquin no le gusta pensar en los premios, quizá ésta sea la ocasión en la que llegue la estatuilla que la Academia le ha negado desde hace varios años. No sabemos si suba al podio en 2020, pero de lo que estamos seguros es de que, como en todos los proyectos, el histrión llevará al personaje del Guasón más allá y lo hará a su manera. Y ya con eso tiene garantizada nuestra entrada al cine.