SÍ, SIEMPRE TENDREMOS PARÍS
Opulencia contemporánea en el hotel que ofrece las vistas más espectaculares de la Ciudad Luz.
Le Meurice puede presumir de ser un hotel de tradición y lujo, pero lo que los huéspedes repiten una y otra vez tiene que ver con lo espectacular de sus terrazas. Un punto de referen- cia en la capital francesa, ideal para una tarde de vinos.
Cada vez que viajas a París, todo lo que te espera es memorable; desde las selfies para impresionar, hasta las experiencias que vivirás durante sus noches, mismas que, probablemente, no confesarás fácilmente. Pero nada se acerca al ideal de perfección si el hotel que escojas no te ofrece algo especial. Ese es el caso de Le Meu- rice, París. Desde 1835, aquí se ha combinado la opulencia del siglo XVIII, con el sentido prácti- co y el confort. En nuestra era, y con lo esencial que es unir la tecnología a todo esto, el recinto se convierte también en un modelo de la hotele- ría contemporánea. Para probarlo, ahí están los nombres de artistas que han sido sus huéspedes a lo largo de su historia: Salvador Dalí, Pablo Pi- casso, Woody Allen y Jay-z. Ahí se vive algo es- pecial en cada una de sus instalaciones. Es como en el futbol: puedes ser un excelente jugador, pero te da mucho más crédito ser miembro de un gran equipo. Si te haces parte de quienes van a Le Meurice, vives el lujo desde la perspectiva de tu creatividad.
Para que disfrutes aún más la postal de la histórica Ciudad Luz, 29 de las habitaciones y suites de Le Meurice han sido restauradas, con panorámicas al Jardín de las Tullerías, el Louvre, la Torre Eiffel, Notre Dame, Les Invalides, el Arco de Triunfo y muchas otras. Pero la más espec- tacular es la Belle Etoile Suite, que ocupa el es- pacio del penthouse y, con esa ubicación, regala una mirada de 360° que abarca toda París. No importa si eres o no admirador del interiorismo y el arte para que te percates del privilegio de es- tar rodeado de muebles únicos, obras de Carole Benzaken, y un área social y de cena que aloja a 10 comensales, además de un baño de mármol con vista al Sacré Coeur, en Montmartre.
El inmueble no deja nada al azar y su spa tiene propuestas pensadas especialmente para el hombre, con su oferta del ritual “Mr. M”, que tiene un extenso menú de masajes y tratamientos que vale la pena explorar con lo más efectivo en tecnología aplicada a la forma física. La gastronomía es excepcional, aun en París, donde es difícil competir en ese capítu- lo. Su restaurante principal, Le Meurice Alain Ducasse, es un ejemplo de cómo la alta coci- na se reinterpreta hasta un nivel capaz de ser premiada con dos estrellas Michelin, gracias al legendario Ducasse, un chef que ha hecho historia. Le Dalí es otra opción, dedicada a la cocina mediterránea, además de La Pâtisserie du Meurice par Cédric Grolet, una superexqui- sita pastelería, y el Bar 228, diseñado por Phi- lippe Starck y famoso por su menú de cocteles y por sus noches de jazz en vivo. Si quieres una sugerencia, prueba el Meurice Millennium, he- cho con Cointreau y champaña. Degustarlo va a explicarte muchas cosas y te redimensionará el lujo... Un viaje a la ciudad del amor siempre es especial, pero con Le Meurice París como anfi- triones, será perfecto.
Si te encuentras en Manhattan, quiere decir que no estás en unas vacaciones “para descansar” ni en un viaje de ne- gocios en el que te sentarás tranquilo a recibir a tus asociados. Por lo gene- ral, estar en el espacio más agitado del estado de Nueva York significa moverte todo el tiempo con una agenda que no desperdicia ni un minuto; así que alojarte en un hotel de Midtown es tu mejor opción. Súmale a eso que te gustaría experimen- tar la exclusividad brit que hallarías en un hotel de Londres... Para eso, una sugerencia que vas a agradecer es The Whitby Hotel.
Ubicado en la 5ta. Avenida y la calle 46, a sólo un par de cuadras de Central Park y rodeado de todo lo que la Gran Manzana ofrece; desde el inmueble puedes desplazarte a los mejores res- taurantes, tiendas y museos, además de estar en la vecindad de las oficinas centrales de muchas de las más importantes compañías que operan desde Nueva York hacia el resto del mundo. Pero el Whitby suma mucho más a la tremenda con- veniencia de su localización: es también un hos- pedaje diseñado para que te sientas cómodo en cualquiera de sus 86 habitaciones y suites, todas decoradas individualmente y muchas de ellas con terrazas y ventanales mirando a la ciudad.
La excelente ubicación es uno de los fuertes para
elegir The Whitby Hotel, pero hay mucho
más que eso: el lujo sobrio, el arte y el
confort.
Esto ya te dará una idea de que no estás en un recinto en el que cada recámara es igual a la de al lado, sino en uno con rincones únicos.
Con referencias evidentes al lujo británico que encontrarías en sus establecimientos her- manos de la marca de hospitalidad Firmdale Hotels, desde que llegas al lobby del Whitby, sabes con certeza que el arte y el interiorismo han sido cuidados a su expresión máxima, con piezas de decoración y mobiliario especiales y, sin excepción, con una historia que contar. Y no necesitas ser un experto ni gran fanático del arte para apreciarlo, ni para sentirte parte de una at- mósfera de la que eras parte, aunque no te hu- bieras enterado hasta ese momento.
The Whitby Bar and Restaurant va a dejarte satisfecho al desayunar, almorzar y cenar, ade- más de ser el sitio para un cóctel y un buen tra- go hasta el final del día, con un menú apto para todos los gustos, diseñado por el chef Anthony Paris, con ingredientes de estación. Para quienes no quieren romper su rutina wellness y necesi- tan quemar las calorías que inevitablemente se acumulan cuando estamos de viaje, el hotel tie- ne un gimnasio con las máquinas que requieres para ejercitarte. Si necesitas espacios para tus juntas o eventos mayores, la gente al servicio del lugar puede acomodarte en una de sus tres habitaciones para reuniones privadas o, inclu- so, en un teatro con espacio para 130 personas con todo el equipamiento tecnológico para una presentación exitosa. El Whitby Hotel te propor- ciona todo para andar con paso sólido en la gran urbe de Manhattan y, si te hospedas en él, ya empezaste muy bien.